La nostalgia fue la gran protagonista el sábado en el festival Costa Rock, en el que 14 agrupaciones costarricenses de ska, punk, reggae y metal compartieron en el escenario del Club Pepper, en Curridabat.
Con nula participación de bandas formadas en el último lustro, en un cartel colmado de grupos de la guardia noventera y de comienzos de los 2000, el festival atrajo a unas 1.000 personas durante el día, según datos de la producción.
Guardando un espíritu similar al de los conciertos multigénero de los 90, Costa Rock alineó a grupos de distintos géneros bajo un mismo techo, y por lo tanto atrajo a fans de distintas vertientes.
Durante la tarde (el concierto arrancó a la 1:30 p. m.), por el escenario desfilaron agrupaciones de punk y metal, en su mayoría, y el reggae y el ska quedaron rezagados para la recta final del chivo.
La banda de metal Prockq abrió el telón en el marco de una ola de calor que se extendió durante toda la tarde. El punk de Endemia sonó en las mismas condiciones, y con ellos coincidió un mayor flujo de público que, desde temprano, se abocó a la bailada en la pista.
“Gracias a Costa Rock por hacer esto posible”, dijo el guitarrista de Endemia, Nilson Oviedo, durante la presentación. “Gracias a las 14 bandas que están aquí y a las 1.000 que no están. Todos somos de los mismos”. La camadería de los músicos fue clave en la maratón.
Comienzo. La premisa de Costa Rock era ofrecer 12 horas de rock nacional al precio de ¢10.000, pero si el público no ponía de su parte, podían ser 100 horas de música que se sentiría como nada.
El sábado, el público hizo una apuesta fuerte. Desde el inicio del concierto, la mayoría ponía atención, se acercaba a tarima y cantaba todas las canciones que conocía, que en este caso eran la mayoría, pues hablamos de bandas ya consolidadas entre la audiencia.
El grupo de punk Seka hizo un repaso por sus grandes clásicos, desde Centroamérica hasta No vuelvo más. Al final, cuando tocaron Turrialba, un joven con una camiseta de Descendents acompañó a Esteban Rodríguez en las voces, luego de que el cantante les dedicase el tema a él y a su madre.
Totem continuó sobre el entarimado, desde donde mostró su metal tribal ante el mismo público que minutos antes coreaba Canción con pocos, de Seka, en un ritmo diametralmente distinto.
Los movimientos alucinantes de Lukrezia Snakepit Mindless y el rocanrol frenético de su banda, Xpunkha, maquillaron la tarde de rebeldía y misticismo, con canciones del largamente esperado álbum del grupo y temas ya conocidos, como Costa porno y Sin control mi rock and roll.
Xpunkha invitó a Luis Aguilar, cantante de Azterión, y al rapero Fakir a que cantaran en dos de las canciones del repertorio.
La escuela del punk tuvo más representación con la llegada de Adaptados e himnos de su autoría como Egocéntrico, Siempre libres, Ver afuera y Mientras tanto.
Cae la negra. Entrando en la noche del sábado, quedaban dos bandas estridentes antes de recibir sonidos más bailables y digeribles, como los de las agrupaciones ska y reggae del cartel.
El nu-metal de Deznuke atrajo a propios y extraños durante media hora, con un repertorio que –además de sus canciones originales– incluyó un cover del grupo costarricense El Guato (que también se presentó en el festival).
Por su parte, UFO! comenzó su concierto a las 6:40 p. m., después de problemas técnicos, y repasó canciones de su único disco, En la mira del mismo cañón, el cual vio la luz a comienzos del siglo.
Tras casi seis horas de concierto, el sonido reventado ya pasaba la factura en los oídos de los asistentes. La ecualización en Pepper es por lo general tema complicado, y en el festival lo fue más. El detalle del buen o mal sonido también dependía, naturalmente, de la banda que estuviera tocando.
Expectativa. Una de las bandas más esperadas del festival era Mentados, leyenda local de los terrenos del ska y el reggae, cuyo regreso a los escenarios se pactó a finales de diciembre con dos conciertos llenos hasta el tope en el Jazz Café de Escazú.
La presentación de Mentados en Costa Rock era la primera del grupo después de esos conciertos de regreso, y el público y los artistas actuaron acorde al contexto.
Gran alegría y tremendos movimientos de baile se vivieron durante los 40 minutos en los que Mentados estuvo en tarima, repasando temas como El esclavo, Cita a ciegas y Más que motivos, un sencillo lanzado en el 2015 justamente como parte del retorno de la banda.
Con Mentados cambió toda la dinámica del concierto, no solo por tratarse de un estilo de música distinto al de la tarde, sino por la gran cantidad de público que cantó todas las estrofas.
Al cierre de esta edición, El Guato prendía al público con más canciones de antaño. A las 8:45 p. m., todavía faltaban de presentarse los grupos Los Garbanzos, Colémesis, República Fortuna y La Milixia, y el público no parecía tener otro plan que quedarse a cantar todas sus canciones.