Volver a la coreografía del 2003 El crimen nuestro de cada día es para su creador, Gustavo Hernández, triste y feliz. Ganadora del Premio Nacional y apreciada por el público, es regresar a un éxito. Sin embargo, que su protesta contra la violencia intrafamiliar siga vigente no deja de desalentar.
“Para mí, es muy conmovedor, muy triste y casi pesimista”, dice Hernández, quien dirige nuevamente a Danza Universitaria en este montaje.
La coreografía trata la violencia, la incomunicación y el asesinato de mujeres con escenografía y vestuarios muy elaborados.
“Es interesante para mí replantear el tema, que en su momento me surgió por necesidad de hablar de esto. Lo más triste es que siga vigente once años después y es como que el tiempo no haya pasado”, añade el artista.
La coreografía se presentará el martes a las 12 m. en el Teatro Nacional, en el espacio Teatro al Mediodía.La entrada vale ¢2.000 y ¢1.000 para estudiantes y ciudadanos de oro.
El elenco cambia prácticamente en su totalidad para este montaje e incluye a nueva generación de bailarines de Danza Universitaria.
De regreso. “Esta obra plantea un estilo de moverse que era poco usual dentro de la compañía en ese momento”, recuerda el coreógrafo. “Eso implicó mucho ensayo, mucho riesgo en algunos movimientos, un poco de acrobacia y técnica de improvisación de contacto que ahora es muy usual pero que entonces lo habíamos explorado poco”, señala Hernández.
“Para mí, como bailarín, es un reto porque ya tiene un precedente y tuvo mucho éxito en el momento de su creación y ahora hay que mantener la misma calidad”, considera Mario López, uno de los intérpretes.
Hasta que deje de hacer falta, El crimen... seguirá cuestionando lo que aún no hemos desterrado: la violencia en nuestras casas.