El cineasta Jayro Bustamente habla con firmeza sobre el papel que ocupa su primer largometraje en la historia del cine.
Como el resto de la región centroamericana, Guatemala no cuenta con una industria de cine consolidada; por lo tanto, asumir el proyecto fue un riesgo de producción y un riesgo personal. La difusión de la cinta no tiene precedentes en Centroamérica, sobre todo, porque cuenta la historia de un grupo que, tradicionalmente, no ha tenido voz propia para hablar de sus problemas.
¿Cuál fue el primer contacto que tuvo con los cakchiqueles?
Mi madre se mudó a esa región cuando yo era un recién nacido. Vivimos en una comunidad en la cual el 80% de la población era maya, y la mayoría cakchiquel. Crecí entre esas dos culturas.
¿Cómo nació su interés por acercarse a esta historia?
Fue mi madre quien, gracias a su trabajo, conoció a María, la verdadera, y me la presentó. Mi madre llegó a esa comunidad haciendo campañas médicas para llevar la medicina occidental a los pueblos mayas.
La historia indígena siempre se cuenta desde un punto de vista ajeno. ¿Qué significa que una historia sobre los cakchiqueles haya alcanzado un récord de premios en la región?
Ahora mismo estoy dando un taller en la Universidad Nacional Autónoma de México sobre el cine “indígena” y es un término contra el cual lucho mucho, aunque entiendo la necesidad de tener una palabra para describirlo. Creo que cuando se nos permita contar historias sin definirlas por el pueblo de procedencia de los personajes habremos ganado mucho. En Guatemala, los mayas son la mayoría, así que no me extraña que una película que habla sobre la mayoría de la población represente al país en tantos festivales y premios.
Al igual que en Costa Rica, el cine guatemalteco es una industria en alumbramiento. ¿Cuáles fueron los obstáculos más importantes?
El financiamiento fue, sin duda, lo más difícil y riesgoso. La película se hizo gracias a un préstamo personal que, aunque para mí fue enorme y casi arruinador, no era mucho para la producción (total de la película), así que la generosidad del equipo entero fue primordial.
¿Cuál es el valor que tienen los 42 premios que ha recibido Ixcanul en estos dos años?
¡Ya llevamos 43! En primer lugar, creo que fue gracias a los premios que la película fue aceptada en Guatemala, ya que toca temas que la gente no quiere oír.
¿Cuál ha sido la recepción del éxito de Ixcanul? ¿Se vislumbra algún apoyo estatal o privado al cine guatemalteco?
Mucha gente ha estado trabajando para que algo concreto se cree en la región. Seguramente los éxitos empujan un poco. Pero, propiamente dicho, creo que no existe un proyecto que haya avanzado hasta ahora.
¿Cuál es el principal obstáculo para producir cine de calidad internacional?
El financiamiento, sin lugar a duda.
¿Cuál es el mejor estímulo que pueden recibir los cineastas para seguir contando historias circunscritas al contexto local?
Yo creo que el autor o director como tal debe contar las historias que le interesan y lo mueven. No sé si los resultados sean los mejores si se les encamina hacia temas que no sienten de verdad.
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