En un hogar silencioso, Nena ordena sus cosas. Documentos de todo tipo pasan ante sus ojos hasta que uno atrapa su interés. Es una carta de Cami, su nieta recién fallecida. El escrito de la chica recrea –a medias– una serie de experiencias que la llevaron a desear vivir cerca del mar. Nena se conmueve y decide atar los cabos sueltos de la carta para entender y materializar los anhelos truncos de su nieta.
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Durante su proceso de duelo, Nena acomodará algo más que sus cosas. La tensa relación con su hijo –padre de Cami– y el descubrimiento de nuevos afectos serán los retos de su presente. A partir de este detonante, el espectáculo explora –de manera respetuosa y sensible– algunas circunstancias habituales de quienes alcanzan la edad dorada.
La obra se basa en la interacción de actores y muñecos. Los adultos mayores aparecen como títeres de mesa de pequeño formato y como marotes mixtos (cabezan de muñeco sumada a las manos y piernas del animador). Los adultos jóvenes son encarnados por los animadores cuando no están manipulando algún títere. El encuentro de ambos mundos construye una “realidad” más libre y juguetona.
El trabajo de los animadores es un pulido despliegue de técnica. En ningún momento intentan esconderse, pero, aún así, logran pasar desapercibidos. El secreto está en su capacidad de trasladar a los personajes las posturas y ritmos de sus propios cuerpos. Las espaldas corvas o el transitar lento y pesado viajan del manipulador al muñeco que termina, así, cobrando vida y robándose las miradas de asombro.
La economía de movimientos y una clara partitura de acciones fueron determinantes para hacer creíble a una Nena llena de matices y gestos que cimentaron la esencia de su personalidad. Lo mismo ocurrió con Horacio, un divertido octogenario y amigo de ella. Por momentos, mientras ambos se entregaban a los placeres de la tertulia, los espectadores olvidábamos que eran muñecos.
La estrategia narrativa se dispara en muchas direcciones espaciales y temporales. Con el apoyo del diseño de luces y la banda sonora, los personajes interrumpen el desarrollo de las acciones y se desplazan hacia otro sector del escenario para representar una ensoñación o un suceso anterior. Una vez concluido este flashback retoman el hilo de la historia desde el punto en el que se había cortado.
AM (Acertijo Mayor) reivindica el derecho de los ciudadanos de oro a la independencia, la autorrealización y la dignidad. Como propuesta estética, seduce por el uso de la fantasía y el juego para hablar de temas densos. Como ejercicio discursivo, nos propone un alejamiento de los lugares comunes que pueblan nuestro imaginario alrededor de las personas de edad avanzada.
A modo de corolario, lo sorprendente de todo esto no pasa por “descubrir” que los adultos mayores juegan, aman y hasta sueñan con el futuro. Por el contrario, lo sorprendente es darnos cuenta de que aún muchos no lo hemos querido comprender y asumir.
Ficha artística
Dirección: Elías Jiménez
Producción: Compañía Nacional de Teatro, Compañía La Bicicleta
Libreto: Elías Jiménez, Kyle BozaElenco: Kembly Aguilar, Kyle Boza, Elías Jiménez, Yara Flores
Escenografía, muñecos y utilería: Kembly Aguilar
Iluminación: Alejandro Alfaro
Vestuario: Ingrid Streber
Música en vivo: Jonatan Albuja
Espacio: Teatro 1887 - CENAC
Fecha: 5 de junio del 2016