Cinco décadas haciendo el mismo oficio no se les dan fácil a todos, mucho menos cuando de arte se trata. Renovar y seguir avante en la convulsa industria musical es un logro solo de los más grandes, como es el caso de Joan Manuel Serrat.
El catalán celebra desde febrero 50 años de carrera, primero con el lanzamiento de un disco llamado Antología desordenada y, luego, con un espectáculo del mismo nombre, que comenzó a girar en febrero en Chile y concluirá en Perú, a finales de noviembre.
Hoy y mañana, a las 8 p. m., será el público de Costa Rica el que celebre su música con el maestro en dos conciertos en el Teatro Popular Melico Salazar, en San José. La empresa encargada de las actividades, Interamericana de Producciones, confirmó ayer que hay muy pocas entradas disponibles en el sitio web eTicket.cr y en sus distintos puntos de venta.
A las puertas de estas dos galas, Serrat conversó con La Nación durante 25 minutos, ayer, en el Hotel San José Palacio. Este es un extracto de la entrevista.
El periodista Jesús Miguel Marcos (del diario 'Público') recordó que, cuando usted comenzó a cantar, "asistir a un recital en aquellos años se convirtió en una declaración política". ¿Mantienen los conciertos, al menos los suyos, esa característica?
"Respecto a España, asistir a los conciertos en los años 60 y 70, a un determinado tipo de conciertos que hacían un determinado grupo de artistas que escribían un determinado tipo de canciones, evidentemente tenía una clara demostración de acto político, pero le puedo asegurar que la mayoría de los artistas no entraban en este catálogo. Vivíamos en una dictadura y el lenguaje que la dictadura tenía era muy sensible, porque mostraba la hilacha cada vez que alguien ponía sobre la mesa algún tema, y los dictadores no son muy partidarios de que sus actos o palabras sean criticados (...). Tratar de hacer un paralelismo entre aquellos conciertos y estos, exigiría que usted renuncie al resto de la entrevista para poder dedicarnos a fondo.
"En el concierto de mañana, sí hay una carga política muy clara: todo aquel escrito, todo aquello que uno cuenta no de manera banal, en donde cuenta el peso de las palabras, que pretende transmitir emociones y sensaciones, siempre hay atrás una carga política, combativa incluso, pero política sí, sin duda".
¿Así sea que estemos hablando de canciones de amor?
"Todo. Es que todo lo que hagamos en la vida tiene un gesto político. La forma en que desarrollemos una canción de amor, los argumentos en los que ese amor se apoye, los actos que acompañan las declaraciones de amor son evidentemente actos políticos".
Ha dicho que no confía en el ser humano y que cree que dios somos todos. Si dios somos todos y no podemos confiar en nadie, ¿en qué nos podemos amparar en este mundo, si acaso hay algo?
"Usted se apañará. Primero, yo no digo exactamente que no confíe en el ser humano. Lo voy a intentar aclarar: le diré que el ser humano es poco confiable. Esto es otra cosa, y me refiero sencillamente a los hechos de lo que sucede alrededor. Basta con que usted prenda la televisión y escuche y vea lo que ocurre en el mundo y las posibilidades que habría de que ocurra de otra manera. Si el ser humano fuera más confiable, las cosas serían más de la manera que creemos nosotros que deberían ser, que de las cosas que son.
"Si el ser humano fuera más confiable, sería más plural, más amplio, más verdad; trataría más de extraer de lo que sucede consecuencias para responder humana y socialmente. De ahí mi falta de esperanza bobalicona en el ser humano (...). Respecto a dios, yo no tengo el más mínimo problema espiritual; tengo lugares donde recojo espiritualidades y en los que estoy perfectamente en paz de manera armónica con mis semejantes y no necesito más mensaje que 'lo que cada día creo que debo hacer, trato de hacer'".
Hace 50 años, cuando se dio a conocer, el miedo era una institución poderosa en esta sociedad. Hoy, ha dicho que el miedo está causando problemas en el mundo. ¿Era diferente el miedo de la dictadura de Franco al de hoy?
"El miedo es el miedo. Lo que pasa es que los argumentos son diferentes: uno puede tener miedo a represalias por exponer sus ideas porque el simple hecho de pensar distinto puede causar dolor físico, espiritual o hacerte desaparecer del planeta. Hoy, el miedo sigue siendo exactamente el mismo, y se le puede añadir la gran importancia que tiene en 'sociedades avanzadas' el miedo a perder el trabajo o el miedo a no acceder a los beneficios que la sociedad teóricamente puede dar pero que no da para todos.
"Ni hablemos de la cantidad de miedo que puede representar el miedo más sencillo y animal: imagínese los millones de ciudadanos desplazados que van de un lugar a otro, tratando de meter la vida en algún sitio, perseguidos por bombas y criminales, y donde los esperan no hay brazos abiertos ni hermanos solidarios, sino miseria y campos de concentración para devolverlos a sus territorios lo antes posible (...)".
Cuando usted dijo que Cataluña no debe independizarse, ¿tuvo miedo por pensar diferente?
"Este punto de vista no es nuevo para nadie más que para quien no haya querido escuchar ni ver. Yo he defendido desde hace muchísimos años el derecho de los catalanes a decidir sobre su futuro y, como creo en este derecho, creo que va en dos sentidos: el del sí y el del no. Cada quien es libre para decidir cuál quiere y los dos son respetables y no deberían representar ningún inconveniente para poder seguir los catalanes como hasta la fecha: viviendo en paz".
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Se han dado muchos cambios políticos en España, surgiendo alternativas como 'Podemos'...
"'Muchos cambios políticos...', ¿usted cree que se han dado? Permítame que le sonría (risas)".
Mis disculpas. Quise decir que surgen alternativas que promueven cambios y hay líderes jóvenes que parecen irrumpir en la política. No me refería a cambios políticos pasados, pero sí cambios en el ambiente que buscan una transformación.
"Sí. Creo que lo que está sucediendo es que parece que estamos todos de acuerdo en la necesidad de una renovación política. Nos hace falta una renovación política porque los viejos dirigentes están salpicados, cuando no metidos en problemas de corrupción; han perdido confianza de la ciudadanía y con su insistencia están amenazando a que la ciudadanía no pierda solo la confianza en ellos, sino también en el Estado de Derecho y en la democracia".
"Han aparecido dos partidos políticos, uno de izquierda y otro de derecha, con planteamientos que pretenden alejarse de otros partidos anteriores, pero están en proceso de asentamiento y, a mi modo de ver, son partidos que pasarán un momento de euforia, que la han pasado, y que en las elecciones generales se irán asentando más en la situación de voto del ciudadano. En algunos casos, no sabemos muy bien quiénes son, pero son pasos inevitables cuando una democracia joven como la española, que planteó muchas esperanzas e ilusiones, ha tenido un retroceso democrático".
¿A cuál España le gustaría observar el 21 de diciembre?
"Yo no tengo varita mágica. Me gustaría que amaneciera con un 90% de voto, que la gente marcara qué quiere. Tengo un rumbo preferido en cuanto a mis ideas, pero en estos momentos me importa más que la gente entre en una actitud de participación política y que tome responsabilidad en su futuro y que crea que el éxodo del voto es un paso más para avanzar en la sociedad democrática".
Usted y sus amigos y colegas han cantado para varias generaciones. ¿Qué le dan a la gente?
"Formamos parte de una manera de entender la música, de hacerla y de comunicarla, particular, que no es única y que tiene muchos contactos con otros tipos de música; es decir, no somos una burbuja. También, seguramente, (influye) la actitud personal: no hemos cedido nuestra imagen y voz al profesional, sino que la persona ha tomado decisiones y hablado porque, por encima de intereses profesionales, siempre defendimos intereses sociales".
Ha dicho que en sus comienzos había todavía cosas por las que soñar; había un mundo por el cual soñar. ¿Cree que hay escasez de sueños en la actualidad?
"Supongo que... ¿Usted cuántos años tiene?"
25.
"Yo tengo 71. No es que hay aquí una escasez de sueños; los sueños están en ti y en mí. Yo puedo tener una vida en la que muchos de mis sueños se han convertido en polvo, otros no han llegado a cruzar el río y otros me han traicionado, pero no por eso dejo de tener sueños. Aunque tengas tus decisiones y desilusiones, 50 años más de eso te convertirán en otra persona que no será ni mejor ni peor, pero seguramente en la que pesarán más las decisiones imaginativas o cargadas de sueño; les darás una vuelta más para ver por dónde pueden salir. No es que tengas menos; es que los valorarás más".
La política en Latinoamérica también está cambiando, con un bloque de países de izquierda.
"Pero son muy diferentes. No hay un bloque claro en este sentido. Hay discursos que son muy sorprendentes en cuanto a la viabilidad de estos proyectos, y hay otros fantásticos. En estos años, hemos tenido la maravilla de dirigentes como Pepe Mujica, que yo lo pondría de curso obligatorio en las escuelas y en las universidades por dos razones: creo que ayudaría a los jóvenes a entender mejor la vida y el mundo, y después porque es divertido. Ha sido el mejor caso que hemos podido tener, y junto a este hemos tenido algunos malos ejemplos que no voy a nombrar, pero lo seguro es que América está viva y pasando por una falta de interés grande. El porcentaje de votación el domingo en Guatemala fue decepcionante; no solo los candidatos, sino que no llegue ni el 50% a votar, es realmente muy preocupante".
¿Qué puede o debe hacer un artista ante estas situaciones?
"Hacer bien sus canciones, escribir buenas canciones; ser un buen artista. Trabajar para ser cada día mejor y para transmitirle a los demás sueños, ilusiones, caricias y todo lo que un artista es capaz de hacer".
¿No hay una responsabilidad explícita en cuanto a su papel en la sociedad?
"La tenemos todos y la tenemos todos en la medida de que somos personajes públicos y en la medida de que nuestra voz se escribe y se escucha, por tanto debemos de ser responsables de esta voz y utilizarla en lo que nosotros creamos que es lo mejor para el país y el mundo en el que nos tocó vivir. De alguna manera, ser responsables de la voz y de la palabra".
Colaboró Antonio Ortega Gutiérrez.