Antes de que los constantes cambios de look se volvieran norma para las estrellas pop, David Bowie fue quien se rebeló contra lo estático, el que llegó a la fama vestido como hombre de otro planeta, solo para sorprender a sus nuevos seguidores al abandonar esa imagen tan solo dos años después.
También se le ha considerado pionero y vanguardista por adelantarse a los punks, a los creadores de art-rock y a la música electrónica en los años 70 y 80.
¿Qué puede ofrecerle al mundo, a sus 69 años, un ídolo con una carrera tan amplia y fructífera?
Más música, más imágenes, más ideas y la posibilidad de volver al trono de la vanguardia. Al menos eso dejan ver los primeros dos sencillos de su próximo disco, Blackstar, su vigésimo quinto disco de estudio. El nombre oficial del disco es el caracter una estrella negra (★).
Blackstar saldrá a la venta el 8 de enero, el día en que Bowie cumpla años, pero la edad no parece haber nublado la visión fresca y aguda que lo volvió una leyenda. Bowie no hace las cosas a medias.
Renacer. Tras una pausa de casi diez años, Bowie volvió a publicar música otro 8 de enero, el del año 2013. The Next Day fue el nombre de su vigésimo cuarto disco de estudio, recibido con clamor por sus fanáticos y con buenas críticas de los medios por saber reprochar y desmenuzar la vida moderna con elegancia, como solo él podría.
Casi tres años después, el primer sencillo de Blackstar comprobó que Bowie aún tenía cosas que decir. Nadie sabía que el 19 de noviembre que Bowie publicaría un video y mucho menos que preparaba un nuevo disco de estudio, pero la noticia, como siempre, fue bien recibida.
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Se supo que, como es costumbre, su amigo Tony Visconti se encargó de los menesteres de producción y una vez más, a él le tocó ser una especie de vocero, dado que Bowie no da entrevistas desde hace años, ni se ha presentado en un escenario desde el 2006.
Visconti dio una extensa entrevista a Rolling Stone sobre la producción del disco. Allí reveló que durante la producción se escuchó mucha música: del jazz clásico al moderno, pasando también por el krautrock alemán y el hip hop de Kendrick Lamar.
La base musical de Blackstar es conformada por el saxofonista Donny McCaslin y el baterista de su quinteto, Mark Giuliana, dos músicos estadounidenses que Bowie fichó tras ver uno de sus conciertos en New York. También se fichó al tecladista Jason Linder, con un pasado en el jazz.
Con esta alineación, se esperaría que el disco sonara más a jazz , pero dista de serlo. Tampoco querían un disco de pop y mucho menos uno de rock, declaró Victonti a Rolling Stone.
Para el video de la canción principal, titulada Blackstar, Bowie encarnó al sacerdote de un culto, en lo que muchos interpretan como una crítica al fundamentalismo religioso que amenaza en nuestros tiempos.
“Él me dijo que se trataba de ISIS (el Estado Islámico)”, declaró McCaslin a Rolling Stone.
La canción es encantadoramente macabra y representa un cambio abrupto de sonido con su anterior material.
Es la canción que abre el disco y aparentemente, marca el inicio de una producción que marcará la historia del artista.
Las reseñas de quienes han podido escuchar el disco anotan que en donde la batería y el saxofón son indispensables en el paisaje sonoro.
Andy Gill de The Independent, uno de ellos, escribió que este era “su disco más extremo a la fecha: lo más lejos que se ha desviado del pop”.
“Una de las pocas certezas que podemos tomar de este inquieto álbum, implacablemente intrigante, es que David Bowie es muy alérgico a la idea del rock patrimonial”, escribió para la revista inglesa NME el crítico Sam Richards.
“Éste disco representa el giro más satisfactorio que Bowie ha dado del glam pop de los años 70, desde el álbum Low de 1977. Blackstar es así de raro y así de bueno”, describió para Rolling Stone el crítico David Fricke.
El segundo sencillo que Bowie reveló, Lazarus , recuerda por la batería y la guitarra al indie rock , pero la canción dista de ser un hit para las nuevas generaciones: tiene un tono fúnebre y a un David Bowie preocupado, en búsqueda de la liberación física y emocional.
Como suele suceder, los significados de las canciones están sujetos a la interpretación,pero eso es parte del juego.
“Lo que él escribe es lo único que revela.” dijo Visconti. “Él ha revelado suficiente en entrevistas pasadas y creo que su vida ahora se trata del arte. Es lo que él hace ahora”.
Legado. Bowie pudo haberse concentrado, como otros que comparten su oficio y crecieron en la misma época, en revivir una y otra vez éxitos pasados, hacer giras mundiales tocando la famosa Space Oddity de 1969 y otros éxitos; pero ese nunca ha sido su objetivo.
Ha dejado atrás tantos personajes como ha creado, lo que deja claro que que no ve hacia atrás, sino solo hacia el frente.
Recientemente, el director Danny Boyle trató de conseguir la autorización de Bowie para usar su música en un musical dedicado a uno de sus personajes, el “Thin White Duke” –que Bowie encarnó a mediados de la década de los 70–, solo para recibir una respuesta negativa.
Bowie prefirió dedicarse a Lazarus, una obra de teatro propia y co-escrita con Enda Walsh, ganador del premio Tony.
Esta obra está basada en el personaje que Bowie interpretó en la película El hombre que cayó de las estrellas (1976) el personaje principal es interpretado por el actor Michael C. Hall (protagonista de la serie Dexter).
A sus 69 años y en medio de rumores sobre su estado de salud, Bowie no parece querer detenerse, una noticia que debe alegrar a cualquier amante del buen arte.
Con su particular mirada, Bowie quiere seguir examinando la humanidad, sus conflictos, sus contradicciones y eso es lo que lo hace un gran artista.
Su visión está presente en todo lo que ha hecho y ese ha sido su mejor legado: enseñar que la elaboración de material valioso –sin caer en artimañas publicitarias– es la única manera de volverse inmortal.