La ópera La bohème fue clave para que Elizabeth Caballero siquiera considerara trabajar como soprano. A sus 18 años, la cubana-estadounidense tomó un libreto y bromeó imitando a una soprano y cantó algunas líneas del papel de la Musetta, de La bohème. En el 2006, ese papel le valió elogios de los críticos de The New York Times.
Esta semana, Caballero fue uno de los pocos extranjeros que formaron parte de la más reciente producción de La bohème , en en el Teatro Nacional de Costa Rica. El crítico de ópera de La Nación, Jordi Antich, celebró su interpretación de Mimí, personaje principal, por su “voz nítida y delicado fraseo”.
La soprano atendió a La Nación tan solo unos minutos antes de su última presentación en el país, la noche del 26 de julio. La ópera tendrá otras tres funciones el jueves 28, viernes 29 y domingo 31 de julio, con la soprano Sofía Corrales al frente.
¿Cómo se animó a participar y estudiar la ópera?
No tenía la menor idea de qué iba a estudiar o cuál iba a ser mi profesión, pero sí sabía que me gustaba cantar, y me divertía. Empecé mis estudios de canto en una universidad en Miami con una señora que me dio mi primera aria. Por coincidencia, fue la aria de la Musetta, de La bohème.
”La primera vez empecé a hacerle como burla a lo que yo pensaba que sonaba una voz operática. La señora me dijo: ‘Yo sé que te estás burlando, pero no te está saliendo nada mal’. Después de eso empecé a tomármelo más en serio y me gustó y ella me dio el empuje para seguir en la carrera.
”Tras un año de clases, vino Pavarotti a dar un concierto en la playa y, al mismo tiempo, abrió una competencia internacional y entré a concursar bien fresca, porque, ¿quién hace eso después de solo un año de estudiar? Pues de más de 2.000 participantes él me escogió como una de las finalistas.
"No llegué a ganar, pero en uno de los rounds de su competencia él me dijo que yo era un diamante al que le hacía falta pulir y esas palabras me han acompañado en los momentos más difíciles; son las palabras que me motivan en los momentos más horribles.
¿Cuáles son las dificultades que enfrenta como cantante de ópera?
Esta es una carrera muy solitaria. Por ejemplo, en estos momentos estando aquí en Costa Rica falleció mi abuela. Yo ya sabía que venía, pero yo no estoy ahí con mi familia. También estando aquí en Costa Rica celebro mi primer aniversario con mi esposo. Uno tiene momentos muy solitarios pero, a la misma vez, uno hace muchas amistades, va a muchos países lindos y tiene cosas muy lindas. No soy rica, pero gracias a Dios pago las cuentas haciendo lo que me gusta, cantar.
De las obras que ha interpretado, ¿cuáles son sus favoritas? ¿Cuáles le han faltado?
Esa es una pregunta difícil, porque siempre estoy enamorada de la obra que estoy cantando. Siempre que vuelvo a un papel, descubro algo nuevo de ese personaje, alguna forma diferente de interpretarlo, algún detalle que me enamora. Pero, por ejemplo, Violeta (de La traviata ) es un personaje muy rico, que me atrae como cantante y actriz.
”De los que quisiera cantar en el futuro, estoy muy ansiosa de interpretar a Desdémona, de Otelo; me encantaría tratar a Leonora en Il trovatore y, en unos cuantos años quisiera cantar a Tosca.
¿Qué impresión se lleva de su visita al país y del trabajo que se hace aquí?
Empiezo diciendo que este teatro es una joya, la verdad, este teatrico es bello, es perfección para la voz sin amplificación. Uno se siente cantando... como en la sala del baño (ríe). De veras es riquísimo. La calidad de la orquesta es enorme y todos han sido gente muy linda conmigo. Si Dios quiere, pienso regresar para traer a mi esposo para que conozca a mis amigos nuevos.