Michael Lewin, uno de los profesores de piano más destacados de Estados Unidos, confía en el futuro del instrumento. “No hay ningún otro instrumento que tenga esa riqueza, ni un repertorio tan vasto y bello escrito específicamente para él”, considera el ganador del Grammy.
Lewin es uno de los invitados al primer Festival de Piano Juvenil de Costa Rica , organizado por su exalumno, el tico Lanzo Luconi. Hoy, a las 8 p. m., dará un concierto gratuito en el Museo de Arte Costarricense.
¿Cuáles cree que son algunos de los retos principales en la educación pianística hoy?
Creo que debido a los milagros tecnológicos, es muy difícil para los jóvenes, sin importar cuán brillantes sean, enfocarse en una sola cosa por largo tiempo. Todos están acostumbrados a tener resultado inmediato.
”Debe ser un chico especial para que no solo ame la música, pues es fácil si te expones a ella, sino que entienda la disciplina necesaria para dominar un instrumento. Una vez que te vuelves razonablemente competente en un instrumento, sus placeres son mayores para el estudiante.
”Así, puedes expresar tus sentimientos, tienes una salida para tus emociones, pero en la parte inicial, es un reto. Al inicio, aprender algo difícil no es sencillo; requiere paciencia, una virtud poco común”.
Una de las cosas que preocupa más a algunos estudiantes es hallar sus propios intereses.
La música es un universo grande. Hay muchos tipos de música. Cuando la gente dice “música clásica”, no es un término preciso, pues es un periodo. Un pianista clásico toca música de 1600 al 2015: es toda la música para el piano. Nadie puede tocarlo todo, y eso es solo en el mundo de la llamada música clásica.
”El año pasado, les hice un favor a unos amigos: me pidieron si podía tocar un Nocturno , de Chopin, y luego agregaron una flauta, vocalistas de la India, y un coro, todo tipo de cosas, e hicieron un álbum. Ganó el Grammy este año. Es divertido que he hecho muchos, muchos discos, pero gané el Grammy por un álbum del género new age .
Ha explorado este mundo en sus discos, como el de música de Debussy, que sale este año. ¿Por qué le interesa?
Siempre he amado a Debussy. Estudié en Francia con una profesora muy famosa, que tenía más de 80, y cuando era pequeña conoció a Debussy. Siempre he sentido una fascinación particular por Debussy, más que por Ravel, el otro gran compositor impresionista. El año pasado hice el primer disco sobre Debussy, llamado Beau Soir . El álbum fue muy exitoso. En unas semanas saldrá el segundo, con el primer libro de Preludios y otras piezas; se llamará Starry Night .
¿Qué encuentra interesante en los Preludios, que han sido explorados muchas veces? -Cada uno de ellos es como haiku. Cada uno encapsula un mundo perfecto con tremenda imaginación, a la vez muy específica. Algunos están inspirados en arte, la naturaleza, la literatura, así que une muchas cosas y usa la música para capturar carácter literario, la naturaleza, el viento, fuegos artificiales... e gustan las oportunidades para mi imaginación. Creo que es uno de los compositores perfectos. Entendió el piano muy bien y sus posibilidades. Para mí es música perfecta y una oportunidad maravillosa para pintar al piano. Eso es algo que se percibe en discos suyos como Piano Phantoms. Realmente deja amplio espacio al escucha para crear su propia narrativa. ¡Cree que a veces pensar demasiado en la técnica distrae de dejar este campo al escucha? -Creo que la técnica, en su nivel más alto, es que el pianista tenga la habilidad de hacer cualquier cosa. Para mí, de eso se trata la técnica: no puedes ser un músico perfecto a menos que tengas una técnica perfecta con la cual expresar cada idea, cada pensamiento y expresar los pensamientos que tiene. Fue interesante investigar algunas piezas que no conocía. Estás pintando cuadros de diferentes escenas. En el Conservatorio de Boston recibe a estudiantes de todo el mundo. ¿Halla grandes diferencias en su educación? -Hay muchas escuelas de tocar piano: rusa, alemana, francesa... Ahora el mundo está tan conectado y es más pequeño, así que estas escuelas están menos definidas que hace 100 años, pero cada una es importante. Uno debería estar consciente de todos estos estilos para poder tocar música francesa al estilo francés. ¿Y de Latinoamérica? -Los estudiantes han venido de México, Venezuela... Me encanta su energía, espíritu y el sentido del ritmo, así como la calidez que tienen muchos músicos latinos. Los pianistas rusos están muy bien entrenados, son muy fuertes, virtuosos, y no son siempre tan flexibles en estilos. Pero sí que saben tocar piano. Me gusta refinarlos, darles forma, pero no acepto estudiantes que no toquen ya muy bien. ¿Ha hallado otras tendencias? -Lo nuevo en la música son los pianistas chinos. Es muy interesante para mí, y aún intento entenderlo. He estado muchas veces en Asia y tengo a muchos estudiantes asiáticos. Por ejemplo, cuando hablaba de Debussy, si él habla de una pintura o algo basado en Shakespeare, estos chicos chinos no tienen idea de qué se trata. Nunca han leído a Shakespeare, nunca han visto un Monet, nunca han estado en Viena, pero si son talentosos, pueden, de alguna manera, entender lo que el compositor estaba intentando hacer... si son musicales, si su imaginación es rica. Pero simplemente la cantidad de estudiantes chinos ya ha hecho el mundo del piano más competitivo. -También ha dado la posibilidad de existir a las escuelas de música occidentales, pues, digamos, en Estados Unidos, la educación musical ha disminuido, tristemente. Para piano e instrumentos de cuerdas, hay muchísimos menos estudiantes estadounidenses que antes. Hay muchos de vientos y bronces, por la cultura de fútbol americano, pues necesita una banda. En China hay millones de niños tocando piano.
¿Qué cree que venga en el futuro para el piano?
Aún siento que el piano es, por mucho, el más grande instrumento. Te da la posibilidad de hacer sonidos de orquesta, de un cantante... puedes recrear cualquier cosa. Siempre habrá gente que toque piano, que disfrute el piano y compositores que trabajen para el piano. No puedo predecir el futuro; el presente está cambiando muy, muy rápido. Tuve suerte que desde niño descubrí lo que amo y tuve la buena suerte de dedicar mi vida a ello. Espero llevar ese amor que siento por el piano a estudiantes del mundo.