No piensan en el futuro, ni en los hijos, ni mucho menos en el matrimonio. Luego de flirtear en una fiesta, ‘pegarse los besos’ en el baño y dar luz verde para saltar a la cama, a Luciana y Pedro solo les importa una cosa: experimentar la pasión y la miel del momento.
En Viaje (2015) – nuevo filme de Paz Fábrega que se estrenó ayer en los cines ticos –, una relación sin ataduras tendrá su inicio chispeante en la capital, se calentará bajo las sabanas, pero atará lazos no pretendidos en el corazón del bosque guanacasteco.
Tras locos y divertidos diálogos, y luego de un combo de juguetonas caricias, las preguntas en el público brotan desde temprano: ¿Cuán liberador es no saberse ni el nombre del fortuito amante? ¿Puede nacer amor en tan poco tiempo? ¿Basta la pasión para olvidarlo todo y, simplemente, gozar del momento?
Derribados los prejuicios, las preocupaciones y también las inhibiciones del momento, Fábrega explora las relaciones humanas desde un punto de vista muy diferente a lo acostumbrado: en algo terriblemente casual.
“Como que las personas tienden a permitirse ser diferentes con ese tipo de relación. Sin ideas preconcebidas se acepta al otro, pues no existe un proyecto de vida. Eso quise retratar, pues dice muchas cosas de las relaciones humanas”, explicó la directora.
En blanco y negro, para que el verde del Parque Nacional Rincón de la Vieja no opaque el sentimiento boyante, los cuestionamientos personales de los protagonista y la conexión psicológica entre ambos desconocidos, la trama de la nueva película no precisa color para atrapar a la audiencia en su vorágine.
“La cinta es sobre personas y el blanco y negro resalta muy bien las caras y expresiones. Queríamos eso en primer plano”, indicó Fábrega.
Más allá de ese detalle, que se olvida al trascurrir el metraje, la fotografía de la cinta enmarca bien el punto de vista de los personajes, la música penetra en su descubrimiento interno y el simple pero original guion gusta y hasta crea algo de adicción.
“Es una maravillosa historia de amor (¿amor?) de chicos jóvenes. Suave y profunda… una película de sensaciones, de disfrutar imágenes, sonidos y deseos”, opinó María Lourdes Cortés, historiadora de cine y directora de del fondo Cinergia.
Así, en esencia, es Viaje , filme de 72 minutos de duración que viajará en abril al Festival de Cine de Tribeca y que protagoniza Fernando Bolaños, como Pedro, y Kattia González, como Luciana.
La aventura. Así arranca la historia: una típica fiesta de disfraces, ambientada en algún lugar de San José, marcará el primer encuentro de la pareja.
El segundo round, por su parte, será en las montañas.
“Luego de pasar la noche juntos, al día siguiente Pedro tiene que irse a trabajar. Luciana, a pesar de dudarlo un poco, decide acompañarlo en el viaje”, narró Fábrega.
Pedro, en el Parque Nacional Rincón de la Vieja, está efectuando un trabajo de campo para su tesis y es esencial que se traslade hacia el lugar.
Luciana sabe que ya pronto no se volverán a ver, por lo que decide irse con Pedro y aprovechar esos días juntos.
“Luciana pasó una noche muy agradable con Pedro y siente que debe conocerlo más. Siente que le gusta, se siente atraída y ella se está dando la oportunidad de conocer a alguien”, dijo Kattia González sobre su personaje.
Para González –quien ha participado en largometrajes como Imágina y Muñecas rusas –, el mayor atractivo de Viaje es que “es un filme fresco, que retrata un momento de la vida de estas personas con honestidad”.
“La gente de mi edad se siente identificada y la mayor siente nostalgia de algún momento de la vida”, agregó la actriz.
Para Bolaños, quien con filmes como Italia 90 y Princesas rojas ya se había estrenado en la pantalla grande , la cinta enfoca el tema de las relaciones de una manera muy distinta.
“Casi siempre, incluso en el extranjero, los enfoques sobre temas de pareja son los mismos y este es diferente, es más amplio. Ya lo verán”, expresó el actor.
Será en el Rincón de la Vieja, donde tal como lo dice Bolaños, las personas “verán” como se desarrolla una relación muy peculiar, intensa y destinada a morir en unas cuantas horas.
A diferencia de Agua fría de mar (2010), la ópera prima de Fábrega , Viaje es una película “tradicional” a nivel narrativo, pues carece de “capas de significado”. Es decir, no presta mucho espacio a las interpretaciones y simbolismos.
Eso no quiere decir que los elementos, fuera de los diálogos y las imágenes, no jueguen un papel de peso en la comunicación del drama. Por ejemplo, aunque no es personalizable, podríamos decir que la música es otro protagonista de la historia.
En los momentos de tensión, jugueteo romántico e impacto dramático, es donde la música, obra de A le Fernández , entra a decir las cosas que no se dicen.
“Llegamos a este resultado basándonos en emociones. Yo nunca había hecho música para una película, por lo que fue una experiencia muy chiva”, contó Fernández.
“Yo soy demasiado sensible. Me cuesta no llorar en las partes tristes de las películas. Viendo las escenas me iba llenando de melancolía y algo de romance, pues me conmovía esa pareja que está unida pero que de pronto se tambalea. De esta forma nació esto”, agregó el compositor.
Así lo reconoció la misma Fábrega, quien mencionó dos razones para el destaque de la banda sonora: los casi dos años que se llevaron elaborándola y la conexión emocional del compositor.
“La música, con el tiempo, creció con la película. La misma refuerza emociones que yo quería expresar con el filme y que Ale supo entender. Él es un artista muy emocional y la cinta también”, expresó la cineasta.
Como detalle anecdótico, Viaje es una película que se terminó de filmar hace tres años , pero que vio la luz hasta ayer debido a retrasos en la posproducción y dificultades personales de la directora.