Colombia
Sin mostrar algún tipo de arrepentimiento, mientras las horas transcurren en el fondo de un calabozo de una prisión del occidente de Honduras, Plutarco Antonio Ruiz Rodríguez, procesado como autor intelectual y material del asesinato de las hermanas María José y Sofía Trinidad Alvarado Muñoz, no se inmuta ante la tormenta mediática mundial que ha producido el crimen del que se le acusa, pues la primera mujer era la candidata por su país a Miss Mundo, y la segunda, su novia y hermana de la reina.
En Honduras, a las personas de su carácter se les conoce como de mecha corta, una expresión que se usa para describir a alguien irascible que, en cualquier momento, desenfunda su arma de fuego y ataca.
Por eso mismo, Plutarco tenía fama de impulsivo, pendenciero y bebedor, características a las que se les sumó que siempre andaba armado y que le debieron haber jugado una mala pasada la noche del jueves durante la celebración de su fiesta de cumpleaños que terminó en tragedia porque, según la tesis policial, sintió celos porque su novia estaba bailando con otra persona.
Aunque nunca se supo que tuviera una actividad laboral formal, Plutarco hacía alarde de sus suculentas cuentas bancarias, de su yegua peruana, de sus automóviles y de una mansión de lujo con un gran muro, con aires acondicionados, portones de hierro y rodeada de cámaras de seguridad.
El caso sacudió a un país que está entre los más violentos del mundo, con 79 homicidios por cada 100.000 habitantes en el 2013, o un femicidio cada 14 horas y 30 minutos en el 2012, según la estatal Universidad Autónoma de Honduras.
Ruiz, junto con un presunto cómplice identificado como Aris Valentín Maldonado Mejía, hondureño y de 24 años que le habría ayudado a esconder y sepultar los dos cuerpos en la orilla de un río, además de otras tres personas (Ventura Díaz Ponce, dueño del centro turístico, y su esposa, Elizabeth Alvarado Najar, y un tercer sospechoso del que sigue sin trascender su identidad) cayeron presas el miércoles, mientras las indagatorias prosiguen.
Para su cumpleaños 32, el pasado 13 de noviembre, Ruiz organizó en un centro turístico de Santa Bárbara lo que sería una fiesta fatídica. En lo que la Dirección Nacional de investigación Criminal de Honduras (DNIC) narra como una explosión de celos, el joven cuya madre –Lucía– subsiste de atender una tienda de abarrotes, y cuyo padre –Teodoro– fue un ganadero que misteriosamente cayó asesinado hace varios años en una finca de la zona, habría no solo disparado contra su novia sino contra la hermana de ella, la representante a Miss Mundo, de 19 años.
Temido más que respetado, atrevido, bajo, de contextura gruesa y conocido como Paco, su acelerado acceso a dinero, autos, fincas y ganado activó sospechas de que presuntamente estuviera vinculado con el narcotráfico o el crimen organizado en general.
No obstante, en los archivos de la DNIC se carece de expedientes sobre Paco y sus andanzas, pese a que David, su hermano, fue asesinado a balazos en febrero de este año en un ataque de sicarios a un restaurante de la norteña ciudad de San Pedro Sula, la urbe más violenta del mundo, en otro confuso incidente.
En esas correrías, a Paco nunca le faltaron las mujeres bellas, con las que presumió y a las que exhibió como trofeos, una aventura que en un penal parece llegar a su final.