Desde meses antes de ser elegidos como los nuevos inquilinos de la Casa Blanca, Donald Trump y su familia transitan por un espinoso camino del que aún hoy, a pocos días de que asuman el poder, no escapan.
La desaprobación al próximo gobierno de Estados Unidos y su familia –y todo lo que venga de ellos– nace desde todos los sectores de la sociedad norteamericana, incluso de su prominente y poderoso mundo artístico.
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Celebridades de la música, el cine y la moda se niegan a apoyar a la que, a partir del 20 de enero, será la nueva familia presidencial de Estados Unidos. Sus constantes negativas a colaborar con el nuevo mandatario, también salpican a su esposa Melania Trump.
A mediados de noviembre, Sophie Theallet, la artífice de los looks de Michelle Obama, compartió en su cuenta de Twitter una incendiaria carta en la que se negó a colaborar con vestir a la exmodelo eslovena.
“(Mi ropa) es incompatible con los mensajes racistas y sexistas (de Donald Trump)... Como alguien que celebra y se esfuerza por promover la diversidad, la libertad individual y el respeto por todos los estilos de vida, no voy a participar en vestir o en asociarme de ninguna manera con la próxima primera dama”, se lee en el texto que firmó la modista francesa.
Con la misiva, Teller buscaba crear un grupo de presión desde la industria de la moda al que se unieron Tom Ford y Marc Jacobs; empero, diseñadores como Vera Wang, Jason Wu, Joseph Altuzarra, Thakoon, Donna Karan, Calvin Klein, Diane von Furstenberg, Prabal Gurung, Michael Kors o Georgina Chapman (directora creativa de Marchesa), quienes apoyaron abiertamente a Hillary Clinton durante la campaña electoral del año pasado, no reaccionaron al texto, al menos en público.
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La prensa estadounidense es del criterio que el sector de la moda que apoyó a Clinton no accederá a vestir a Melania Trump, pues de lo contrario serían incompatibles con la ética y valores que profesaron en el 2016. Ese comportamiento de la industria desembocaría en el fin de la relación entre la moda y el poder, consideró Vanessa Friedman, editora de la sección de moda de The New York Times.
Algunos sí. Pero no todo el panorama es gris para Melania Trump. Hubo diseñadores que no tomaron posición alguna en la campaña presidencial y que bien pueden ser los artífices de sus diseños y looks.
Durante una entrevista que publicó Women's Wear Daily ( WWD ), el estadounidense Thomas Jacob Hilfiger (Tommy Hilfiger) manifestó su apertura en crear atuendos para Melania.
“Creo que Melania es una mujer muy hermosa y que cualquier diseñador debería estar orgulloso de vestirla”, declaró el modista, a quien, según la prensa rosa, se le ha visto salir en las últimas semanas de la Torre Trump, ubicada en la Quinta Avenida, en Nueva York.
Tras las declaraciones de Hilfiger, otros artistas de la confección de ropa han sugerido su apertura a vestir a la pronta primera dama.
El europeo compartió en diciembre una imagen en su cuenta de Instagram en la que Melania Trump lucía un vestido negro de tirantes con detalles de lazos y pedrería. Al pie de foto, el creador escribió: #DG Woman, un gracias y cinco corazones negros.
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Carolina Herrera también está en favor de crear diseños para Melania. Durante una actividad que se realizó en Nueva York con motivo de los 35 años de carrera en el mundo de la moda, la venezolana se dijo complacida de vestir a la exmodelo.
“Por su puesto que sí, como primera dama de este país que ella será, lo haré”, contestó Herrera a la prensa.
Cantantes en contra. Melania y sus atuendos no concentrarán toda la atención de los medios el viernes 20. El show musical que acompañará el acto oficial también tendrá gran protagonismo.
Famosos cantantes como Andrea Bocelli, Elton John y Celine Dion se negaron a participar en la ceremonia del traspaso de poderes, acto al que también le dijeron no Garth Brooks, Idina Menzel, Ice T, John Legend, The Chainsmokers, Adam Lambert, David Foster y The Dixie Chicks.
Fiel a las palabras desafiantes que mantuvo en su campaña, Donald Trump escribió en Twitter el pasado 22 de diciembre: “La llamada lista ‘A’ de personalidades, todos quieren boletos para la investidura, pero mira lo que hicieron por Hillary, nada. Yo quiero a la gente”.
El futuro mandatario se refirió a las presentaciones gratis y sorpresivas que Madonna, Katy Perry, Beyoncé y Lady Gaga ofrecieron el año pasado en apoyo a la campaña presidencial de Hillary Clinton, artistas de las que aseguró no necesitará.
Debido a ello, el traspaso de poderes de Donald Trump no contará con grandes estrellas de la música. Por ahora, el 20 de enero se presentarán en Washington Las Rockettes, famosas bailarinas del Radio City Music Hall de Nueva York, y el coro Mormon Tabernacle Choir.
Pero el anuncio de esas presentaciones desde luego vino con polémica. Tras conocer que estará en el ascenso al poder de Trump, una de las bailarinas de Las Rockettes escribió en Instagram que se sentía avergonzada y desilusionada. La opinión puso a arder las redes sociales para que el grupo cancelara su presentación.
Sin embargo, Madison Square Garden Company, la empresa que contrata a Las Rockettes, declaró que ninguna de las bailarinas está obligada a asistir a la ceremonia.
Por su parte, John Bonner, integrante del coro comentó: “Espero que la iglesia mantenga su calidad moral”. Ese coro ya había participado en la toma de posesión de George H. W. Bush, George W. Bush y Ronald Reagan.
Erika Munson, cofundadora del grupo por los derechos LGBT Mormons Building Bridges, dijo que la presentación será vista como la aprobación oficial de la fe mormona por Trump. Otra artista que ya está confirmada es Jackie Evancho, exparticipante de America’s Got Talent. Ella entonará el himno nacional.
Así las cosas, la ceremonia de investidura de Donald Trump carecerá de las presentaciones de Beyoncé, Jay Z, Mariah Carey, Alicia Keys, Mary J. Blige y Stevie Wonder con las que contó Barack Obama en el 2009.
Tampoco habrá el megaconcierto que John Legend, U2, Usher, Stevie Wonder, Bruce Springsteen, Mary J. Blige, Jon Bon Jovi, Shakira, y Beyoncé ofrecieron en el Lincoln Memorial, dos días antes de que Obama asumiera la presidencia de Estados Unidos.