Madrid
La infanta Cristina, imputada por fraude fiscal, está apartada de los actos oficiales de la familia real desde finales de 2011, pero su sombra estará presente el 19 de junio en la coronación de su hermano como Felipe VI de España.
A la espera de un posible juicio, la hija menor del rey y su esposo, Iñaki Urdangarin, no están invitados a la coronación.
Esto porque ambos se encuentran en el foco de una investigación judicial por presunta corrupción, la cual lastró la imagen de Juan Carlos y pudo acelerar su abdicación.
Por eso, todo está organizado para hacer olvidar a una pareja caída repentinamente en desgracia que ha ensuciado la imagen de una monarquía juzgada intocable durante muchos años.
Sin embargo, lo quiera o no la Casa Real, la ausencia de la hermana del futuro monarca será de las más destacadas en el Congreso de diputados durante la ceremonia de coronación, por detrás de la del propio Juan Carlos.
Sí que estará la hermana mayor de Felipe, la infanta Elena, divorciada desde 2009, al lado de la reina Sofía y el resto de la familia.
"Cristina brillará por su ausencia", resume Abel Hernández, autor de numerosos libros sobre Juan Carlos.
El génesis de la desgracia. La tormenta estalló el 29 de diciembre de 2011, con la imputación de Iñaki Urdangarin por supuesta malversación de fondos públicos.
El 7 de enero la imputación de la infanta Cristina por presunto delito fiscal y blanqueo de capitales surtió el golpe de efecto a la monarquía, culminado un mes más tarde, el 8 de febrero, con su declaración en un juzgado de Palma de Mallorca.
La Casa Real apartó inmediatamente de sus actividades oficiales al excampeón olímpico de balonmano. Con él también quedó relegada la infanta Cristina que se mantuvo leal a su marido.
Simbólicamente, la estatua del que parecía el yerno ideal desde su boda en 1997 fue separada del resto de la familia en el museo de Cera de Madrid.
La imagen de una pareja trabajadora y símbolo de modernidad entre la realeza española quedaba ya muy lejos. Las tradicionales fotografías de la familia reunida en Palma de Mallorca durante las vacaciones habían desaparecido y Cristina se mudó a Suiza, oficialmente por motivos laborales.
El escándalo hundió a la monarquía española en su peor crisis desde el final de la dictadura franquista, en noviembre de 1975, cuando empezó el reinado de Juan Carlos.
Al real culebrón judicial antecedía que Juan Carlos, debilitado por repetidos problemas de salud, tuvo que ser repatriado de Botsuana por un accidente durante una caza de elefantes mientras el país sufría el peor momento de la crisis económica.
La Casa Real ha multiplicado sus esfuerzos para frenar el desgaste: ha publicado sus cuentas, ha congelado el salario del rey e incluso se ha lanzado a las redes sociales.
Empero, se desconoce si esos esfuerzos serán suficientes.
Para José Apezarena, que acaba de publicar un libro sobre Felipe y su esposa Letizia, a partir de ahora, es la imagen de Felipe la que se va a desgastar por el caso Urdangarin.
En cambio, Hernández cree que la abdicación del rey crea una especie de cortafuego" para que Felipe sufra mucho menos que su padre por las evoluciones del proceso.
Además, la sucesión conlleva la salida automática de las dos hermanas, Cristina y Elena, de la familia real.
"Si la procesan, será noticia claro", admite Hernández aunque el escándalo perderá considerablemente su fuerza incluso dentro de la opinión pública.
"Una vez que está excluida de la agenda oficial y de la familia, es como si ella hubiera renunciado a sus derechos. No lo ha hecho pero ahora ella se queda fuera del juego", señala.