Es curioso ver cómo un filme comercial divide tanto a críticos de cine entre sí como a seguidores sempiternos de los superhéroes. Esto sucede ahora con la película Batman vs. Superman: El amanecer de la justicia (2016), bajo la dirección de un habitual: Zack Snyder.
Él solito, Snyder pone la mira en su éxito anterior, El hombre de acero (2013), y echa a rodar más la bola. Los productores le exigen una película capaz de generar millones de dólares, que sea un taquillazo, y Zack Snyder puede complacerlos.
El filme viene precedido de una intensa, mediática y manipuladora gestión publicitaria. Así, víctima de esa propaganda, el público se dispone a ver no sé cuántos filmes más con superhéroes de una mentada liga de la justicia. Ahí llegarán.
No es que el tema sea nuevo. Estos superhéroes tienen muchísimo tiempo de aparecer en seriales del cine. Algunos tienen memoria corta y piensan que hoy se descubre el agua caliente con estos mismos héroes, renovados por el trucaje de la actual tecnología fílmica.
Batman vs. Superman: El amanecer de la justicia tiene algo que el director Snyder pasó por alto con su filme anterior. Esta vez, desde el guion, hay deseos de desarrollar mejor ciertas situaciones dramáticas y, por eso mismo, de enriquecer los diálogos. Igual, se mejora el diseño de los personajes.
Por eso, de manera abierta o solapada, la película cuestiona sobre la necesidad humana de apoyarse en seres superiores que nos protejan: en dioses. Incluso, los humanos somos capaces de renegar de tales "dioses" si nos fallan. Por eso, los superhéroes se ven ante el dilema de comportarse como divinidades o de semejarse a ellas.
El filme tiene imágenes que nos refieren a estampas de la creencia cristiana, sobre todo con la figura de Superman, especie de Mesías. Superman es alegoría de Jesús en más de un encuadre (no los podemos reseñar ni explicar, so pena de contar el argumento, pero hay dos o tres muy bien logrados).
Por supuesto, igual hay montones de secuencias de puro choque visual con destrucción de edificios, fuertes reyertas, pelotera de planos y hasta ridículos momentos con besos y palabras cursis de amor de pareja (no entre Batman ni Superman, ni se lo imaginen, que estos son "muy machos").
Incluso, Batman es medio fascista, pero la película se permite un bien logrado proceso dramático de los personajes: ellos cambian con los acontecimientos; esto es parte de la buena estructura del relato, aunque no siempre dicho relato sea dinámico y, más bien, se atasca donde uno menos lo piensa.
Las actuaciones de los principales deja bastante que desear: Ben Affleck y Henry Cavill no expresan bien las variables del relato ni los traumas de sus aventuras, siempre están de una sola pieza. Es desastroso el accionar de Jesse Eisenberg como el villano Lex Luthor: sobreactuado.
Como Eisenberg, igual de despistada es la música del filme; pero no así la fotografía, con arte laberíntico. Es el resto del elenco, o sea, los secundarios de lujo, quienes sacan la cara por el filme, y muy bien. Por otro lado, la película a veces se siente confusa, pero es más culpa del montaje que la lógica del relato.
Entre virtudes y fallas, se trata de una película para ser tomada en cuenta y verla. Eso sí, debemos hacerlo con mirada menos superficial de la que, casi siempre, ponen los "fans" de estas historietas en el cine.
Batman vs. Superman: El amanecer de la justicia
Título original: Batman vs. Superman: Dawn of Justice
Estados Unidos, 2016
Género: Fantástico
Dirección: Zack Snyder
Elenco: Ben Affleck, Henry Cavill
Duración: 153 minutos
Calificación: TRES ESTRELLAS de cinco posibles