Cate Blanchett es una gran actriz de cine. Mencionen cualquier película y estará así demostrado. Ahora, ella está por encima de sí misma con la interpretación que logra de la productora de noticias de la CBS, Mary Mapes.
La película respectiva se titula Conspiración y poder (2015) y se exhibe en un par de cines por ahí, ¡nada más! Incluso, en un cine se anuncia con otro título, el de Solo la verdad . Es como si este filme fuese boicoteado por los mismos empresarios que lo traen o lo exhiben.
Conspiración y poder es la primera película dirigida por el guionista James Vanderbilt.
Este logra un buen producto que –con más maña– pudo ser excelente, pero que siempre es de una sola pieza: sabe sugerir la verdad cuando no tiene la posibilidad política de decirla directamente.
La trama acaece por el 2004. Hay elecciones en Estados Unidos y George W. Bush aspira a un segundo mandato, luego de mentirle al mundo para estar en guerra contra Iraq y Afganistán.
Es cuando la productora de noticias de la CBS, Mary Mapes, y el presentador Dan Rather (Robert Redford) descubren los mecanismos con los cuales Bush pudo eludir la guerra de Vietnam. Es como soltar un huracán por ser tiempo de elecciones. Mary y Dan son acusados de servirle al candidato del Partido Demócrata.
De pronto, desde las sombras, surgen las dudas sobre la veracidad de la noticia. La señora Mapes debe echar mano a todo su oficio informativo porque, como por oficio de magia negra, de pronto son ella y su equipo periodístico quienes están en el banquillo de los acusados, ¡y con qué saña!
No hay duda que estos periodistas se han enfrentado a algo intocable, a intereses del todo poderosos. Es cuando la actriz Cate Blanchett comienza a crecer con su personaje, mientras Robert Redford es magnífico secundario. A cada minuto, uno se sorprende más y más de la elevada capacidad histriónica de la señora Blanchett.
El filme tiene alguna morosidad calculada para poder ir asimilando acontecimientos; sin embargo, la verdad, hay datos que lo agarran a uno desprevenido, sobre todo cuando se trata de nombres de políticos y militares, los cuales no están en el conocimiento de uno como espectador. Por eso, el filme va despacio.
De alguna manera, recordamos el estilo –dentro de estos temas– de directores como Sidney Lumet, Billy Wilder o Alan J. Pakula. Empero, por lo menos con este filme, es cierto que el director James Vanderbilt no muestra ardor para darle más intensidad al relato: uno se queda con el deseo de sacudirlo un poco más.
No solo director, sino también guionista del filme, tal vez Vanderbilt quiso darle un aire didáctico para mostrar esa “cacería de brujas” que sufren los periodistas si se enfrentan a cualquier sistema político corrupto (Bush ganó su reelección por poco al candidato demócrata John Kerry).
Debemos recomendar este filme, y verlo pronto, porque es posible que lo saquen en estos días de cartelera.