Una deliciosa y apasionante regresión a la infancia: eso es El libro de la selva (2016), cinta de Jon Favreau que llega a los cines ticos para seducirnos de nuevo con la magia, la hermandad y los secretos más íntimos de la jungla.
No alcanza el encanto de la famosa cinta animada, estrenada en 1967 por la empresa Disney, pero para los críticos funciona tan bien a nivel visual y narrativo que las comparaciones con el clásico “son apenas necesarias”.
“Es visualmente absorbente”, escribió Variety sobre el filme, mientras que The Hollywood Reporter no dudó en expresar que es “excepcionalmente bella”.
Basado en la célebre obra de Rudyard Kipling, –publicada en 1894 por el autor–, El libro de la selva se estrena hoy en Costa Rica con personajes en acción real y con la clara intención de evocar dulces memorias en los ‘más viejitos’ y conquistar con sus efectos a las nuevas generaciones.
Tecnología fílmica por aquí y por allá, así gana fans la nueva propuesta de Favreau, aplicando sus beneficios a las aventuras más célebres del Mowgli –el cachorro humano criado por una manada de lobos–, la pantera Bagheera y el oso Baloo.
“Desde pequeño sentí una gran conexión y afecto hacia la cinta original de El libro de la selva ”, reconoció Favreau en una conferencia de prensa, donde estuvo acompañado por Lupita Nyong'o (Raksha), Ben Kingsley (Bagheera) y Giancarlo Esposito (Akela) –parte del elenco que presta sus voces al filme–.
“Me encantaba tanto aquella película que pensé: ‘¿por qué no hacerla con imágenes reales?’. Con Life of Pi vimos que se podía contar de esa manera y queríamos llevar los efectos visuales al límite, como en Planet of the Apes , Avatar y Gravity ”, explicó el cineasta, conocido por dirigir las dos primeras entregas de la saga Iron Man .
Para Favreau, simplemente, ya era tiempo de actualizar la historia, recordando que Kipling escribió el libro original hace más de 100 años y el clásico animado hace casi 50.
Fiel al relato, las nuevas aventuras de Mowgli y su manada de lobos se desarrolla en una selva ubicada en la India.
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Allí, el niño llegará a ser aceptado como uno más por casi todos los animales de la jungla, excepto por el temible tigre Shere Khan.
Las amenazas de Khan son serias y sanguinarias. Lo quiere matar –¡comérselo!–, con la excusa de que en la jungla nunca habrá lugar para un humano.
El miedo recorre las venas de la manada, por lo que Mowgli abandonará el único hogar que ha conocido para emprender un viaje que no tendría retorno.
Ya veremos lo que ocurrirá en la huida, pero se puede adelantar que Mowgli madurará en el escape y descubrirá su propia e inigualable identidad.
“El mayor miedo que tuve era no estar a la altura de las circunstancias y defraudar a la gente que ama esta historia. Este relato pertenece a la cultura popular, y eso siempre da mucho respeto”, indicó Favreau.
El realizador explicó que la intención desde el primer momento fue cambiar algunas cosas para modernizar el relato, pero recalcó que en todo momento el equipo tuvo claro que debía “mantener el alma y el encanto de la cinta original”.
“Quisimos añadir elementos de aventuras, sustos, humor y música, aunque sin caer en fabricar un musical. Ahora es el turno de la gente decidir si mereció la pena”, apuntó.
Más voces. En su versión en inglés, Bill Murray (Baloo), Christopher Walken (Rey Louie), Idris Elba (Shere Khan) y Scarlett Johansson (Kaa) también prestan sus voces al filme.
La keniana nacida en México Nyong'o encarna a Raksha, la protectora loba que junto a Akela adopta al pequeño Mowgli.
“Cuando me reuní con Jon, lo que más me atrajo fue la compasión con la que hablaba de todos los personajes. Su visión apostaba por la fuerza visual de la historia, pero, sobre todo, por el corazón y el amor que encerraba ” , explicó la actriz de 33 años.
“Mi personaje es una gran figura maternal que cuida a Mowgli como a uno de sus hijos propios. Creo que es una imagen preciosa ver a criaturas tan diferentes y tener un vínculo tan sincero”, declaró la intérprete.
El personaje de Mowgli, por su parte, lo interpreta el debutante Neel Sethi, el niño que convenció a Favreau de entre 2.000 candidatos en una exhaustiva búsqueda por todo el mundo.
“Es el personaje clave de la película. Hubo un momento en que estábamos aterrorizados porque no dábamos con la persona adecuada, hasta que apareció él. Necesitábamos a alguien capaz de emocionar e iluminar la pantalla con sus ojos. Alguien convincente y con quien el espectador disfrutara durante 90 minutos”, indicó el director.
Al final, todo se confabuló para revivir el viejo espíritu de los libros de aventuras, con encuadres digitales que funcionan como ilustraciones en toda la extensión de la palabra. Es una selva generada en una computadora y eso fascina hasta en los créditos finales de la producción.
Además, la cinta no se olvida de rescatar la moral que rodea las viejas historias de aventuras, donde matar por matar no es una opción valedera y donde las leyes naturales están escritas con letras de oro. En el relato, la jungla se respeta, la lealtad se valora y la unidad de todos es piedra angular de supervivencia.
“He aquí la ley que en nuestra selva rige, y que es antigua como el mismo cielo. Prosperarán los lobos que la cumplan, más aquel que la infrinja será muerto”, escribe Kipling en El libro de la selva , iluminando el mundo con un mensaje que no caduca.