Majestuosa, visualmente majestuosa con una historia mínima, pero coherente, intensa y atractiva. ¿Cómo hace una película para ser tan demencial y, a la vez, tan lógica con su propuesta? Eso es lo bueno del llamado género fantástico cuando resulta bien trabajado, como lo hace el realizador australiano George Miller.
Miller salió del anonimato gracias a su trilogía fílmica con el antihéroe llamado Max Rockatansky (encarnado por el actor Mel Gibson), serie titulada Mad Max (1979, 1981 y 1985).
Ahora, dicho director vuelve sobre sus huellas con Mad Max: Furia en el camino (2015). En medio de una fantasiosa puesta escénica (maravillosa dirección de arte), se narra una historia cuya visión dura y transgresora se ubica luego de la destrucción de la humanidad, sobre sus residuos, cuando la esperanza ha sido opacada por extrañas tiranías.
Es un universo incoherente dentro de una historia narrada de manera coherente y muy bien estructurada según el proceso dramático de sus personajes. Pronto descubrimos que la belleza femenina es el extraño elemento sobre el cual giran los acontecimientos, más que el agua y la gasolina (por ejemplo).
En determinado punto de giro, esa belleza femenina asume un carácter luchador, incluso revolucionario, donde la mujer es esperanza no solo para su propia reivindicación, sino también para el logro de una sociedad más justa y equitativa: es cuando el mundo loco y distópico (futurista y anacrónico a la vez) asume una utopía.
Incluso, la presencia de la fuerza masculina reflejada en el personaje epónimo Max Rockatansky está al servicio del orden femenino, centrado por la figura icónica de la mujer llamada Furiosa.
Por eso, la actuación de Charlize Theron –como Furiosa– resulta mucho más destacable que la del propio Tom Hardy como Max; aparte de que la actriz Theron asume su papel con elegancia y fuerza, sinergia vehemente: ¡excelente ella!
La idea del argumento se concentra en un doble viaje: la salida del caos hacia un lugar utópico y un insospechado regreso. Es ir y volver, pero el filme no se repite, no tiene estilo redundante con la doble batalla de aliados contra adversarios.
Ciertamente, el filme peca por el uso excesivo de efectos visuales, o sea, cede ante ese fetichismo moderno: demasiada computadora, aunque algunos “trucos” lo dejan a uno con la boca abierta. Sin embargo, George Miller se las ingenia siempre para no perder el concepto temático dentro de ese apocalipsis.
Entre tanta audacia visual (eso sí, con responsable cuido por el encuadre), el filme tiene su creativa producción de ideas, por lo que los diálogos siempre son interesantes, pese a la menor cantidad de ellos.
Mad Max: Furia en el camino demuestra que el cine, manejado con inteligencia, es lo mejor para imaginar con imágenes. Para ello, es vital un montaje sabio como el que aquí se muestra, en juego cómplice con una buena fotografía. También la música es buena, aunque excesiva en cantidad (cuestión de cerrar los oídos por ratos).
Al final, nos queda el gozo de haber visto cine comercial solvente, pulcro en lo técnico y capaz de manejar conceptos valiosos (discurso solapado). De sutil humor, esta película debe verse en pantalla grande y es mejor que NO sea en 3D. Dense este placer.
Mad Max: Furia en el camino no se les debe quedar en el camino.
Ficha técnica
Mad Max: Furia en el camino
Australia, 2015
GÉNERO: Fantástico
DIRECCIÓN: George Miller
ELENCO: Tom Hardy, Charlize Theron
DURACIÓN: 120 minutos
CINES: Cinépolis, Citi, Cinemark, Nova, CCM