Panorama desde el puente, de Arthur Miller, nos pone frente a situaciones en las que perdemos la capacidad de tomar decisiones que liberen nuestras ataduras. Esto fue lo que encontré en esta pieza, además de los temas del poder, el género, la marginación, las fronteras y los anhelos personales.
A pesar de que la estructura y desarrollo dramático corresponden al de una tragedia griega (contemporánea, sin duda), no es una tragedia clásica en la que todo terminaba en una catástrofe. Aquí y ahora, hay posibilidades para cambiar, gota a gota, los destinos que parecen manifiestos.
Es la historia de un hombre –Eddie Carbone–, una familia y una comunidad de trabajadores/estibadores de un enclave comercial en Red Hook, Brooklyn (Estados Unidos). Es un vecindario de migrantes sorteando las leyes antiinmigración, evadiendo a las autoridades y buscando obtener dinero para su supervivencia y la de su gente al otro lado del mar. Este barrio fue notorio por los conflictos entre sindicatos, empresas navieras, Policía y autoridades de comercio, debido a los trasiegos y mafias.
Por esto he querido desarrollar esta historia desde el encierro, desde el trabajo y desde la intratable vida familiar. Unidos por la necesidad y en un ambiente sin naturaleza ni sol, los migrantes añoran la vida enriquecedora de una comunidad perdida.
Esta pieza presenta contundentemente la manera en que el sistema económico demarca nuestras vidas y la forma en que el sistema patriarcal opera como cáncer que no para de crecer y genera la muerte del huésped, un contagioso cáncer cultural que tanto hombres como mujeres perpetuamos por miedo, por aceptar ser víctimas, porque terminamos amando las cadenas. El conocido síndrome de Estocolmo me ha servido como punto de partida para el juego escénico y como provocación para los actores.
Tener en las manos esta pieza de Arthur Miller es como tener, tras un lente, una visión profunda sobre la naturaleza humana. Miller pone en frases del abogado Alfieri, ironías interesantes sobre cómo creemos ser más civilizados y contrapone estas ideas con las realidades en las que habitamos: prácticas de esclavitud solapada y ejercicio abusivo del poder de un padre de familia y líder entre los estibadores.
Quisiera que los espectadores se sentaran en el teatro y descubrieran ahí el combate que surge de la incapacidad de contener esos impulsos y condiciones que abusan de otras personas.
Si fuera una tragedia clásica, diríamos que el error del protagonista es su incapacidad para contenerse. Cuando el protagonista, quien moviliza el drama, no se detiene o no controla sus deseos, la comunidad entera se ve afectada. En la Antigüedad, los dramaturgos creaban plagas y gran miseria en Tebas; ahora, sabemos que vivimos la marginación, la xenofobia, y la violencia en las grandes urbes.
La intolerancia y el autoritarismo son dilemas contemporáneos que esperamos juzgar con el público, testigo de la violencia que todos dejamos crecer y que, a veces, como penitentes, nos asumimos como víctimas y dejamos correr, como dice Miller, “su inexorable cauce sangriento”.
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¿Qué cambiamos: las leyes comunitarias, las leyes estatales, las regulaciones mundiales, la ética personal…? Se abre un panorama de deseos, juegos de poder, prejuicios, abusos en una comunidad de trabajadores y en una joven mujer, quienes se preguntarán cuánto pueden aguantar.
Con este afán de experimentar la vida en un enclave, he querido poner la escena en medio del publico, acompañada de fragmentos de pensamientos ocultos, de sonoridades elocuentes, sugestivas y de gran fuerza, al mismo tiempo que jugamos entre el realismo y el simbolismo, dándoles a los actores oportunidad de experimentar con un lenguaje actoral más visceral que realista.
Miller y su vigencia
“Cada cierto tiempo se presenta algún caso especial… y cuando las partes me explican cuál es el problema, el viento llano de mi oficina se lava con el aroma verde de la marea, se esfuma el polvo de este aire y…”
Así explica el personaje Alfieri, el abogado, lo que significó conocer a Eddie y vivir con él la búsqueda de soluciones a su problema, “que no iba a desaparecer”. No solamente Alfieri, sino que todo el vecindario de Red Hook se vería involucrado y afectado por los deseos y las ansias del líder.
Con un lenguaje muy coloquial, contrastado con imágenes poéticas, Miller nos presenta un realismo casi de ensueño, en el que las acciones del personaje central lo llevan inexorablemente a su caída; lo vemos transitar sumido en su ceguera, su obstinación y su orgullo, sin notar sus propios errores (la hamartia que usaban los dramaturgos de la antigüedad griega en sus composiciones ).
Solamente el coro, en este caso el vecindario en Red Hook, sabe lo que realmente sucede, está atento y da señales de alerta. Es el coro el que lamenta la pérdida de los grandes seres humanos venidos a menos por sus propias fallas. El coro –o en nuestros días la comunidad– es testigo de la manipulación, la violencia, el abuso y calla, igual que hoy en día, ante el abuso del poder, la corrupción o los tributos excesivos.
Es una de esas piezas que presenta las profundas fuerzas humanas que movilizan a las personas hacia destinos que parecen infranqueables, por medio de temas relevantes para Costa Rica y el istmo centroamericano.
En el panorama que abre Miller se plantean estos temas:
- Comunidad sobre Estado
- Honor versus traición
La denuncia, que puede ser una herramienta de cohesión social ante la violencia y la delincuencia, también rompe las lealtades, la capacidad de empatía y de protección a otros seres humanos. ¿Qué es legal e ilegal cuando estamos hablando de respeto por las reglas comunitarias, cuando hablamos de reservar información importante? ¿Quién tiene derecho a señalar a otro ciudadano para que sea encarcelado o expulsado del país?
- Buenos anfitriones
- Los tiranos del mundo
La sobrina de Eddie ha vivido bajo este sistema desde niña y no conoce otra forma de ver las cosas hasta que encuentra a un joven inmigrante, diferente a los demás hombres de su entorno. Entonces, el panorama cambia, como sucede hoy sucede cuando abrimos los ojos hacia formas de vida más inclusivas y diversas.
La ingenua vida cotidiana de la muñeca/niña se desdibuja al descubrir también la difícil vida portuaria, los bajos salarios, el agotamientos, las prohibiciones, los secretos, los trasiegos, el “coyotaje” y la violencia intrafamiliar. Aspectos que discutimos diariamente en toda Centroamérica.
- Migración y dualidades
- “Toda la ley no está en un libro”
Es más importante ahora dialogar sobre la ética social y sus preceptos socioculturales como el de ser buen anfitrión, practicar el respeto, la solidaridad… y otras prácticas, a veces desconocidas, que no encontramos en los libros de la ley.
Historias y principios
Panorama desde el puente está contada desde la visión de alguien que está afuera del barrio. Como cuando tratamos de explicar los comportamientos de otros grupos humanos. Cuando contamos historias, marcamos principios.
La historia de Eddie Carbone no es solo la de un abusador o un hombre atormentado; se parece a la historia de esta región sumida en el servicio de tipo colonial, donde producir en grande y mercadear nos hace creer que vivimos bonanza y no en la realidad del despilfarro y consumismo.
Hasta que dejemos de ver la naturaleza como un recurso y la entendamos como un hogar; cuando dejemos de separar a los hombres de las mujeres; cuando respetemos (no toleremos) las diferencias, cuando la ciudadanía tenga derecho al trabajo y a la experiencia lúdica y expresiva, será el día en que veamos el florecimiento de experiencias sociales enriquecedoras.
La dignidad humana no es una simple idea, es una labor diaria que comienza por el impulso a las experiencias fraternales y solidarias. Sin duda, volver la vista a las enseñanzas de nuestros ancestros nos hará ver la autosatisfacción que está sostenida frágilmente sobre quienes solo tienen el trabajo y no tiempo para sí mismos.
Panorama desde el puente nos habla de la necesidad de borrar fronteras, de sanear los sistemas de producción y comercio, de abandonar los espacios sin derechos y frenar las actitudes y acciones de abuso a las personas.
Antecedentes y apuntes varios
Persecución. Arthur Miller investigaba temas de corrupción y asesinato de estibadores en los muelles de Brooklyn para crear un guion (The Hook) para una película con Elia Kazan. En esa época el senador Joseph McCarthy, a cargo del Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC, sus siglas en inglés), había iniciado una cacería de brujas contra artistas, intelectuales y académicos de perfiles, según el Gobierno, antinacionalistas.
Convocaron a Miller al HUAC al parecer, denunciado por Kazan, luego de que el guion cinematográfico terminara en manos del Federal Bureau of Investigation (FBI). Al dramaturgo lo tildaron de comunista, le retiraron su pasaporte y lo mantuvieron bajo investigación. También le pidieron que ofreciera nombres; Miller se negó a declarar. El proyecto y la amistad con Kazan terminaron.
Estas experiencias alimentaron la creación de dos grandes piezas dramáticas: The Crucible (El crisol), mal traducida como las Brujas de Salem, sobre la exacerbación de principios de identidad social y la locura que resulta de la persecución y manipulación social. Posteriormente, escribió A View from the Bridge (Panorama desde el puente), una historia de delaciones, lealtad, violencia y nuevas esclavitudes (género, inmigración y marginalidad).
Kazan, por su parte, recibió todo el apoyo de la industria cinematográfica y produjo On the Waterfont, con un nuevo guionista y otra visión sobre los hechos en los muelles.
Poca aceptación y cambio. La primera versión de Panorama desde el puente, la de 1955, se presentó en Broadway con poca aceptación. Luego, Arthur Miller emprendió una revisión de su pieza en “forma y estilo”, como él mismo expresó. En su revisión, él “quería escribir de un modo que se movilizaran las facultades de entender, además de las de sentir”.
La de Peter Brook. La versión que se ha usado para la traducción y la puesta en escena de esta pieza en Costa Rica es la que utilizó Peter Brook para el estreno del 11 de octubre de 1956, en el Watergate Theatre Club en Londres. Posteriormente, Miller comentó que la producción de Londres tenía algo que no tenían las estadounidenses: “El elenco inglés, acostumbrado a representar Shakespeare, podía incorporar la concepción de la pieza al estilo realista: se movían con holgura en actitud de estar en algo más-grande-que-la-vida, lo que la pieza demanda, sin esa incómoda conciencia de sí mismo (del actor), esa incierta elegancia que acosa a muchos actores sin entrenamiento de los clásicos”.
La traducción. La traducción (realizada por la propia directora), en un español coloquial regional, no busca imitar el lenguaje de italianos que usan de manera improvisada su conocimiento del inglés ni tampoco imitar las sonoridades en Brooklyn, sino que pretende traer al presente un lenguaje de uso común.
Funciones en el teatro
Panorama desde el puente se presenta de de jueves a sábado, a las 7:30 p. m., y los domingos a las 5 p. m., en el Teatro de la Aduana Alberto Cañas Escalante (ubicado en la Antigua Aduana). Precios: ¢5.000, general, y ¢2.500, estudiantes con carné y Ciudadanos de Oro; los jueves hay entradas 2 x 1. Reservaciones al número de teléfono 2257-8305. La temporada terminará el 28 de agosto.