Si cuatro galanes y sus seductores acentos no son suficientes para emocionar a las damas; agregue sobresalientes voces, encanto y una fuerte dosis de galantería. El resultado es seguro, desatarán un éxito arrollador
Anoche, en el Centro de Eventos Pedregal, el cuarteto Il Divo derrochó personalidad en cada rincón del escenario y no defraudó ni un instante a su público. Urs Buhler, David Miller, Carlos Marín y Sébastien Izambard embelesaron a sus invitados de principio a fin.
Ovacionados por la audiencia y acompañados por algunos de los músicos de la Orquesta Filarmónica, a las 7:33 p. m., Il Divo comenzó el show con el tema Te amaré , para luego dedicarse a saludar a la audiencia nacional: sobre todo conformada por mujeres de todas las edades.
Al ver a los cuatro en escena, el griterío fue monumental. “¡Muchísimas gracias! Hola, San José. ¡Pura vida!”, saludó el francés Sébastien Izambard.
Luego tomó el micrófono el español Carlos Marín y dijo: “Estar aquí es estar como en España. Me encanta estar aquí, qué mujeres más bellas”, expresó, encantador, el cantante.
De inmediato, la agrupación continuó con temas como Dov'é L' Amore , Adagio y Nella Fantasía , todos acompañados con imágenes digitales que recreaban figuras y ambientaciones de carácter natural y urbano.
Pura galantería son estos caballeros; la destilan por doquier y la utilizan a su favor. Con un sugestivo gesto, el estadounidense David Miller fue un ejemplo de ello.
“¿Cómo están ahora?”, preguntó Miller, y agregó: “Acá hace mucho calor”. De forma sugestiva, se desabrochó la corbata y descubrió el cuello. Locura femenina.
No hubo tregua para los piropos, apenas uno de los integrantes de Il Divo sonreía, caminaba o tomaba porte para cantar, el río de gritos se tornaba en ruidoso torrente.
La ópera pop entró en calor con No llores por mi Argentina , que encendió pasiones con las interpretaciones de las notas más altas de la canción. Apenas terminó el famoso tema, el suizo Urs Buhler introdujo el romanticismo puro con el tema Every time y Passera .
Las luces bajas anunciaron Melodía desencadenada , tema que se hizo famoso por la película La sombra del amor (1990), sin duda uno de los más aplaudidos de la velada.
Con A mi manera , de Frank Sinatra, los cantantes aprovecharon para interactuar haciendo gestos y bromas. Tanto fue el juego en el escenario, que Miller tropezó en el escenario. Él vio el lado amable y, entre risas y gesticulaciones, comenzó a bromear con el episodio.
El público, puesto de pie, agradeció la interacción de sus ídolos en el escenario, quienes a las 8:25 p. m. se tomaron de las manos, hicieron una reverencia y se fueron a un receso de 20 minutos.
De vuelta. Il Divo regresó a escena con el tema Senza Parole , entre otros, para volver el recorrido hacia temas muy conocidos y otros nuevos.
“Perdónenme los caballeros, pero tenéis que entender que con las damas tengo una comunicación especial”, interrumpió Marín, sin dejar de piropear a sus fanáticas y promocionarse como el soltero del grupo.
Luego, Marín invitó a todos bailar salsa con La vida sin amor . Aunque no causó el efecto esperado, los movimientos de los intérpretes volvieron a deleitar a sus seguidoras.
“Tenemos cuatro mujeres especiales en nuestras vidas, sí”, expresó Miller e Il Divo, sin decepcionar a nadie, continuó el concierto con un tema dedicado a las madres.
Luego, los cuatro caballeros tomaron asiento, bajaron las revoluciones y cantaron Aleluya , uno de sus temas más espirituales de su repertorio. El silencio se apoderó de Pedregal, al menos mientras duró la canción.
Cosa curiosa y súbita fue el Cumpleaños feliz que le dedicaron las fanáticas a Marín, quien lo celebró el sábado. Se conmovió el cantante español y abrazó una bandera de Costa Rica en ese momento.
Con instrumentación pausada y apoyados en sus voces, Il Divo interpretó Llorando y Ven a mí, para dar paso a uno de los más esperados de la noche Regresa a mí.
¿Porqué tu? , Somewhere y Time to Say Good Bye fueron los zarpes de la velada. Il Divo consumó la noche a puros éxitos.