El hondureño Dennis Ávila fragmenta en poemas los recuerdos de su niñez: describe la intimidad de los viajes de la familia en una camioneta Kia Master, expone su prematuro cariño hacia los malos de las fábulas y propone un futuro.
“Creo que de niño soñé ser el hombre que soy”, dice Ávila. “Obviamente la infancia es quizás la época que más marca a las personas, bien o mal. En mi caso, el sentimiento es positivo y por lo tanto recuerdo muchos de esos eventos con nostalgia”.
El poeta presentará su libro La infancia es una película de culto el jueves 10 de noviembre en el Instituto de México a las 7 p. m. El libro fue publicado por Ediciones Perro Azul.
La próxima semana, Ávila también será invitado del V Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York.
Un viaje nostálgico. “La nostalgia fue el combustible vital, fue lo que me inyectó”, afirma Ávila sobre el proyecto.
La retrospectiva de Ávila se divide por capítulos. El primero, Genética de los hechos , expone brevemente su relación con sus abuelos hondureños.
“Cada uno de esos poemitas de mis abuelos es como la sinopsis de una gran película, es toda una vida. Se podría contar un cuento de todos ellos. Es increíble la capacidad que tiene la poesía de absorber información de tantas palabras”, reflexiona.
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A partir de las imágenes de su familia, el poeta proyecta el mundo interior de su niñez: horas de juego callejero, la fascinación colectiva con los personajes de Mazinger Z y un vínculo personal con los “antihéroes”.
“Los malos siempre fueron los buenos”, escribe en su poema Doblado al español .
“Yo siempre tuve muy claro que los videojuegos, las películas de acción, las fábulas, tenían algo escondido. Tenían un mensaje profético: siempre iba a ser un ganador, un perdedor. Muchas veces el perdedor no era el que merecía perder”, explica Ávila sobre el contenido pop de sus historias infantiles.
“Siempre crecí indignado. Siempre tuve una noción de defender a la gente, siempre me pareció que era demasiado injusto tener un ganador y perdedor”, detalla sobre esa herencia.
No obstante, la voz que evoca al recuerdo es la suya adulta que habla sobre memorias comunes. La oscuridad de los aprendizajes adultos contrasta con la visión más infantil de esos recuerdos.
“Ha sido un libro medicina por cosas que han pasado en mi país. Es un libro bastante político”, dice Ávila respecto a las metáforas que encierran los textos del poemario. “Es una dualidad. Es una cosa en la que creo demasiado: el hecho de ser inocente no significa ser tonto, el hecho de ser tierno no significa ser débil”,
La presencia de Honduras en su poemario es tenue, menciones a una playa en Punta Ratón y apenas breves apariciones de tensiones políticas de aquella época.
Esa ambigüedad no fue adrede, afirma Ávila, pero permite resonar con lectores de otros países (incluyendo una traductora que pasó algunos poemas al árabe).
“El libro no solo se trata de mi vida, se trata de una generación. Ha vivido más cambios que ninguna generación en la historia. Quizás es una generación con aprendizajes más acelerados” detalla sobre las infancias de otros niños que crecieron en los 80.
Este jueves en Los Yoses. Dennis Ávila presentará su poemario La infancia es una película de culto el jueves 10 de noviembre a las 7 p. m. en el Instituto de México. Lo acompañarán sus colegas escritores Osvaldo Sauma y Rodolfo Arias Formoso. Ediciones Perro Azul vende los ejemplares a ¢5.000.