Aquí hay más preguntas que respuestas. En el vuelo que el capitán Whip Whitaker salvó de milagro, las vidas de sus pasajeros están a salvo, pero los misterios tras el incidente provocan una avalancha de reproches.
Muy pronto, lo que pareció una hazaña sin precedentes, se convierte en una pesadilla personal, quizá más pesada y vertiginosa que la sufrida en las alturas.
Con dos nominaciones al Óscar –mejor actor principal y mejor guion original– los cines nacionales exhiben desde ayer El vuelo ( Flight , 2013), de Robert Zemeckis. En la cinta, el cineasta da a Denzel Washington (Whitaker) uno de los papeles más complejos y destacados de su carrera profesional.
Elogiada por la crítica internacional, y mezclando con fineza la acción con el drama, el nuevo filme lo sumergirá en la tensión pura de un avión en problemas, al tiempo que lo aterriza en la fragilidad y los dilemas clásicos del ser humano.
¿Qué pasó realmente en ese vuelo? ¿Quién fue el responsable? A pesar de que 96 pasajeros salvaron su vida y el aterrizaje orquestado por Whitaker fue todo un éxito, las dudas tras el suceso inquietan a las autoridades y ponen en jaque al experimentado piloto.
A varios kilómetros de altura, parece evidente que el vuelo SouthJet 227 sufrió los embates de la extrema turbulencia y que inexplicables fallos mecánicos hubo por doquier.... Pero, ¿hay algo de más que las autoridades deban saber?
“Tras el aterrizaje, Whitaker es considerado un héroe. Sin embargo, cuando corre la investigación, se averigua que el capitán tenía exceso de alcohol en la sangre y que por eso podría ir a la cárcel”, dice la sinopsis oficial del filme.
A pesar de la evidencia, Whitaker está convencido de que sus acciones dentro del avión salvaron el vuelo y niega, con vehemencia, que sus problemas personales tuvieran que ver con el accidente.
En ese punto, el filme deja atrás la espeluznante acción de los primeros 32 minutos, para sobrevolar el interior de un hombre atrapado por el vicio y con ciertas heridas personales.
“Whitaker no se considera un alcohólico, sino simplemente como alguien que, a veces, bebe más de la cuenta. Es un personaje incómodo. La adicción y la negación son la misma cosa”, dijo Washington.
“Lo cierto es que el alcoholismo es una enfermedad que no tiene límites y puede afectar a pilotos, periodistas, fotógrafos...”, agregó el actor.
La cura. En el difícil trance, Whitaker no estará solo, se verá apoyado por un esforzado representante sindical, un astuto abogado y hasta un particular y gracioso colega. Todos con características especiales.
“Lo que realmente me atrajo fue lo complejos que eran los personajes, todos se mueven en un terreno gris. No son los típicos tipos buenos y tipos malos. Todos en la película están, en cierto sentido, dañados y eso se convierte en el motor dramático de la obra”, comentó Zemeckis.
Pero a Whip, nadie podrá ayudarle más que Nicole (Kelly Reilly), una fotógrafa en proceso de desintoxicación. Conocerla, en el contexto de un hospital, le cambiará la vida.
Con genio y tacto, el regreso de Zemeckis a los filmes acción real ( live action ) es una montaña rusa de emociones y profundas realidades. No es solo una película, en medio de la trepidante acción, el cineasta crea un producto de auténtica reflexión.