De Yolanda Oreamuno se sabe mucho y, a la vez, se sabe poco. Se sabe, por ejemplo, que vivió y murió en México, que fue amiga de la escritora Eunice Odio, que empezó a escribir muy joven y que estuvo casada dos veces.
Se sabe también que murió a los 40 años y que es una de las escritoras más representativas de la narrativa costarricense. Además, que este viernes 8 de abril estaría cumpliendo 100 años.
Lo que poco se discute es por qué Yolanda Oreamuno es hoy lo que es, y la razón por la que sus aportes a la literatura costarricense perdurarán por décadas.
Con apenas 16 años, escribió su primera publicación ¿Puede tener la mujer los mismos derechos políticos que el hombre? . Desde entonces y hasta que murió, en 1955, no paró.
¿Cómo podemos entender a Yolanda en la actualidad? ¿Cuál fue (y continúa siendo) el valor de su obra?
“Es la voz de una mujer que representa un enfrentamiento a ciertos códigos patriarcales que, en la mirada de una mujer tan acuciosa y tan crítica, no resultaba tan bienvenido en una Costa Rica muy tradicional”, apunta Carlos Villalobos, director de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la Universidad de Costa Rica.
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“Tanto como narradora como ensayista, el análisis de temas que tienen que ver con las dimensiones profundas de la psicología humana que plantea, por ejemplo, en La ruta de su evasión, o el análisis crítico de la sociedad costarricense de su entorno, resultan de gran importancia para entender el trabajo crítico de los escritores”, agrega.
La ruta de su evasión, su única novela publicada, vio la luz en 1948. Carlos Cortés, escritor nacional, apunta que en esta obra la autora desnuda los mecanismos ideológicos de la familia.
“En ella, Oreamuno habla de otro tipo de violencia, que con el pasar de los años sería adecuadamente entendida como violencia simbólica, violencia familiar, violencia de género, violencia contra la mujer, violencia contra los sectores más desvalidos más desvalidos de la sociedad. Ella la entiende como parte de un sistema de represión del cual ella fue precisamente víctima”.LEA MÁS: Yolanda Oreamuno en las letras costarricenses
Según Cortés, también nos plantea que el peor sistema represivo de todos es la familia –especialmente el patriarcado–, lo cual sigue siendo revolucionario.
“Nos convoca con preguntas que todavía la sociedad costarricense no ha resuelto. Algunas de las cuestiones sociales que plantea la narrativa realista en la primera mitad del siglo XX, la sociedad costarricense las contestó con el desarrollo social y el crecimiento económico”, indica. “La situación de la mujer, de la familia, la relación entre el espacio público y privado, y lo que no se puede decir públicamente son temas muy actuales en la sociedad costarricense. Por eso es una obra que constantemente volvemos a leer y volvemos sobre ella”.
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Villalobos concuerda y la define como una punta de lanza que se adelantó a hablar de temas muy progresistas, pendientes de indagación y respuestas.
“Yolanda, vista desde la perspectiva del 2016, todavía se enfrenta con estos cuestionamientos que ella le hace a Costa Rica y que no hemos logrado resolver como país”, comenta. “Por eso, sigue siendo tan importante procurar que las mujeres tengan oportunidades, que las mujeres tengan condiciones para poder producir, expresarse y poder ser”, dice Villalobos. Entre los temas aún pendientes, el académico menciona la idea patriarcal de negarle a la mujer su posibilidad de ser enteramente, y esa visión conservadora que Yolanda resentía de su propia tierra.
Silvia Arce, actriz y filóloga rescata de Oreamuno su temprana inmersión en temas vitales. Es por esto que organizó junto al Proyecto Expresión Literaria de la Universidad Nacional, una de las tantas actividades que conmemoran su legado este año.
“En su ensayo ¿Qué hora es? hace un análisis interesante, a sus 17 años, de cómo las mujeres en esa época no tenían claro su proyecto de vida como mujeres. Entraban a estudiar sin saber realmente cuál era el objetivo. Pocas veces lo hacían por una decisión personal enfocada a un futuro después del colegio”.
Concuerda con ella la investigadora Margarita Rojas: “Desgraciadamente, en esa época las mujeres estaban peor que ahora, un grupo de artistas como Chavela Vargas, Yolanda Oreamuno y Eunice Odio tuvieron que irse de Costa Rica porque aquí el medio era muy asfixiante, muy campesino y muy católico”.
Para Villalobos, un costarricense que se diga interesado en la cultura no podría andar por ahí diciendo que es una persona conocedora de la literatura costarricense sin haber leído, por ejemplo, La ruta de su evasión , obra, a su parecer, fundamental de la historia costarricense.
Carlos Cortés remata afirmando que en Costa Rica tenemos un complejo de inferioridad con respecto a la literatura de otros países centroamericanos que nos parecen más importantes, sin darnos cuenta que esa “especie” de gran escritor que estamos esperando, ya es parte de nuestra tradición literaria y en ella, retumba un nombre: Yolanda Oreamuno. “La única manera de que tenga la resonancia y la influencia que su obra subversiva merece es leerla y releerla”.
¿Dónde consigo sus publicaciones? "A lo largo del corto camino": Fundevi (Librería UCR), Librería Francesa y Librería Lehmann. "La ruta de su evasión": Fundevi (Librería UCR), Librería Eureka (San Ramón), Librería Francesa, Librería Lehmann y Librería Crisol. Además: en la tienda en línea www.editorialcostarica.com o en sus instalaciones en San José. Calle 1, entre avenidas 8 y 10. Publicaciones web: las publicaciones de la autora en la revista Repositorio Americano, pueden encontrarse en el sitio: www.goo.gl/8q1juR