El primer contacto que tuvo la costarricense Elena Umaña con la música romántica fue cuando comenzó a coleccionar, en los 80, casetes de la artista estadounidense Marisela.
Sin embargo, no fue hasta que escuchó Sola con mi soledad, de esa cantante, cuando Elena se enamoró de este género y deseó fervientemente cantar temas románticos.
Hoy, ese sueño se cumplió. Elena dejó de lado hace cinco años la cumbia que interpretaba en el grupo nacional Kalúa para entrar, como solista, en ese nuevo mercado, “sin un mánager que me controle”.
Ella lanzará el 28 de noviembre, su primer disco en esta etapa de su carrera, llamado Diamante , el cual estará conformado por diez canciones inéditas (cuatro piezas son merengue house ; el resto, baladas).
“Estuve buscando un nombre que fuera corto, que a la gente se le pegara rápido y que describiera la etapa en la que estoy. El diamante es el material más fuerte que existe, es irrompible, indestructible y solo se puede rayar con otro diamante.
“Eso soy ahora, soy fuerte, de armas tomar, para adelante. A pesar de todos los obstáculos, nadie me detiene”, dijo Umaña a Viva .
Por eso fue que, tras divorciarse en el 2009 de Henry Moya, dueño de Kalúa y su mánager, esta vecina de Heredia –pero oriunda de Puerto Jiménez (Puntarenas)– prefirió seguir su carrera musical sin un representante. No quería rendirle cuentas a nadie.
“Es mejor así. Ahora soy yo quien decide qué quiero cantar y cuándo lo quiero hacer. Antes yo no tenía tiempo para celebrar mi cumpleaños con mi familia, porque tenía que trabajar. Entiendo que fue parte del éxito de Kalúa, pero era muy cansado.
“A penas salí de ese grupo, me tomé un tiempo para descansar y estar con mi hija. Quise manejar mi vida y mi carrera. Ya no es que tengo que ir a cantar, es que quiero ir a una presentación”, detalló la tica, quien en diciembre cumple 40 años.
La situación no fue sencilla porque debía desligarse del apellido Kalúa que tuvo durante 14 años, para darse a conocer como Elena Umaña. “Fue una decisión muy difícil, lo pensé bastante. Era una persona muy dependiente y me fue muy difícil dar el paso, pero tenía que hacerlo. Me lancé al agua, confiando en Dios y aquí sigo, luchando y trabajando.
“La gente no se ha desprendido de eso todavía, me siguen relacionando a esa agrupación. Fue algo que me dio mi nombre; si me dicen Kalúa, no me molesta, pero tampoco me gusta que me encasillen en la cumbia”.
A pesar de ello, Elena se siente plena en el plano profesional. “Hago, digo y canto lo que quiero. Cuando uno tiene un mánager, te dice qué tenés que decir y hacer, así eso sea en contra de uno mismo. Me siento en la libertad de que nadie me manda”.
La satisfacción se extiende a su vida personal, área en la que, sin ofrecer mucho detalle, pero con una sonrisa pícara, dijo estar “muy feliz”. “Ya hay muchas cosas superadas, por ejemplo mi divorcio con Henry. La relación que hay entre nosotros, si por mí fuera, marcharía bien, pero hay cosas que no están bien y que atentan contra una buena relación. Ahorita no estamos en buenos términos.
“Mientras él (Henry) cumpla con sus responsabilidades económicas que tiene con mi hija todo marcha bien. Pero cuando empieza a fallar es que empiezan de nuevo los problemas y, cuando una persona es fuerte por tanto tiempo, se cansa y eso me pasa”.
Sin cumbia. Durante dos años, Elena estuvo trabajando en su nueva producción, Diamante , y quiso asegurarse de que el álbum transmitiera el buen momento por el que pasa.
“Este disco es un sueño personal y, si a la gente le gusta y lo apoya, pues qué bien. La idea es que la gente que está acostumbrada a escucharme cantando cumbia, me escuche en esta otra faceta y cumpliendo un deseo que tengo desde niña”, comentó Elena.
Pero Diamante no solo le cumplió el sueño de escucharse como cantante romántica, sino que también la motivó a estrenarse como compositora.
Desde que estaba en la escuela, Elena inventaba versos y poemas, porque era su forma de expresarse. A pesar de eso, en su paso por Kalúa nunca se le ocurrió escribir algo. “No pasó por mi mente, ni me motivaron a hacerlo”, dijo.
Fue hasta el año pasado que un amigo la impulsó a componer y así nació la balada ¿Por qué duele? , que viene en este disco. “Me dijo: ¿Por qué no te haces algo a ver qué sale? Con un poco de nervios, la compuse, la presenté, les gustó y la grabé. Eso me dio la confianza para seguir componiendo”.
En los siguientes meses fueron saliendo los diferentes temas, entre los cuales apareció Cuando una mujer ama , sencillo que tiene gran peso para Elena. “Esto habla de lo que queremos las mujeres cuando estamos enamoradas, queremos que nos dediquen tiempo, que nos den detalles, que no se olviden de fechas importantes. Es algo de lo que siempre quise escribir y cantar”.
Ese sentimiento y esa sensibilidad impresa en las canciones es lo que, a criterio de Elena, gustará al público. “Cuesta mucho encontrar canciones hechas por mujeres y quién mejor que una mujer para sacar todo lo que uno lleva por dentro”, mencionó.
El disco lo podrán conseguir en las presentaciones de la cantante. Su agenda la puede encontrar en el Facebook oficial de la costarricense.
Pero, además de estas diez canciones, Elena también hace sus propias versiones de su cantante favorita de música plancha, Marisela, y de otras grandes artistas de este género.
Un claro ejemplo es el cover que hizo del tema Agua caliente , de Fausto, con el nacional René Barboza. “Él me lo propuso desde hace mucho tiempo. Nos encontramos en un evento y cantamos Hoy tengo ganas de ti (Ricardo Montaner) y el público se emocionó tanto que decidimos grabar algo juntos”.
Aunque, hasta el momento Elena se siente cómoda interpretando baladas, no descarta regresar a sus raíces más adelante. “Yo tengo un público que tengo que cuidar y por eso también les cantaré éxitos, como Chambacú o Me la vas a pagar ”.
Por el momento, Elena Umaña se quitó el traje de cantante de cumbia que usó por 14 años y lo guardó en su armario. Hoy, toma el micrófono para cantar sus propias baladas y además, en una conjunción maravillosa, honra a Marisela, la inspiración musical de su infancia.