Un pez fuera del agua agoniza frente a nuestros ojos, mientras la frenética descarga de ¿ metal ? muta, paulatinamente, a un melancólico piano. Es 1990 y los adolescentes, absortos frente a la tele, aún tratan de procesar lo que acababan de oír y ver. Esta es la presentación de Faith No More al mundo.
No la más importante pero sí una de las más veneradas entre las grandes bandas de rock alternativo que dominaron la década de los 90, Faith No More hace mucho que alcanzó estatus de objeto de culto y cualquier roquero que se precie de un grado mínimo de conocimiento musical sabe que este es un grupo cuyo nombre se pronuncia con respeto en los círculos más melómanos.
¿Faith No More en Costa Rica? Hasta ayer la pregunta carecía por completo de sustento, acercándose más a la utopía o –para sus fanáticos más delirantes– incluso a la crueldad. Claro, eso era hasta ayer.
La banda californiana está confirmada para hacer su debut en suelo costarricense el próximo martes 15 de setiembre, como parte de su gira latinoamericana.
El espectáculo fue anunciado por la productora Move Concerts, que bajo su anterior nombre Evenpro ya había causado estragos entre los roqueros ticos al ponerlos de frente a otros gigantes como Metallica, Iron Maiden, Slayer, Bob Dylan y Green Day.
La presentación de Faith No More será en el anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva, en La Guácima. Las entradas tendrán un costo de ¢25.000 en preferencial lateral; ¢35.000 en preferencial central, y ¢55.000 en el golden circle (de pie, frente al escenario). A estos precios deben sumársele los cargos de servicio.
Según informó Move Concerts, la preventa de entradas empezará el miércoles 8 de julio (sí, la próxima semana) a las 10 a. m., por medio del sitio web www.eticket.cr y sus puntos autorizados. Esta preventa será exclusiva para tarjetahabientes Credomatic.
El martes 14 de julio, siempre a las 10 a. m., la venta se extenderá al público en general, por medio de cualquier medio de pago.
Leyenda viva. Faith No More es un caso particular: su génesis se remonta a inicios de los 80 y su bien ganada fama data de más de 20 años atrás.
Sin embargo, estamos ante una agrupación que no suena a añejo o que vive de las rentas de sus glorias pasadas. Al contrario, el quinteto está gritando nuevas consignas, a todo lo que le dan los pulmones.
En mayo de este año vio la luz Sol Invictus, sétimo álbum de estudio del grupo y el primero con material inédito en 18 años. Y el mundo lo recibió con los brazos abiertos.
Mientras nuevos sencillos como Motherfucker y Superhero se incorporaban a su repertorio, la banda volvió a ser un nombre rutilante en la cartelera de conciertos. En febrero su marcha de regreso se inició en Asia y Australia, para luego pasar a su primera gira por Norteamérica en años.
En el último par de meses, el grupo se ha enfocado en el circuito europeo de festivales y pronto volverá a Estados Unidos, donde rematará el calendario, siendo parte del impecable Riot Fest, en Chicago, a inicios de setiembre.
El concierto en Costa Rica se enmarca en el recorrido que el quinteto hará por América Latina, con fechas ya confirmadas para Bogotá, Santiago, Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro.
En la ciudad carioca, Faith No More volverá a ser parte del mítico Rock in Río, el multitudinario festival por el que ya había desfilado, en 1991, cuando compartió cartel con nombres que ya suenan lejanos, como Guns N’ Roses, Billy Idol, INXS, Sepultura, y Queensrÿche.
“Épic”. Sí, es cierto: Faith No More pasó a la memoria colectiva de una generación por Epic, por mucho su canción más conocida y causante de que algunos poco instruidos se atreviesen, en su momento, a tildar a esta agrupación como un one hit wonder (categoría más apta para actos que efectivamente solo pegaron una pieza antes de caer al olvido, tipo Los del Río, 4 Non Blondes o Lou Bega).
Epic es un buen ejemplo del sonido versátil del grupo fundado en 1981 en San Francisco. En ese momento, lo que luego sería ampliamente aceptado como rock alternativo era una criatura amorfa, que se nutría de la experimentación de jóvenes músicos que no encajaban en el plástico exceso del muy popular glam metal .
Elementos de punk , hip-hop, funk, punk y metal se mezclaban sin contemplaciones, buscando un sonido propio que, irónicamente, con los años muchos convertirían en receta.
A finales de esa década, miles de jóvenes abrían los oídos y exigían a las radios y MTV más material de grupos nada convencionales como The Pixies, Living Colour, Red Hot Chili Peppers, Sonic Youth, Jane’s Addiction y Faith No More.
Por eso se entiende la locura cuando, a inicios de 1990, aquel sencillo tomó por asalto al mundo, apoyado en un alucinante video que incluía la ya menciona agonía del pez fuera del agua.
Durante los 90, Faith No More fue una fuerza de la naturaleza: inaudita, irracional, impredecible, incontrolable. Para ese entonces, su máxima figura era el carismático vocalista Mike Patton, quien si bien no formó parte de los inicios de la banda, sí le dio el impulso para alzar vuelo.
La base de la agrupación se ha mantenido sólida desde sus primeros pasos: el bajista Billy Gould, el baterista Mike Bordin y el tecladista Roddy Bottum. La formación inicial con la que se grabó el disco debut We Care a Lot (1985) se completó con el cantante Chuck Mosley y el guitarrista Jim Martin.
Hartos del carácter errático de Mosley, en 1988 los músicos lo echaron y se dieron a la tarea de encontrar un nuevo dueño para el micrófono.
Patton tomó el puesto y de ahí en adelante todo fue ganancia: los multiplatinos discos The Real Thing (1989) y Angel Dust (1992) se tienen al día de hoy entre los álbumes obligatorios de cualquier roquero criado en los 90.
Martin se marchó peleado en 1993 y la guitarra cambió de responsable varias veces hasta la llegada, en 1997, del hoy indiscutible titular Jon Hudson. Faith No More se separó de modo “definitivo” en abril de 1998, dejando atrás un legado brillante, con temas insignia como Falling to Pieces, Midlife Crisis, Evidence, Digging the Grave, Last Cup of Sorrow y su muy popular cover para Easy , original de The Commodores.
Caminos separados, reuniones ocasionales, proyectos de éxito variable y creciente nostalgia de parte de la fanaticada. En el 2009 las ganas pudieron más que el resentimiento y Patton, Bordin, Hudson, Bottum y Gould volvieron a la carretera, para delicia de un público que nunca perdió la fe. La reunión resultó mejor de lo esperado y pronto quedó claro que había nuevas canciones en el tintero.
Hoy, con su resplandeciente Sol Invictus bajo el brazo, Faith No More vive un saludable segundo aire. Así, revitalizada, la banda que ayudó a definir lo alternativo de los 90 se acerca a Costa Rica, un país que aprecia su obra más nunca presupuestó disfrutarla en concierto. Lindas vueltas que da la vida.