Para Alexandra Latishev, directora del cortometraje nacional Irene (2013), el placer femenino no debe depender de nadie, sino que debe construirse en cada mujer.
Con Irene , Latishev pretende reafirmar su tesis. Con su propuesta, ella ha logrado el reconocimiento de tres destacados festivales, en Costa Rica y en el extranjero.
La nueva producción, de 27 minutos, se coronó como el mejor cortometraje del Festival Shnit, del Festival de Cine Paz con la Tierra y, por último, del Festival de Cine Ícaro Centroamericano.
Irene cuenta la historia de Irene, una mujer de 23 años que trabaja en una fotocopiadora y es madre soltera. Vive con su hijo y su madre Dinia, quien es ultracontroladora.
“Esporádicamente tiene sexo con Marco, su compañero del trabajo, pero el sexo con él no le resulta interesante. Un día conoce a Diego, salen, pero ella se emborracha y la cita frustrada le genera a Irene una crisis relacionada con su sexualidad y su rol dentro de la maternidad”, detalla la sinopsis de la obra.
Para Liliana Biamonte, que encarna a Irene en el corto, el personaje sufre el drama “de una mujer que, desde adolescente, tuvo que dejar muchas cosas para mantener a su familia y a su hijo”.
“Dejó cosas típicas de esa edad, como salidas para divertirse, amigos y novios. Además, sacrificó elementos clave relacionados con su sexualidad”, afirma Biamonte.
En ese contexto, Irene comienza a romper con las represiones que la han mantenido atada, regresando psicológicamente a un estado donde encuentra alivio, su infancia.
Según Latishev, hiló la trama del corto basado en “teorías psicoanalíticas” y su propia visión de la sexualidad.
“En esencia, el tema trata sobre la sexualidad femenina, que no debe construirse a partir de otra persona, sino a partir de sí misma; es personal. Refuerza, además, que cuando el placer es bien concebido, esto se refleja en diferentes aspectos de la vida”, explicó Latishev.
En la trama, la relación entre Irene y su madre controladora, marcará derroteros importantes dentro del conflicto dramático.
“Algunas teorías psicoanalíticas dicen que si la relación con la madre no está solucionada, tampoco lo estará la sexualidad porque es una manera de quedarse encerrado en cierta etapa de su vida, de la infancia”, añadió la productora audiovisual.
El corto Irene fue filmado en tan solo siete días y fue la tesis de graduación de Latishev.
La producción se rodó en el centro de San José, Hatillo, Barrio México y Palmares. En ese último lugar, se utilizó un carrusel para filmar una de las escenas más llamativas y simbólicas de este trabajo audiovisual.
Nuevos desafíos. Buscando un galardón más, en diciembre, Irene competirá en el Festival de La Habana , dentro en la categoría oficial de cortometraje de ficción.
Además, Latishev busca nuevos espacios para exhibir su corto, más allá de la pantalla grande y de los tradicionales festivales.
“La idea es negociar esos espacios, fuera de los festivales, quizá algunas comunidades del país. Para mí, el tema se presta para que se forme conciencia en cierto tipo de población, para que el mensaje llegue más allá del medio audiovisual”, finalizó la cineasta.