La Fuerza acompañó a muchos ticos la noche este miércoles motivados por una pasión: que sus ojos fueran testigos del estreno de Star Wars: El despertar de la Fuerza, la sétima entrega de la famosa saga.
De diversos rincones del país, como Pérez Zeledón, Belén y San Pablo de Heredia, los más fiebres sacaron de su armario sus mejores disfraces y aunque no era Halloween, tenían una buena razón para sacarlo relucir y expresar su fidelidad por la cinta.
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La Legión 501, un grupo organizado de fans en el país no podía faltar a la fiesta. Alguna vez se resignaron a que Star Wars, la saga que tanto admiran, ya no tuviera más novedades en el cine, pero no fue así. Su nuevo director J. J. Abrams y Disney los sorprendió con algo más: por eso, la Fuerza volvió a despertar en ellos.
Desde las 8 p. m. los primeros fans de la Legión 501 se hicieron presentes a la premier de medianoche en Citi Cinemas, Studiocinemas en Lindora en Escazú. Aquí el evento quizá, fue el más concurrido de todos los estrenos de la madrugada.
Maikol Rivera viajó desde Pérez Zeledón y fue el primero en llegar a la cita. “No me quiero hacer muchas expectativas de la película, porque luego uno termina decepcionado. Sin embargo, he escuchado ya muy buenos comentarios”, expresó Rivera, que más tarde se disfrazaría de stormtrooper.
Por su parte, Alberto Muñoz, de San Pablo de Heredia y quien llegó vestido como Obi-Wan Kenobi, dijo que esperaba salir del cine como mucha gente lo ha hecho en Estados Unidos: feliz.
“Espero que llene todas las expectativas. No quiero que sea como las precuelas que son más enfocada al público infantil. Quiero que tenga un buen balance entre una película madura con una buena trama y que deje todo enganchado para lo que viene en la octava (cinta) y lo que recordamos de la sexta”, afirmó.
Alberto Muñoz, disfrazado de Obi-Wan Kenobi, ya aguarda el estreno de medianoche de #StarWars. pic.twitter.com/xK8buyhtQj— Viva, La Nacion (@nacion_viva) diciembre 17, 2015
Niños de todas las edades también se sumaron a la actividad, entre ellos Daniel Conejo, que vino vestido de caballero Jedi.“Me gusta demasiado Star Wars y a mi papá también. Estoy muy contento”, sostuvo Conejo.
Gran cantidad de niños se suman al estreno de #StarWars: El despertar de la Fuerza. En Lindora, Santa Ana. pic.twitter.com/jyuraNHX2K— Viva, La Nacion (@nacion_viva) diciembre 17, 2015
Mientras esperaban la medianoche, los que no llegaron vestidos aprovecharon para tomarse selfis con los disfrazados, quienes se sentían como en familia.Música de la saga por los altoparlantes y la llegada de dos personajes al filo de las 10 p. m., R2-D2 y C-3PO, hicieron que la gente se volcara a fotografiarlos.
Las únicas con filas. Pese a no tener butacas numeradas, la sala del Cine Magaly en barrio La California fue una de las pocas que logró vender todos los tiquetes para su estreno.
A tres horas y media para que el Magaly abra sus puertas para la función de medianoche de Star Wars, ya hay 25 metros de fila. @nacion_viva— Gloriana Corrales (@Glocr) diciembre 17, 2015
Esto obligó a fans como Sergio Murillo a llegar desde muy temprano para hacer cola y garantizarse un buen espacio.A las 10 a. m. acudió con su camiseta de la franquicia y una capucha de jedi, dispuesto a aguardar en las afueras del cine hasta las 11:10 p. m., cuando por fin abrieron las puertas.
Murillo, de Belén de Heredia, sacó vacaciones en su trabajo y permaneció solo en la fila hasta la 1 p. m., cuando comenzaron a llegar amigos, hermanos y compañeros de trabajo que, al igual que él, guardan fascinación y nostalgia por la saga de J.J. Abrams.
“Hay cierta magia en esto. Para quien le gusta (la franquicia), la anticipación, la espera y venir a hablar de las mismas tonteras es parte del atractivo. El que va a entrar a las 11:50 (a una sala numerada) se perdió todo”, explica.
Algo de razón debía tener. A las 9:30 p. m. ya había 75 metros de fila de fans uniformados: las camisetas delataban la más geek de sus aficiones. Algunos gastaron horas en medio de la oscuridad con algún libro; otros, como Luis Diego Elizondo, Ricardo Cifuentes, Stephan Reise y Enrique Calvo se entretuvieron con una veintena de partidas de naipe.
Sin embargo, todos ellos comparten un elemento en común: cuando en la pantalla del Magaly empiecen a correr las icónicas letras que introducen cada episodio de Star Wars, la piel se les erizaría y cada uno de ellos sabría lo mucho que había valido la pena la espera.
En Cinemark de Multiplaza Escazú no fue sino hasta bien entrada la noche que el ambiente empezó a cargarse de jedis. Ahí si bien estaban destinadas seis salas para la función de las 12 a. m., la afluencia de cinéfilos empezó hasta después de las 10 p. m.
Varios empleados de Cinemark consultados explicaron que el público llegaría poco antes del inicio de la función dado que la gran mayoría ya se había garantizado su espacio en preventa. Eso sí, las seis salas estaban vendidas en su totalidad, con apenas unos pocos asientos disponibles en la poca llamativa primera fila.
Escasos de Fuerza. Son las 7 p. m., faltan cinco horas para el estreno de Star Wars: El despertar de la Fuerza, y en Lincoln Plaza, Moravia solo hay tres referencias visibles a la saga de George Lucas: dos de ellas son publicidad. Hay un gran rótulo promocionando la película justo en la entrada a las salas de cine; también se ven unas computadoras edición limitada de Star Wars, todas en fila y resguardadas por stormtroopers de cartón (y dos vendedores de carne y hueso); y abajo, en el segundo piso del mall, se ve a un fan con camiseta de la cinta. Por lo demás, el centro comercial funciona como funcionaría cualquier día de diciembre: largas filas en el food court, destellos de promociones en distintos comercios, seres humanos que caminan con bolsas en mano sobre los mismos pasillos que ya han recorrido, y gente que se come las palomitas antes de entrar al cine (a ver otra película, porque Star Wars es hasta medianoche).
Cuenta la leyenda que durante los estrenos de los episodios I, II y III, a comienzos de milenio, era común observar parafernalia de la Fuerza cerca de los cines desde tempranas horas de la tarde. Sin embargo solo quizá sea consecuencia de que ahora hay asientos numerados y las entradas se pueden comprar desde antes por Internet; es decir, que incluso el más fan puede llegar cinco minutos antes de la proyección y no perderse nada.