A estas alturas, ¿quién no conoce San José de noche? Tras la puesta de sol, la Avenida Central rebosa con vendedores ambulantes y los brotes de multitud que rodean a malabaristas y músicos efímeros.
En las esquinas de barrio Amón pululan grupos de trabajadores del sexo y los policías. Mientras todo eso ocurre en las calles, en los teatros, las casas de cultura y los bares –diseminados entre La Sabana y San Pedro– se liberan del estrés semanal cientos de estudiantes universitarios y trabajadores de todo tipo.
En fin, cada quien vive la San José que le conviene. Sin embargo, la Noche en Blanco es la oportunidad que se presenta un único viernes al año para aventurarse fuera del confort de los espacios cotidianos y vivir gratuitamente una velada más íntima con los lugares más emblemáticos de la capital costarricense.
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Este viernes, los transeúntes acostumbrados a los espectáculos callejeros de la avenida central también pudieron sentarse bajo un toldo en la Plaza de la Cultura para escuchar a los jóvenes de la Orquesta del León XIII.
Al mismo tiempo, la Alianza Francesa ofrecía, en el patio de su casa, un concierto que desbordaba melodías de café parisino hacia las calles de barrio Amón (a cargo del trío Los Franchutes).
Los buses del Art City Tour, el paseo cultural gratuito y bimensual, iban y venían entre el Museo de Arte Costarricense (MAC), los Museos del Banco Central y el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC).
En el primero, para ver instalaciones y disfrutar una presentación interactiva con la Compañía Nacional de Danza (la coreografía UNO ); en el segundo para visitar las exhibiciones bajo la Plaza de la Cultura y, en el último, para conversar con los diseñadores costarricenses acerca de sus marcas, en la feria Espacios D15.
Trasladarse en los buses del Art City Tour tiene ventajas. Con una programación abarrotada de cosas interesantes hace falta un buen guía. Sin embargo, desplazarse a pie reconquista la espontaneidad e intimidad que una noche de desvelo cultural suscita.
Es imposible no devolverle la palabra a alguien. Quienes charlaron con los diseñadores del MADC eran los mismos que cuchicheaban en la calle de Barrio Otoya que atraviesa la Casa Amarilla y la tienda eÑe.
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En el pavimento, con una pasarela dibujada con velas, eÑe ofreció un desfile de moda mientras, a escasos metros, los buses continuaban sus usuales rutas. La multitud definitivamente estorbó al tránsito. Para las 9 p. m., la calle estaba llena de quienes observaban los vestidos, camisas para hombre, zapatos y accesorios de firmas locales (como Edwin García, quien se despidió del público como rockstar mientras el dúo Cabaret Morel interpretaba un cover de Lady Gaga).
La Alianza Francesa acostumbra ofrecer diversas actividades culturales; sin embargo, la libertad del horario de este viernes les dio oportunidad de ampliar su variedad: cine en el piso superior (la mediateca), música en su patio, proyecciones audiovisuales, más música y presentaciones escénicas en sus afueras.
A las 8 p. m., la calle de su costado (la que lleva hacia la sede del Instituto Tecnológico) se cerró para recibir a las muchachas de la organización Transvida y su performance Voces de la noche .
Vestidas de figuras femeninas (una virgen, una reina de belleza y una indigente) el grupo de jóvenes transgénero trasladó su acto a La Casona Iluminada, nuevo escenario a dos cuadras, para una otra función, aún más íntima.
La pequeña habitación apenas daba abasto al grupo que observó a Kerlyn Obando, Jimena Franco, Gaby Sanabria y Natalia Porras contar su experiencia como mujeres transgénero. “Mi mayor miedo no era actuar, si no que no viniera gente”, confesó Sanabria, quien es dueña de la corona de Miss Costa Rica Gay.
En lados opuestos de la ciudad, el Museo de Arte Costarricense cerraba su noche con un concierto de Sonámbulo y, en barrio Escalante, los comensales del Paseo Gastronómico La Luz degustaban platos al ritmo del swing de la década de 1930.
Cada quien conoce la cara de San José que quiere. La Noche en Blanco es una oportunidad, la más vistosa, para verlas todas.