Pocas horas separan a miles de personas del momento de sus vidas: Opeth –una de las agrupaciones insigne del metal de los últimos 25 años– visitará Centroamérica, y Costa Rica será su guarida.
El martes 14 de julio, a las 8 p. m., la banda sueca presentará un espectáculo de más de dos horas en Club Pepper, en Curridabat (contiguo al PriceSmart de Zapote), en el marco de la gira de su undécimo álbum, Pale Communion, lanzado en agosto del 2014.
De cara al concierto, el bajista Martín Méndez (de origen uruguayo) conversó con La Nación sobre su carrera como integrante de uno de sus grupos favoritos, el proceso creativo interno de Opeth y el legado del conjunto.
Méndez adelantó que en el espectáculo interpretarán algunos temas de Pale Communion y que también repasarán la otra parte de su discografía. “Trataremos de cubrir lo máximo posible de todos los discos”, dijo.
“Costa Rica será el único país de todos los que vamos a hacer en esta gira en el que no hemos estado antes, y tenemos muchas ganas de estar ahí, de ver el país y a su gente”, afirmó el músico.
“En una gira, el resto del día, cuando no es el concierto, es monótono; hay muchas esperas, pero un sitio nuevo te dan ganas de salir y conocer cosas nuevas”, agregó.
Opeth tiene 25 años de carrera, de los cuales usted ha estado en la banda durante 18. Habiendo sido seguidor de Opeth desde antes de entrar a tocar al grupo, ¿cuál diría que es el legado de la banda en el mundo del metal?
Está difícil de responder, pero creo que esta banda siempre ha tratado de hacer música sincera, música que en el momento queremos escuchar y que sentimos de verdad. Quiero creer que esa es una de las claves, porque esta banda se ha mantenido en su punto original de siempre hacer música, como lo dije, sincera. Creo que hoy en el metal se ha perdido un poco la originalidad y el propio sonido; ya no existe música como antes.
Hablando de eso: En sus últimos discos los fans han dicho que el sonido es muy diferente al que se conocía de Opeth en el pasado. ¿Es parte de esas ganas de hacer algo original, auténtico?
Cuando fue la hora de grabar Heritage (2011) fue algo muy natural hacer ese cambio. Era algo que necesitábamos como banda; todos lo queríamos. No creo que hayamos hecho las cosas diferentes a los discos anteriores; hacemos lo que sentimos y lo que nos parece correcto en el momento. En este último tiempo hemos cambiado de estilo, pero sigue siendo la misma forma de pensar y como músicos necesitábamos experimentar un poco.
Duraron dos semanas grabando 'Pale Communion'. ¿Se probaron a sí mismos que no es necesario internarse varios meses en el estudio para hacer un disco?
No, claro que no. Así es como tendría que ser, como lo era antes; antes se grababa una banda al mismo tiempo, todos juntos. Esto es algo nuevo de los años 90 y 2000, que ha empezado con la tecnología de grabar cada uno por separado y utilizar las herramientas de la tecnología más que prestarle atención a cómo se toca. Intentamos (algo diferente) por primera vez con Heritage, y nos pareció que, además de ser mas divertido y efectivo en tiempo, suena mejor. Con este disco duramos cinco o seis días (grabando las bases), y ya veníamos ensayados, algo que no hacíamos antes. Antes podíamos estar dos meses en el estudio y eso económicamente era complicado.
Mikael Åkerfeldt compone y escribe prácticamente todas las canciones de los discos, pero no es como que ustedes son músicos pagados para tocar las canciones, ¿o sí? ¿Cómo influyen ustedes en el proceso creativo?
Sí, es verdad. Él siempre ha sido el escritor y prácticamente ha hecho todos los temas, pero cada quien pone su sonido y su instrumento. Los demás recibimos demos y, por ejemplo, Martin Axenrot (batería) y yo ensayamos juntos y tocamos sobre esos demos usando la batería y el bajo.
En otra entrevista dijo que no le interesa mucho el metal actual. ¿Sigue pensando eso?
Sigo creyendo que la escena del metal no está en su mejor época, en el sentido de que hay una sobredosis de bandas y el 90% tienen la misma producción y el mismo estilo. Son muy pocas las bandas que tienen un sonido original y que atraigan al público, mientras que en los años 70 tenías infinidad de bandas de calidad y cada una con su estilo. No sé si es culpa de la tecnología, pero creo que se le ha prestado menos atención a la gente que hace bandas de música más original.
¿También le cuesta dar con buena música que no sea metal?
A lo mejor es un ciclo que pasa en todos los estilos, porque el pop de antes en estos tiempos no existe tampoco. Hay muchos artistas grandes pero no creo que ninguno tenga música que dure mucho tiempo; son pasajeros, y eso creo que ocurre en muchos estilos. Hay muchos músicos buenos, pero no hacen cosas innovadoras. En el transcurso del tiempo se van inventando más cosas y es difícil; a lo mejor es un ciclo natural que tiene la música. Espero.
Usted se fue a Suecia a los 17 años y un año después estaba tocando con Opeth. ¿Qué influencia ha tenido la música de Latinoamérica y Uruguay en su estilo?
No todo, pero mucho de lo que soy como persona y las influencias que tengo musicalmente. Yo no empecé tocando metal ni escuchando metal; empecé a los 11 años tocando bajo y escuchando música folclórica latinoamericana y rock tipo The Doors. Creo que cuando tienes un estilo de tocar en un principio eso te embarca mucho en tu carrera. También me gusta el tango, y todo esto creo que me influencia a la hora de tocar, de componer y en otras cosas, como costumbres.
¿Cuál fue el motivo por el que se fue a Suecia en primer lugar? ¿Tenía en mente perseguir una carrera en la música allá?
La única razón era para trabajar con la música. En realidad, en esa época la única banda sueca que escuchaba era Opeth, que había conocido tiempo antes de irme a Suecia, pero yo no conocía mucho del país. Sabía que había una escena musical fuerte, pero todo fue una gran aventura. Tenía muy claro que quería ser músico y tratar de seguir una carrera de estas, y como era tan joven me aventuré y me fui a Suecia.
Pues, ¡parece que resultó bastante positiva esa aventura!
(Ríe.) Sí sí, la verdad que sí.
Las entradas para el concierto de Opeth en Costa Rica amenazan con agotarse pronto. El precio de los boletos generales es de ¢25.000 y están a la venta en SpecialTicket.net y las tiendas Insomnio, Tattoo Blackline (Tibás) y Librería Rojas (Cartago).