La película
El realizador Julio Hernández Cordón habló con
Una antropóloga me contrató para hacer un documental acerca de la tristeza y la organización de las mujeres indígenas que buscan a sus desaparecidos. Vi que sus hijos eran contemporáneos míos y eso me afectó bastante, porque me di cuenta de que en Guatemala la guerra no fue la misma para todos.
”El rodaje de ese documental fue muy intenso para mí: escuché cosas que me afectaron, comparé realidades y me cuestioné mi relación con mi familia. Me molestó el hecho de grabar a alguien e irme a dormir a mi casa y ver la tele, mientras a una persona en la noche se le aparecían sus demonios”.
La paternidad, el grabar o documentar la intimidad del otro y la relación que se genera cuando la cámara se apaga; la posguerra, el perdón y la venganza.
Porque fue mi excusa para contar una historia que no me corresponde: la historia de un hombre indígena en la posguerra. Lo más cómodo es retratar el espacio donde uno no ronda o se mueve. Quise evitar eso y comprometerme más con la historia.
Aunque ahora siento que hubiera sido una mejor película si solo se tratara del mundo indígena. Es una conclusión que saque durante la edición, porque de esa forma mis preocupaciones durante el montaje habrían sido sólo narrativas o de realización.
Quería hablar de las emociones, de emociones que no se pueden explicar con palabras y de las heridas de una guerra que a nadie le importó realmente. Es una película en la que yo estoy presente y eso no lo trabajé de la mejor forma, porque terminé cortando, editando o autocensurando. Por otro lado, la película se rodó en un momento complicado, pues me congelaron el dinero de Ibermedia debido a la falta de los pagos por parte del Gobierno de Guatemala a dicha institución; entonces, en un día, tuve que reducir el presupuesto y planificar el rodaje en menos tiempo, ya que nos cortaron el dinero un día antes de empezar el rodaje.
También en ese momento estaba separado de mi esposa: no tenía la energía de siempre. En las mañanas no quería hacer la película, quería ir a buscar a mi familia. Al poco tiempo regresé con ella.
Para mí, estas películas son ensayos de lo que quiero hacer en la siguiente historia; son como laboratorios o “demos”, pruebo cosas diferentes; los presupuestos son muy pequeños, por lo que me animo a ser muy flexible: no tengo nada qué perder.
”Persiste la improvisación y les pido a mis actores que sean ellos mismos, pero yo les pongo la situación y algunas reacciones. No uso el guion durante el rodaje. La edición se hace sin guion también, entonces se reinventa o reescribe la película. Procuro retratar los demonios de un país como Guatemala y muchas acciones suceden fuera de cuadro.
”Esa es la similitud con
Cuando hablaba con los actores mi
No sé.
–Prefiero no entrar en detalle. No tengo suficiente información y no comparto muchas ideas que tienen mis colegas en Guatemala, eso no quiere decir que no los respete. El cine en la región va de la mano con la tecnología; si la tecnología se abarata, se hacen más películas, sobre todo en Guatemala, donde no hay apoyo estatal y privado.