Cuatro años atrás, a Karina Ramos Leitón ni le pasaba por la mente estar en el mundo de los certámenes de belleza.
Hoy, con algunas “heridas de guerra” reflejadas en sus pies –varias cicatrices porque casi dormía con tacones–, a sus 20 años se convirtió en la nueva embajadora de la belleza nacional, Miss Costa Rica .
Mas su elección la noche del viernes, no pasó inadvertida en redes sociales donde abundaron las críticas. Lo mismo le ocurrió a Fabiana Granados hace un año.
No obstante, la estudiante de Relaciones Públicas nacida en Heredia y vecina de Curridabat, se resiste a caer en el juego de la provocación y asegura que, contrario a lo que se percibe en Internet, el ambiente entre las candidatas fue de camaradería; nada de peleas ni rencores. Al menos esto sí se notó al final de la transmisión, cuando sus rivales salieron a felicitarla, a diferencia de la pasada edición, en que la ganadora quedó sola.
¿Qué pasó por su cabeza cuando supo el resultado?
No recuerdo muy bien qué pensé, solo sentí un gran alivio. Creo que se notó en mi reacción. Tiré la cabeza para atrás, vi hacia arriba y me dije: ‘Dios, sí pasó”. Uno puede pensar que en algo fallé, que no sucedió, pero por dicha todo salió bien.
¿Se esperaba este resultado?, ¿se sentía segura de que ganaría?
Uno nunca sabe lo que puede pasar, por más que uno se sienta segura en la preparación que recibió. En ese momento, uno no sabe qué está pensando el jurado. Ellos bien pudieron decir: ‘¡No, Karina no me gusta!’ Así de simple, es todo un puro suspenso.
¿Cómo se enteró de lo que estaba pasando en la tabla de puntuación porque ustedes no podían ver lo que salía en televisión?
( Risas ) Salí después del desfile en traje de baño, me fui para el camerino y me cambiépara ponerme el traje de gala. Yo sabía que teníamos tiempo, entonces me fui directo al backstage a buscar mi celular.
”Empecé a escribirles a los amigos y les preguntaba: ‘¿Cómo va el asunto?’ y nadie me contestaba. Me iba a dar algo. Pero una persona en el camerino me dijo: ‘Vas de primera en todo’.
¿En qué punto se desmarcó de las demás para dejarse la corona?
Creo que tal vez la experiencia sí tiene muchísimo que ver, no porque tenga o no cierto currículo, sino porque cada vez que uno va a un concurso aprende ciertas cosas. Revisa qué salió mal en el pasado para mejorarlo en el próximo, y eso lo apliqué en Miss Costa Rica. Para un partido del Mundial, usted no puede prepararse en su casa: tiene que salir y jugar fuera. Para mí, eso tuvo muchísimo que ver. Mi experiencia internacional ha sido de un enriquecimiento impresionante, me abrió mucho los ojos. En un concurso en Ecuador, Miss Turismo Latino, me fue pésimo en la pregunta y eso me costó la corona. Tenía mucho miedo de que me pasara otra vez aquí. Lo que decidí hacer (en la fase de preguntas) fue comportarme como la persona más fría del mundo y no pensar que era un momento decisivo, solo contestar lo que realmente se me venía a la cabeza. En Ecuador, por querer hacer la respuesta bonita, me enrredé. De todo eso aprendí.
¿Qué sacrificios hizo para alcanzar este punto?
No lo veo tanto como sacrificios porque realmente disfruté de esta etapa, pero desde hace tres años me limité en ciertas cosas: desde la alimentación hasta el uso del tiempo. Antes iba al cine, ahora prefiero ir al gimnasio. Por otro lado, descuidé un poco mi trabajo, la academia que administro (Imagination, en San Pedro y Escazú). Me falta un año para terminar la carrera, pero tuve que salirme de la U este cuatrimestre. Es complicado cuando uno trabaja, estudia y quiere cumplir sus sueños.
En redes sociales, la criticaron fuertemente. Hasta dijeron que el concurso estaba arreglado a su favor, ¿qué piensa usted?
He visto comentarios que dicen que mi mamá conoce a gente en Teletica, pero nosotros aún no logramos saber quién podría ser ( risas ). La gente siempre hace comentarios. No entiendo de dónde salen tantos chismes. ¡Yo no tengo por qué arreglar nada! No me gustaría ganarme algo por lo que no trabajé, pero yo trabajé muy duro para esto. Sentí mucha presión. Pensé que si no ganaba, toda la experiencia se iba a la basura.
Decían que usted se ponía la corona antes de participar, incluso antes de inscribirse al certamen...
¡Ojalá! No sabíamos ni cómo era la corona ( bromea ). Pero no, ¡para nada! En todo momento, yo estaba muy segura de lo que trabajé, de mi preparación. Me sentía segura de mí misma, no de que ya tenía el concurso ganado. Eso nadie se lo asegura a uno. Como le dije, el jurado bien pudo decir: ‘Karina no me gusta y ya’, y se terminó la historia.
¿Tiene enemigos? ¿Qué les dice a las personas que no están de acuerdo con su elección?
Enemigos no creo que tenga, esa palabra es muy fuerte. A las personas que no están felices con mi elección, ¿qué les puedo decir? Las personas en redes sociales me criticaron no solo a mí, a todas. Y eso no es sano porque entre nosotras nos llevamos muy bien. Es doloroso ver cómo la gente se envenena cuando nosotras ni siquiera estamos envenenadas. La idea fue disfrutarl todo y pasarla bien. Cada quien hizo sutrabajo para llegar a la final y ya.
¿Considera importante un ejercicio de cultura general y actualidad como el ‘quiz’ que les aplicó este medio hace unas semanas?
Sí. Yo en mi caso estudié las preguntas de los últimos siete Miss Costa Rica. Una miss es un complemento de muchísimas cosas, y Miss Costa Rica no es la gala final, sino que empieza muchos días antes. Implica mucha preparación intelectual porque sufrimos por el estereotipo que tacha a la miss de tonta, y una miss no es nada tonta. Es una mujer que se esfuerza, es preparada y quiere crecer en la parte profesional y personal. Eso le dará una madurez que yo no puedo entender aún... porque solo tengo 20 años ( risas ).
Recuerdo que usted, con 16 años, dijo que no le gustaban los concursos de belleza y que le dolían los pies de andar en tacones. ¿En qué momento y por qué cambió de opinión?
Yo decía que eso no era lo mío, era muy joven. Tuve la oportunidad de hacer un viaje para unas fotos con Johanna Solano y Fabiana Granados (ambas ex-Miss Costa Rica) y, mientras, Johana me decía que iba para tal país a concursar y me contaba sus experiencias. ‘Fabi’ me decía que iba para otro lado. Me empezó a gustar la idea y yo quería ir de viaje, así como ellas. Vi cómo se visten, cómo se comportan y eso es algo que solo los concursos te lo da. La gente ve esto muy vacío, pero están equivocados. Incluye muchas cosas para el crecimiento
personal. Es bonito ser parte de esta experiencia.
¿Cómo se describe Karina?
Me considero una persona muy auténtica; siempre intento reflejar lo que realmente soy. Dejar de pensar en lo que la gente quiere escuchar y decir lo que uno verdaderamente cree, es muy importante. Soy una persona fuerte, cariñosa y muy trabajadora.
A las últimas tres Miss Costa Rica les pasó eso que llaman ‘la maldición de las misses’: reina que gana, reina que termina con su novio. ¿Usted cree en eso?
¡Pues sí! ( risas ) A mí se me adelantó la maldición y me llegó antes de la corona (pues está sin novio). Pero creo que las cosas siempre tienen una razón de ser y veremos qué me espera en el futuro. Ahora, mi prioridad es el concurso Miss Universo.
Como nueva Miss Costa Rica, ¿a qué se compromete?
Me comprometo a tener un año de fuerte trabajo. Veré si podemos implementar proyectos, trabajar en cosas internacionalmente. Yo creo que Costa Rica tiene mucho potencial para aportar en el mundo de los certámenes de belleza a nivel internacional; desde ya estamos viendo el apoyo en páginas especializadas.
¿Cuál es su meta para el próximo Miss Universo, del que por cierto no se ha comunicado ni la fecha ni la sede?
¿Tengo qué decir?
Sí. ¿A qué aspira usted?
Bueno, yo aspiro... me encantaría alcanzar mínimo un top 5 . Yo sé que la meta es muy alta, pero siempre digo que las metas nunca son tan altas como para no cumplirlas. Tenemos varias ideas ahí, vamos a ver si las implementamos para que Costa Rica se convierta en un país que sea potencia. Creo que también tengo mucho que aportarle a las chicas que vengan el otro año, para poder crear una cultura fuerte de certámenes fuerte, y no solo ir a concursar por ser bonita; no. Se trata de llegar bien lejos.