En palabras del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, “El Antiguo Testamento está lleno de historias de mujeres que vale la pena volver a narrar”. La selección que ha hecho en su última novela es Sara , la abnegada esposa de Abraham y, tras un milagro de Dios, madre de Isaac.
Ramírez participó el jueves de un conversatorio en el Teatro Nacional para presentar su libro, titulado sencillamente Sara. La actividad involucró también al escritor costarricense Carlos Cortés y al poeta hondureño Miguel Huezo-Mixco.
El espacio se convirtió en una tertulia íntima sobre el proceso de creación de Ramírez: desde el esbozo del tema (inspirado por una anécdota familiar), hasta la revelación de la extensa investigación que tuvo asumir para “reescribir” el mito bíblico.
“Me salió de la entraña imaginativa”, aseguró el autor frente al pequeño público. “Uno se encuentra a la imaginación en un libro como el Génesis”.
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Como en otras de sus novelas, La fugitiva , Ramírez ha tomado la perspectiva de una mujer limitada desde el exterior por una de sus cualidades.
En el caso del personaje de la obra del 2011, esa cualidad es la inteligencia de la escritora costarricense Amanda Solano (basada en la historia verdadera de Yolanda Oreamuno).
En esta ocasión, la primera de las cualidades que limita a la Sara reescrita por Ramírez es su belleza. Una belleza que, en el texto bíblico, hace empequeñecer a las otras mujeres que se ponen a su lado.
Sin embargo, una belleza inútil para darle descendencia a su esposo, hasta que intervienen los designios de Dios.
Pese a eso, la Sara que descubre Ramírez frente al lector es un personaje que deja de ser bella o abnegada para ser, por sí misma, interesante. “Esta es una Sara con la que yo me identifico. Es una Sara crítica, como yo he tratado de ser en mi vida; es una Sara llena de humor, como yo he tratado de ser. Nunca está conforme con ella misma ni con el mundo que la rodea. Así como Flaubert decía ‘Yo soy Madame Bovary’, yo soy Sara”.
Lo sagrado. Sin embargo, Ramírez no ha tenido la intención de escribir historia. Su verdadero propósito, según dice, ha sido crear un personaje a partir del cual sus lectores puedan derivar sus propias interpretaciones y conclusiones.
El narrador, omnisciente, fue elogiado tanto por Cortés como Huezo-Mixco por ser uno de los logros de su escritura: conociendo el pasado, el presente y el futuro, tiene la oportunidad de explorar el resto de historias que se derivan de la de Sara y Abraham.
Cortés describió para el público como el humor de Sara enriquece al personaje.
En su texto, Ramírez habla no solo de la Sara que fue paciente mientras Abraham recibió guía y enfrentó las pruebas de Dios, sino también de la mujer que sintió celos y actuó guiada por ellos cuando expulsó a su esclava Agar y a su hijo, cuando pudo finalmente procrear con su esposo.
Esta última anécdota, confesó en el conversatorio, la vincula con una historia similar protagonizada por su abuela materna, y que lo inspiró a escribir Sara .
“Veo a Sara como un ser humano”, aseguró Ramírez después de firmar autógrafos para sus lectores en el foyer del Teatro Nacional. “Como un ser humano que tiene pasiones, debilidades, fortalezas, momentos agrios, eso era lo que era mi abuela: una mujer que yo consideraba fundamentalmente bondadosa pero capaz de actos de crueldad”.
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