En el 2002 John Densmore se rehusó a formar parte de una reunión de The Doors porque, sin Jim Morrison, aquella banda no podía llamarse de esa manera.
Con 21 años de edad ingresó a una banda que en poco tiempo se convirtió en leyenda. Desde entonces, el baterista angelino le puso su sello a uno de los cuartetos más importantes del rock .
Este fin de semana llegó a Costa Rica para participar en la IV Conferencia Internacional Planeta, Personas, Paz (P3) , donde participará con un pequeño concierto y recital de poesía ambiental, pero además anoche compartió escenario con la banda nacional Sonámbulo , cuya música escuchó gracias a un amigo y se enamoró de sus ritmos. Antes de la prueba de sonido, tuvo oportunidad de hablar con Viva .
¿Cómo se acercó a la causa ambiental?
Siempre he sido un fanático de proteger el ambiente. Hay que ser amable con la naturaleza porque si no, nos va a cachetear. Le debemos todo y Costa Rica tiene un papel muy importante en cuidar la Tierra. Para mí, Costa Rica es un ejemplo ambiental para el mundo.
¿Considera que en usted todavía se mantiene la misma convicción de las causas por las que luchó el movimiento hippie ?
Claro. Hay gente que dice que los años 60 no fueron fructíferos, pero ahí se sembraron las semillas de los movimientos de paz, derechos civiles y el feminismo. Tal vez nos tome 100 o 150 años ver los frutos, pero hay que seguir echándole agua a todo esto. Las grandes ideas toman tiempo.
Aquí en Costa Rica también tocará con Sonámbulo (ayer), ¿cómo supo de ellos?
Mi amigo Glen Jampol (quien lo invitó a la conferencia) me presentó su música y quedé encantado; estoy muy emocionado de poder tocar con ellos.
Hablando de The Doors, ¿cuál era su papel dentro de la dinámica entre los cuatro músicos?
En The Doors éramos cuatro partes iguales. Jim (Morrison) no podía tocar un instrumento; no podía tocar nada pero en su cabeza tenía melodías. Yo, además de ser el baterista, tenía muchas ideas sobre los arreglos en los que debían construirse las canciones. Por eso, Jim siempre nos dijo: ‘Dividamos el dinero entre cuatro, los créditos entre cuatro’, y así fue.
Dada la ausencia de un bajista en la banda, ¿Qué implicaciones tenía el hecho de que usted fuera el único miembro de la sección rítmica?
Había más espacio para tener una conversación musical con Jim. Mi primer trabajo era mantener el ritmo pero también lograba improvisar en los espacios, entonces tenía más campo para hacer eso interactuando con la voz, la guitarra o el teclado.
En el 2002, al grupo le ofrecieron dinero para utilizar una canción en un comercial de Cadillac y usted se negó a hacerlo. ¿De dónde vino esa posición?
Cuando Jim estaba vivo, nos ofrecieron cambiar la letra para un anuncio de Buick (marca de carros). Éramos jóvenes y pensamos que era buena idea aceptar, entonces le preguntamos a Jim y nos dijo que lo hiciéramos y qué él saldría en televisión golpeando el Buick con un mazo. Es decir, lo que quería decir era que no lo hiciéramos.
Él es mi guía, entonces yo quise representar lo que él hubiera hecho en ese momento.
¿Cuándo un grupo debería aceptar dinero de una gran empresa a cambio de su imagen o música?
En mi libro The Doors Unhinged , explico que si la industria musical es difícil y los músicos necesitan el dinero para sobrevivir, está bien hacerlo, pero si ya el artista es famoso y le piden modificar la letra para un comercial, entonces es mejor rechazar la propuesta.
¿Por qué se resistió a formar parte de una reunión con sus excompañeros Ray Manzarek y Robby Krieger en el 2002?
Me gustaba la idea de que ellos tocaran pero no que llevaran el nombre The Doors en la reunión; prefería que lo cambiaran. Al final yo no toqué porque si se trata de hacer algo sin Jim, entonces prefiero tocar con Sonámbulo (de Costa Rica) o con un grupo de tamborileros africanos o músicos iraníes. Prefiero tocar cosas nuevas en vez de tocar canciones de The Doors sin su cantante.
¿Cada cuánto escucha un disco de The Doors?
En el carro me gusta escuchar alguna canción si me la encuentro en la radio pero en casa no lo oigo nunca. Trabajé esas canciones 100.000 veces, eso fue suficiente. (Ríe).
Ya ha escrito varios libros de The Doors. ¿Ya superó esa etapa?
Tal vez ya escribí suficiente sobre la agrupación. Un día de estos alguien me dijo que podría hablar algo sobre cómo se compuso cada canción, pero vamos a ver qué pasa; también quiero escribir más ficción. En mi cabeza tengo varias ideas de libros por escribir.
Entiendo que escribir de esto era una especie de catarsis para superar la muerte de Jim Morrison y superar su pasado. ¿Por qué necesitaba superar eso? ¿Hay algo de lo que se arrepiente?
Sí y no. Algunas cosas que hice más adelante me permitieron resolver algo de manera diferente, pero a la vez me gusta como soy yo y no sería quien soy ahora si no hubiera hecho todo lo que hice antes.
¿Cómo resumiría lo que aprendió de Jim Morrison?
He escrito 300 páginas para tratar de explicar qué he aprendido de él y no me alcanzan. En su caso, la creatividad y la autodestrucción venían en el mismo paquete y eso es algo que no tiene porqué suceder.
Antes, yo decía que no había forma de que él evitara la muerte porque era un ‘borracho kamikaze en su forma de vivir. Pero ahora veo a Eric Clapton o a Eminem que son personas creativas y furiosas a la vez, que se han recuperado de la adicción, entonces entiendo que son tiempos muy diferentes.
“Antes no teníamos clínicas para desintoxicarse, no sabíamos que el alcoholismo era una enfermedad. Por eso, Jim Morrison estaría sobrio si hubiera vivido hoy”.
¿Siente que pudo haber impedido su muerte?
Él sabía que yo estaba en desacuerdo con respecto a su alcoholismo, pero uno puede decirle a alguien que está mal pero si la idea no hace clic en esa persona, entonces no va a pasar nada.
¿Este año, la muerte de Ray Manzarek lo unió más a Robby Krieger? De los cuatro solo quedan ustedes.
Le dije que es buena idea hacer algo. No hemos tocado canciones de The Doors juntos en 20 años. Creo que daremos uno o dos conciertos benéficos. No sabemos dónde, tal vez en un club o tal vez algo gigante, pero lo haremos pronto.