Redacción
Al cierre de un nutrido año literario, es fácil extraviarse entre tantas listas. De todos modos, la mesa de noche no tiene espacio para tantos libros. Pero aquí va un listado más: el de algunas de las escritoras que marcaron el ritmo del 2016.
En Costa Rica:
De este lado del mundo, dos regresos interesantes tomaron forma de novela: La romana indómita (Planeta), de Anacristina Rossi, y Tiembla, memoria (Uruk), de Catalina Murillo. Nueve años después de Limón Reggae, Rossi volvió la mirada al pasado remoto, esta vez en la antigua Roma, para hacerle justicia a la compleja figura de Julia, hija del emperador Augusto. Esta romana, indómita ciertamente, fue acusada de prostitución, exiliada, borrada de la historia. Nunca sabremos la verdad sobre ella, pero en esta novela, nos da ocasión de acompañarla en su agitada vida, un relato sobre poder, opresión, silencio y fortaleza.
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Por su parte, Catalina Murillo también volvió al pasado, pero el propio, y muy alterado. En una obra de ficción que sabe a profundo autoconocimiento, Tiembla, memoria, la autora de Marzo todopoderoso (2003) juguetea con el lenguaje con maestría envidiable, y hace de un relato de pasión amorosa una travesía por las inseguridades, orgullos y decepciones de cualquier persona.
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Curiosamente, dos escritoras debutantes también hurgaron en el pasado, y destacaron con novelas de amplia expresividad y contundente fuerza. Conocidas en ámbitos políticos, Abril Gordienko y Aída Faingezicht sorprendieron con sus primeras obras de ficción: Negra noche en blanco (Uruk) y Azulejos blancos (Letra Maya), respectivamente.
En Negra noche en blanco, Gordienko escarba en lo más profundo y oscuro de una familia, y desenmaraña un nudo de sentimientos atravesados por la agonía del patriarca. "A la mayoría de personas nos falta trabajar nuestras emociones, nos falta hacer más viajes interiores", dice Gordienko, y en esta novela, se embarca en uno ajeno, pero cercano a su sensibilidad.
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Żelechów, Polonia, durante la Segunda Guerra Mundial: tal es el escenario de Azulejos blancos, una novela en la que Faingezicht explora los matices morales del Holocausto. "El ritmo narrativo se torna acongojante cuando, de un día para otro, los judíos son avisados de las masivas deportaciones a Treblinka. La pregunta clave para quien riñe con esas páginas descarnadas es: ¿cómo ocurrió todo esto? ¿Por qué se lo permitieron las mismas víctimas?", escribió el autor Guillermo Fernández en su reseña.
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Otras autoras con libros destacados fueron Arabella Salaverry, quien debutó en la narrativa con Impúdicas (Uruk), cuyas mujeres protagonistas rechazan el silencio como única forma de calzar en la sociedad (lea la reseña de Rodolfo Arias Formoso); Paola Valverde Allier, cuyo poemario La quinta esquina del cuadrilátero se reeditó en España –y quien brilló en la organización del Festival Internacional de Poesía–; Evelyn Ugalde, quien republicó Cuando los cuentos crecen con Verbum, en España; y Camila Schumacher, con el dulce libro infantil De un poco todo (La Jirafa y Yo).
Fuera de la ficción y la poesía, algunas autoras con libros notables fueron María Lourdes Cortés, quien prosigue con fuerza en su urgente investigación del cine de Centroamérica (Nuevas fabulaciones del cine costarricense, Uruk); Michelle Roe, quien compiló agudas crónicas sobre mujeres (Mujer alada pero rota no vuela, Uruk); y Alexandra Ortiz Wallner, quien coeditó, con Susanne Klengel, un novedoso estudio sobre las relaciones culturales entre América Latina y la India.
No puede olvidarse que, en el 2016, se celebró el centenario de Yolanda Oreamuno (1916-1956), ni que Carmen Lyra fue declarada Benemérita de la Patria el 26 de abril.
En el resto del mundo:
El 2016 empezó con la gran difusión en español e inglés, los idiomas más leídos en Costa Rica, de la obra de la ganadora del Nobel del año pasado, Svetlana Alexiévich. Uno de los grandes aportes del Nobel es dar luz a rincones oscuros de las letras, y la exploración del periodismo de la autora bielorrusa se hizo de fácil acceso, por suerte, para lectores de este lado del mundo.
Hablando de reediciones y traducciones, justamente, fue notable la edición española de La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander von Humboldt (Taurus), un magnífico estudio de la vida del explorador y científico alemán, firmado por Andrea Wulf –puede leer aquí nuestra entrevista con ella–.
Para El País de España, el libro del año fue otra traducción, Manual para mujeres de la limpieza, de la estadounidense Lucia Berlin, cuyos libros poblados de oscuros personajes se revitalizan, dichosamente, en el mercado editorial. Otras traducciones notables trajeron al español obras de Jenny Offill (Departamento de especulaciones, Libros del Asteroide), la novela corta de crimen Tormenta de nieve y aroma de almendras (Maeva), de Camila Läckberg, y lo que faltaba en español de la magistral tetralogía napolitana de Elena Ferrante.
Hablando de esa desconocida autora italiana, este año protagonizó uno de los mayores escándalos literarios, cuando se reveló el nombre verdadero de la autora, quien lo había ocultado por década y media (lea lo que ocurrió en esta nota).
Con ocasión del centenario de Elena Garro, la gran autora mexicana, se reeditaron varios de sus libros, aunque algunos festejos acabaron en frustración –se exigió retirar un tiraje de Reencuentro de personajes por su faja, más machista que reveladora con respecto a esta mujer insigne de las letras latinoamericanas–.
Eterna Cadencia reeditó, en España, Fruta podrida, un libro que a pesar de tener ya 10 años, muestra en plena batalla el vigor narrativo de la chilena Lina Meruane. Por otra parte, una favorita de los lectores, la española Julia Navarro, publicó su Historia de un canalla (Plaza y Janés) con el acostumbrado éxito. La colombiana Laura Restrepo deslumbró con una sólida novela, Pecado, sobre los dilemas morales del día a día.
En poesía, entre otras publicaciones notables, estuvo Siguiente vitalidad, Natalia Litvinova (La Bella Varsovia), una voz importante en América, así como una colección de poemas de Cristina Peri Rossi en la editorial tica Espiral.
ENTREVISTA: Laura Restrepo: al borde del pecado
En el ámbito de la literatura en inglés, es innegable el dominio de la escritora Zadie Smith, con Swing Time (Penguin Press);con cada novela profundiza más en su estilo cargado de humor y vigoroso dibujo de personajes. La novela debut de Yaa Gyasi, Homegoing (Knopf), recibió laudatorias reseñas por su saga familiar en África.
La nueva colección de relatos de Helen Oyeyemi, What Is Not Yours Is Not Yours (Riverhead Books) también llamó la atención, con cuentos de mujeres y hombres atravesados por secretos y mentiras, confundidos por sus deseos y apartados por encierros voluntarios o inesperados. The Wonder (Little, Brown and Company), de Emma Donoghue, relata la historia de una niña milagrosa que atrae a creyentes y turistas a su inusual vida mágica.
Fuera de la ficción, el libro más comentado fue The Lonely City: Adventures In The Art Of Being Alone (Picador), de Olivia Laing, que narra vidas solitarias de personajes célebres en la Nueva York de ayer y de hoy. En cuanto a poesía, la nueva colección de la ganadora del Pulitzer Sharon Olds, Odes (Knopf), los Collected Poems: 1950–2012 (W.W. Norton & Co.) de Adrienne Rich, Look (Graywolf), de Solmaz Sharif, y So Much Synth (Copper Canyon Press), de Brenda Shaughnessy.