Algunas de las mejores formas de entender el cine de Abbas Kiarostami nos las dan sus poemas: “Las coloridas frutas / en el silencio de los vestidos de luto”. El breve texto recuerda escenas de sus películas, filmadas en Irán; son filmes entretejidos de colores y sombras, de silencios y lutos, de opacidades y sugerencias. Kiarostami, quien catapultó el cine iraní al escenario mundial, fue uno de los artistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.
Desde ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987) y Close Up (1990) hasta obras tardías como Copia certificada (2010) y Like Someone in Love (2012), Kiarostami desarrolló un estilo muy propio basado en la observación, el azar y la búsqueda. En pequeñas historias cotidianas, hallaba filosofía. Su mayor beligerancia se dirigió contra las fronteras –hoy más difusas que nunca– entre documental y ficción, esa separación tan útil para estudiar como inútil para entender la vida. Kiarostami redefinió las imágenes en la época de su mayor crisis. Nos dio herramientas nuevas para fluir dentro de ellas.
Editor web en La Nación. MA en Programación y Curaduría de Cine (Birkbeck, Universidad de Londres). Más de 12 años de experiencia en periodismo de cultura y arte. Bachiller en Periodismo y Producción Audiovisual de la Universidad de Costa Rica. Curador audiovisual con experiencia en el CRFIC, el MADC, espacios independientes y eventos.
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