Una década después de que iniciara el mayor de los calvarios para el actor Bill Cosby, este martes una jueza de Pensilvania por fin ordenó enviarlo a juicio, al considerar que existen suficientes argumentos para proceder.
De ser declarado culpable, Cosby podría enfrentar una pena de hasta 10 años de prisión y una multa de $25.000.
Sin embargo, la tormenta para el comediante no se reduce tan solo a una eventual condena, sino que hace cada vez más lejano el final de este capítulo.
Ser enjuiciado obligará a Cosby, una vez más, a sentarse ante un tribunal para rendir declaraciones sobre los múltiples casos de abuso sexual de los que se le incrimina, en un juicio que será objeto de especial atención mediática.
Pese a que el caso de Andrea Constand (una exempleada de la Universidad de Temple) es el único al que se le dio vía legal –decenas de mujeres denunciaron al comediante, pero sus casos habían superado los 12 años de caducidad que impone la ley– no está del todo claro si Cosby podrá esquivar los testimonios de otras presuntas víctimas.
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La decisión de avanzar a juicio fue tomada tras escuchar fragmentos de la declaración que hizo Constand a la Policía en el 2005, en la que afirma que Cosby la penetró con los dedos tras proporcionarle píldoras que hicieron que sus piernas se sintieran “como de gelatina”.
Cosby y Constand llegaron a un acuerdo en el 2006 mediante una suma no revelada, pero los fiscales reabrieron el caso el año pasado, cuando decenas de mujeres hicieron públicos alegatos similares. Hasta entonces, el testimonio de Constand se había mantenido en confidencialidad.
Los abogados de Cosby tratan de evitar que las declaraciones de Cosby en aquella deposición se mantenga fuera del juicio, porque en ese entonces el actor había admitido que buscaba a modelos y actrices jóvenes para tener aventuras extramaritales y que obtuvo metacualona para dársela a las mujeres a las que esperaba seducir.
Pese a que Cosby ya no puede ser acusado en los demás casos de abuso, los fiscales argumentan que las supuestas víctimas deben ser escuchadas para demostrar que Cosby seguía un patrón de drogar y abusar de mujeres.
Como consecuencia de las denuncias, muchas figuras públicas se han alejado de Cosby y varias universidades estadounidenses, como Drexel, en Filadelfia, y Bryant, en Rhode Island, han anulado diplomas honoríficos que le habían otorgado.