Cardiólogos coinciden en siete prácticas que ayudan a evitar un accidente cerebrovascular, o derrame cerebral, una de las mayores complicaciones de salud y que causan discapacidades y muerte.
Esas medidas consisten en no fumar, caminar o hacer algo de actividad física al menos 30 minutos al día, y hacerse pruebas de colesterol y azúcar una vez al año después de cumplir 40 años. Las otras tres recomendaciones son medir la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la cintura.
“La prevención comienza desde que se es niño. En el caso del no fumado y del ejercicio físico eso debe estar presente desde que somos pequeños; si alguna vez no seguimos esto, nuestra salud sufre”, expresó el cardiólogo Ricardo Iglesias.
“Hay otras cosas que podemos implementar cuando ya somos adultos: en los casos de los hombres mayores de 35 años y de las mujeres mayores de 40, son los exámenes de azúcar y colesterol. Sin embargo, si hay antecedentes familiares es mejor comenzar antes”, agregó Iglesias.
Enfermedad de riesgo. Existen dos tipos de ataques cerebrales: el isquémico y el hemorrágico.
El isquémico se produce cuando una arteria o vena del cerebro se “bloquea” e impide el flujo de sangre a una parte del cerebro. Al cabo de unos minutos, las células empiezan a morir por falta de oxígeno y nutrientes. El 88% de los ataques cerebrales son de este tipo.
El derrame hemorrágico ocurre cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y sangra. Al producirse sangrado dentro del cerebro, las células no reciben oxígeno ni nutrientes. La presión en los tejidos circundantes aumenta y esto causa inflamación. El 12% de los infartos cerebrales son de este tipo.
En el 2012, el Centro Nacional de Rehabilitación hospitalizó a 181 personas por eventos cerebrovasculares y atendió a 322 pacientes en consulta externa por esta causa.