El black metal noruego es el auténtico black metal : un género dedicado a musicalizar cataclismos de toda índole, mediante el desconcierto provocado por lo pesado, rápido y oscuro de las voces guturales y los instrumentos viscerales.
Todo empezó en la primera mitad de la década de 1980, en los países nórdicos, cuando Mayhem –banda noruega que visitará Costa Rica durante la primera semana de diciembre– se convirtió en un pilar en el desarrollo de esa escena.
El concierto que el grupo ofrecerá en el país será en el marco del festival Siembra y Lucha (los días 6, 7 y 8 de diciembre, en San Cristobal de Desamparados), y la fecha formará parte de su actual gira de conciertos por Latinoamérica.
Por motivos de trasbordos y horarios de las aerolíneas, sus integrantes viajaron hace unas semanas a Costa Rica, antes de partir a México para arrancar el tour . Durante esa fugaz visita, el cantante Attila Csihar y el bajista Necrobutcher conversaron con Viva .
Oscuridad. La escena de black metal a la que pertenece Mayhem ha tenido una historia turbia, pues entre 1992 y 1996 se quemaron más de 50 iglesias cristianas noruegas, como parte de una alzada anticristiana inspirada por este tipo de música, y llevada a cabo tanto por músicos como por fans.
A pesar de que la música de la agrupación es frecuentemente relacionada con temáticas satánicas, sus integrantes aclaran lo contrario: “Nunca hemos sido satánicos”, dice Necrobutcher, sentado en el lobby del hotel San José Palacio. El bajista dice ser ateo, por lo que no cree ni en dioses ni en demonios.
“Lo nuestro es el caos. Si ves nuestros discos, no somos una banda típica de black metal , con los pentagramas y toda esa basura”, agrega Csihar. “La gente debería leer todas nuestras letras, no creer todo lo que se dice acerca de ellas. Lo que siempre hemos hecho ha sido desafiarlo y cuestionarlo todo”.
A propósito mencionan algunas de las temáticas de las que hablan en su nuevo álbum, que se espera salga al mercado a inicios del 2014. “En el nuevo álbum nos hacemos preguntas acerca del cosmos, el origen del planeta, la conciencia”, revela Necrobutcher.
“Es bueno que hayamos logrado hacer el disco nuevo, porque el último salió hace seis años. Hemos tenido algunos problemas –gente que se va de la banda y demás–, pero estamos satisfechos con la gente de ahora, así que era momento de grabar lo nuevo”, comentó el músico.
¿Cómo los ha tratado la crisis de la industria musical? Atila responde: “Nunca fuimos una banda pop que vendiera millones de discos, así que siempre hemos vivido una vida muy normal. No tenemos jefes, no tenemos administradores, no perseguimos a ninguna compañía multinacional. Tenemos el control total de lo que hacemos”.
Necrobutcher agrega: “Con los años, uno obtiene respeto por lanzar álbumes que sabe que serán difíciles de entender para otras personas que no sean los fans fervientes, que sacan tiempo y dedicación para escuchar este ruido y encontrar placer en ello, porque es algo desafiante; ni siquiera lo hacemos fácil de entender para los fans”.
Pasado. La historia de Mayhem no está inyectada de polémica únicamente por las acciones de la escena del black metal noruego, sino también por un expediente de sangre al que ha sobrevivido.
En 1993, el guitarrista Euronymous fue asesinado, dos años después de que el cantante Dead se suicidara en un bosque. Dead era un personaje muy singular, obsesionado con la mortalidad y provocador en numerosas formas.
Una leyenda cuenta que, en un concierto, sacó una cabeza de cerdo y, en cuestión de minutos, solo quedaba un cuarto del público en el recinto. “Era una persona extrema”, recuerda Necrobutcher.
“La otra parte de la historia es que el último tren de ese pueblo salía a la mitad del concierto, por lo que más de la mitad de la gente se fue por el tren, aunque Dead pensaba que había sido por él”, dice.
La muerte ha sido parte de Mayhem, y si esto afectó su música es una conclusión a la que tendrán que llegar los oyentes. Ellos, por su parte, dicen que no existe inspiración alguna en los hechos que tuvieron que vivir, sino que fueron totalmente desesperanzadores.
“Si hicieron algo fue que nos fortalecieron”, alega el bajista. “Pasamos por todo esto y lo superamos, y luego pasó de nuevo y logramos salir adelante. Ese es el poder de la banda, y es porque vivimos y respiramos este grupo. Cosas extremas le pasan a la gente extrema”.
“Yo tengo mis días. He tenido días realmente depresivos; es la naturaleza de quienes somos, y por eso tocamos este tipo de música”, dice Csihar, con los ojos aguados.
Ahora. A pesar de su complejidad y oscuridad, el black metal es un órgano cultural que se esparce cada vez más en nuevos frentes. En años recientes, Estados Unidos ha sido casa de una oleada del género con un empaque moderno y mezclado con otras influencias.
Si bien Necrobutcher y Atila no conocen a grupos como Deafheaven y Liturgy, sí recalcan que no los deja de impresionar el alcance que tiene este tipo de música. “Todos nos influenciamos. Nosotros crecimos escuchando un tipo de música y aparentemente ahora influimos a algunos chicos”, aporta Atila.
“El black metal solía ser muy extremo, pero es interesante ver cómo ha crecido. Lo mejor es que ahora sentimos que teníamos razón desde hace treinta años, cuando éramos pioneros en esto. Ver al género ahora es muy extraño”, concluyó el cantante.
Los boletos para los tres días del Siembra y Lucha se venden en el sitio LaBoletería.co.cr y en sus puntos de venta, al precio de ¢55.000. Las entradas para un solo día se pueden comprar en tiendas Insomnio, al precio de ¢27.000.