Lejos del escándalo mediático y la opulencia a la que acostumbró hace unos 15 años, Lynda Díaz presentó este lunes su libro La verdad de mi vida.
Instalada en un asiento del Hotel Sheraton, en Escazú, la puertorriqueña recibió a la prensa apenas unas tres horas después de arribar al país para promocionar el texto, que se vende a un precio de ¢10.000 en LuxUri Estética en Escazú y Curridabat.
Con 42 años, divorciada tres veces, y en busca de una estabilidad sentimental, Díaz conversó con La Nación de su autobiografía y otros temas más.
¿Por qué publicar un libro sobre su vida?
La idea surgió hace más de tres años, pero me daba miedo, me intimidaba, me daba preocupación estar más expuesta de lo que estaba ya en Costa Rica. Al final me convencieron y lo lancé como forma de agradecimiento a la gente que me apoyó y a la que no también, porque de ambas partes se hizo lo que soy.
¿A quién le interesaría su vida en este momento cuando bajó el perfil?
A la gente le gusta saber de uno, no entiendo esa fascinación. La idea del libro no fue que tenga o no aceptación. Se decidió hacer y lo hicimos de corazón. Cada golpe me ha cambiado. Creo que sí habrá gente que lo va a apreciar.
¿Tiene la vigencia de hace 10 años, por ejemplo?
La gente te percibe diferente. Es una admiración extraña.
¿Qué fue lo más difícil de contar en el libro?
La situación de abuso de mi hija mayor. Yo no quería hablar del tema sin autorización de ella. Mi hija mayor tiene demandado a su papá por abuso sexual, en un juicio que viene para el 2016. Es un caso real y ha sido la sacudida más grande de mi vida.
¿Se reservó de publicar algo?
Hubiese querido poner el doble de lo que escribí, pero son temas delicados por los que me podían demandar o provocar problemas mayores. Lo que está en el libro es real, pero hubiese querido decir muchas cosas más con nombres y apellidos.
¿Habrá segunda parte?
No creo. Es cansado mentalmente buscar entre la memoria todos los momentos buenos y malos. Ya sería porque este se venda como pan caliente o algo así.
¿Cómo cambió desde que se fue de Costa Rica (se fue a Estados Unidos hace dos años)?
Tengo 42 años y ahora me siento diferente en todos los aspectos. He sido golpeada en muchos sentidos y cada golpe es una lección de vida. Mis hijos me han ayudado en no caer en los momentos más fuertes y de depresión.
¿Sigue siendo el lujo, la belleza y la polémica la base de su felicidad?
Ahora mi felicidad se basa en mis hijos. Tengo dos hijas valientísimas y los gemelos (nacidos en su segundo matrimonio con Gary Austin) son maravillosos. Ellos me alimentan todos los días. Mis hijos son la prioridad.
¿Qué le falta en su vida para sentirse completa?
Me gustaría tener una persona a mi lado para terminar mi vida. Me he casado y divorciado tres veces. Me gustaría estar más estable en el aspecto sentimental.
¿Se volvería a casar?
No lo pienso. Tengo demasiado vestidos de novia en el closet como para pensar en otro. Tengo novio (Brian Poli Dixon, exjugador de la Liga Nacional de Fútbol Americano) y espero que todo me vaya bien y si esta persona no es para mí, estaré más relajada.
¿Regresaría a vivir a Costa Rica?
No me veo. Me gusta venir y cuando vengo me da nostalgia. Me siento tica de corazón. Costa Rica es un país que me ha dado mucho. Aquí tengo negocios de bienes raíces.