C arl St. Clair concluye el último ensayo de la Orquesta Sinfónica Nacional antes de su concierto de cierre de temporada . Los músicos acarician las notas de Ravel en el Teatro Nacional. Al acabar la música, sacude la melena blanca y les dice: “Vamos a darle al público un concierto para recordar”.
El estadounidense es el primer director titular de la OSN tras tres años sin guía. Al cierre de este primer ciclo, dice que va por buen camino: “La temporada retó la orquesta en muchas, muchas formas diferentes. Me permitió experimentar con la orquesta una amplia variedad de emociones musicales”. A lo largo de dos entrevistas, St. Clair explicó la forma en la que valora su primer año.
¿Cómo encontró a la OSN cuando empezó y cómo la ve?
Siempre están trabajando duro. Mantenemos una relación de trabajo muy positiva. Nunca he sentido que no me estaban dando todo. El nivel de concentración y la intensidad de nuestra ética de trabajo son muy fuertes. Eso lo aprecio mucho porque trabajo duro y no podría tener una orquesta que no fuera igual.
¿Cuál cree que son los mayores logros de la temporada?
Podrían no ser cosas como los momentos culminantes. Construir una orquesta es como cultivar un árbol. Toma paso a paso a paso... Estuve particularmente orgulloso de la forma en que tocamos la Eroica , por ejemplo. Son cosas que considero grandes logros: hacer un profundo, amplio, bello y oscuro sonido de Brahms. Como director musical, estoy pensando en cuáles señales veo de que estamos mejorando de adentro hacia afuera, no lo que fue una impresión desde afuera.
”Así es como creo que se construye una orquesta: tomar los requerimientos únicos y demandas técnicas de cada pieza y explorarlas para mejorar. Una orquesta se desarrolla a lo largo del tiempo y en formas pequeñas. Requiere, como todas las cosas, repetición, recordatorios y rehaciendo.
¿Cuáles son los siguientes pasos para la orquesta?
Si piensas en la orquesta como un jardín, tienes que cuidarla todo el tiempo. De otro modo, alguna hierba crece... es un cuidado constante. Estamos trabajando duro en crear una dinámica suave de alta calidad, que es, de hecho, más difícil que lo más grande. Estamos tratando de expandir nuestro rango dinámico para explorar lo suave.
¿Qué necesidades tiene como director –y la orquesta en sí– para seguir mejorando?
Tenemos un buen equipo, con Guillermo y el concertino y el comité. Todos estamos trabajando hacia las mismas metas. Realmente siento que entre el Instituto Nacional de la Música, la ópera, el coro... El equipo está trabajando como un grupo. Eso es lo más importante. Nuestra ministra nos apoya mucho y tenemos contacto constantemente. Creo que ese apoyo es crucial. Me sentí muy honrado de que nuestro presidente Solís estuviera en nuestro último concierto. He estado aquí un año y he conocido a dos presidentes. Podría ser director en Estados Unidos por 100.000 años y nunca conocer a uno solo. Esto ha sido un regalo especial para mí. La muestra de apoyo a nuestra cultura nacional es una de las razones por las que me siento tan impulsado y apasionado de estar en Costa Rica.
¿Cómo han reaccionado las audiencias ante esa propuesta?
Empezamos este año con las charlas previas al concierto con Aurora Sáenz y llegaban diez o doce personas. Si subes ahora al foyer , verás a unas 100 personas sentadas allí, queriendo conocer y aprender de la música. Esto muestra que estamos creando una familia de la audiencia. Nos dirigimos a la audiencia, les hacemos saber que pensamos en ellos. Debo mencionar el bello trabajo de Eddie Mora y John Nelson. Tenemos muy buen equipo.
¿Qué requiere para mejorar?
Todo el mundo sabe que hay una alta prioridad en crear una concha acústica en el Teatro Nacional –y esto no es solo para la orquesta–. Si el sonido de la orquesta no pasa del proscenio, no solo sufre la orquesta, sino la audiencia que compró el tiquete, que no tiene la misma conexión visceral con la música. Lo que dura el sonido es relativamente poco con respecto a otras salas.
En términos de los programas de extensión cultural, mencionó que estaba satisfecho, pero ¿qué debe mejorarse?
Hemos hecho un acuerdo con el rector de la UCR para tocar en muchos de los campus. Creo que la clave del éxito que tuvimos en Limón fue el repertorio. Tocamos piezas que tenían atractivo inmediato y una conexión cultural. Si hubiéramos llevado una pieza de Brahms o Mozart, lo hubieran apreciado pero quizás no se hubiera tenido una conexión inmediata. Fue bello que en dos conciertos tuviéramos a jóvenes sentados en el suelo entre la orquesta y a su lado. Fue especial porque vimos sus ojos abriéndose de una manera... Nuestros músicos son particularmente genuinos y generosos al hablar de los instrumentos a la audiencia. Lo que realmente disfruté fue ver a familias multigeneracionales.
”Me impresionó y tocó la forma en la que las figuras políticas de Limón hablaron a la audiencia sobre nosotros, y que les dijeran cuán importante era que estuviésemos allí. Nos mostró que lo que hacíamos estaba provocando un impacto en ese momento.
”De eso se trata la música. La música está en la existencia humana para mejorar nuestras vidas, sacarnos de un sitio oscuro, darnos un momento de rayos de sol. No se trata solamente de tocar música y que las notas vuelen en el aire. Es cuando toca a alguien y es recibida por alguien que la música se convierte en tal; de otro modo, solo es sonido.
Para el 2015, St. Clair espera acercarse más a las comunidades. “Trataremos de tener una obra de un compositor costarricense en cada concierto”, promete.