Horas antes de su espectáculo de medio tiempo, Katy Perry tuvo chance de ver hacia atrás; concretamente, a su infancia.
Entonces, se permitió un momento de introspección y lo compartió con sus 64 millones de seguidores en Twitter: “Hoy es el día para esta chica. Tenía el sueño, siempre creyó en sí misma y su valor. Hoy ella es la sonrisa”.
Horas después, sobre el campo del University of Arizona Stadium y ante millones de espectadores pendientes del Super Bowl XLIX, la cantante pop dejó en claro que esa oportunidad no la iba a dejar pasar de largo.
Sin un dejo del nerviosismo que dijo sentir en los días previos, la intérprete de Roar cumplió las expectativas y entregó un show lleno de energía y luz, justo para para la televisión.
Recordemos que el Super Bowl, como un todo, es un espectáculo hecho para que los fans (o quienes se suman solo por este día) no se muevan de la pequeña pantalla.
Aunque se puede abrir el debate acerca de la calidad en vivo de la voz de Katy Perry, la verdad es que visualmente cumplió.
Lo hizo de forma tal que el diario USA Today destacó que más que el espectáculo de medio tiempo de Super Bowl se asemejó a la ceremonia de apertura de unos Juegos Olímpicos.
Por su parte, la reseña de Billboard –publicación especializada en música– resaltó el color y los elementos del show de la cantante. “Tuvo de todo”, fue el directo balance de la revista.
En este tipo de asuntos, la verdad es que manda el público y los fanáticos en el estadio –que disfrutaban un partidazo antes de la pausa– también se dejaron llevar por Katy Perry, que dejó en claro que la NFL no se equivocó al seleccionarla para esta parte del Super Bowl.
“Incluso en Twitter, que colectivamente siempre le disgusta todo, se mostró impresionado”, ironizó el USA Today , que también opinó que al show de Perry no le faltó nada.
Amigos. La cantante se hizo acompañar de Lenny Kravitz (un guiño al público más adulto). Cantó con él I Kissed a Girl.
También tenía una sorpresa para el público: la rapera Missy Elliot, quien no estaba anunciada; sin embargo, sí se sabía de este “gallo tapado”.
Con Missy Elliott, según diversas crónicas, Perry le llegó a un público que no es habitual para ella y sus seguidores conocieron a alguien que no les es familiar.
“La llamativa combinación de rock y pop con coreografías y letras pegadizas, coreadas por los asistentes al partido, fueron todo un éxito espectáculo”, reseñó la agencia EFE.
El espectáculo no desmereció, en síntesis, al Super Bowl XLIX, que vio a Tom Brady y a los Patriotas de Nueva Inglaterra hacer historia en el fútbol americano.
Al final, Katy Perry –cuyos cambios de vestuario concordaron con el vértigo del juego– ascendió en una estrella fugaz, rodeada de fuegos artificiales.
Había prometido tigres, tiburones y sensualidad con una pizca de inocencia.
Cumplió y el público quedó contento. Como escribió Billboard , se fue y dejó el listón para los otros años muy en alto.