En las postrimerías del siglo pasado, los integrantes de Éditus tenían como escenario para su música matrimonios y bautizos.
Una década después de su nacimiento como agrupación, el arranque del nuevo milenio los colocó en otro escenario muy diferente: el Staples Center, de Los Ángeles, California.
Los músicos Ricardo Ramírez, Edín Solís y Carlos Vargas (Tapado) subieron junto al panameño Rubén Blades a recoger el primer Grammy para la música costarricense.
Lo recibieron por el álbum de Blades Tiempos , en el que participó el Sexteto de Jazz Latino, también costarricense. Este disco fue considerado la mejor interpretación pop latina en la edición del 2000 de los Grammy.
El álbum superó en su categoría a producciones de Marc Anthony; Ricky Martin; Carlos Santana con Maná, y, Carlos Vives.
En ese momento, Blades manifestó: “Ellos han sido decisivos en el sonido final. Tienen una sólida formación clásica pero al mismo tiempo un gran conocimiento de lo popular, de la música americana en general”.
Un año antes de la gran noticia, la dupla Éditus-Blades hizo la presentación oficial de Tiempos en dos giras por Europa y EE.UU. El trío se expandió para conformar una numerosa banda de músicos y técnicos costarricenses en soporte del mítico salsero panameño.
“En París, Francia, fueron ovacionados y lo mismo les ocurrió en el Carnegie Hall de Nueva York, una de las salas más importantes del mundo”, registró La Nación.
La calidad musical de este álbum alcanzó tal nivel que la revista Billboard la designó como el disco del mes, y publicaciones como Rolling Stones lo consideró el mejor álbum latino del año.
La historia se repite
Tres años después de aquella hazaña, otro escenario --el Madison Square Garden, de Nueva York--, volvió a ver a costarricenses como parte de los ganadores de un nuevo Grammy.
Esta vez, el disco Mundo los colocó en la lista de los triunfadores con Rubén Blades, reconociéndoles ser el álbum con mejor música del mundo.
“Hemos ganado mucho al estar con alguien como Rubén, pues por él llegamos a los mejores festivales y escenarios del mundo. Ganamos mucho roce internacional y aprendimos de uno de los grandes, pero el costo en lo local ha sido alto”, manifestó a finales del 2003 el violinista del grupo, Ricardo Ramírez.
Para aquel entonces, estos músicos perdieron hasta los contratos de bodas y bautizos que le daban de comer a sus familias, pues las personas creyeron que sus tarifas se habían disparado a distancias siderales.
La agrupación, seleccionada en el 2000 entre los personajes culturales de La Nación , nunca ha dejado de pisar tierra, a pesar de los éxitos que podrían poner a volar a muchos desubicados.
“Ganando o perdiendo el Grammy, nosotros vamos a seguir haciendo lo que hasta ahora nos hemos propuesto en la música. Hacemos un trabajo honesto y creemos en la música latinoamericana y eso no va a cambiar si nos dan o no ese premio”, dijo Edín Solís, guitarrista de Éditus, a La Nación .
Aunque los escenarios cambien, estos artistas seguirán siendo los mismos. Su esencia es el arte.
Solís lo resumió en una entrevista publicada en el 2000: “(...) este asunto (los Grammy) son un desafío de glamour , imagen y publicidad. El que realmente hace arte está ajeno a todo eso”. revistadominical@nacion.com