En enero del 2016 Michelle González publicó su primera producción como solista, después de estar dos años en el grupo Patterns. El disco de seis canciones rápidamente consiguió miles de reproducciones en Spotify; luego decenas de miles y pronto, millones.
“Mi EP salió con un arte equis, de hecho yo no estaba muy feliz”, dice Michelle González, sentada en un café en San José. “Pero en Spotify me dijeron ‘tranquila, esto es solo para ver cómo reacciona la gente’”, agregó.
Después de un año de haber sido publicado y de las canciones aparecieran en playlists de Spotify como Epic Workout o Happy Songs , su música llegó a la impresionante cifra de 25 millones de reproducciones.
Sin competencia en el horizonte, Michelle González –quien publicó esos temas bajo el nombre MishCatt–, es la tica más escuchada en Spotify. Hasta esta entrevista, ella no había revelado muchos específicos sobre su trato con la empresa.
“Tenemos una relación de confianza. Yo sé bien lo que me van a dar ellos y ellos saben lo que les puedo dar yo”, explicó la compositora de 27 años.
(Video) MishCatt – 'Another Dimension'
Michelle González, o bien, MishCatt, le ofrece a Spotify lo mismo que le promete a sus próximos seguidores: un proyecto creativo que va más allá de la música, que combina artes plásticas, audiovidual, moda, fotografía.
Su cabeza se comporta como un estudio creativo que quiere resolver todas estas partes por sí sola. Ella es adicta al poder de crear y sabe que contagiar de eso al mundo, puede ser la pieza clave para hacer un legado.
De viaje. Las oficinas centrales de Spotify están Estocolmo, Suecia, una ciudad en la que 18 °C es una temperatura alta; muy diferente al Escazú en el que González creció.
El primer paso de su viaje fue esa ciudad para finiquitar contratos. Luego, se internó en el bosque sueco para grabar el disco, en una finca que fungía como estudio.
"El estudio era allá en lo salvaje y tuve mucha inspiración de la naturaleza. Yo desayunaba manzanas de los árboles y tocaba piano en la mañana, en las tardes teníamos sesiones hasta la noche” explicó Michelle González.
Pontius Weinberg era su anfitrión y tambien el productor en jefe del álbum. Conocido por su amor a los sintetizadores, invitó a otros productores a tener sesiones de grabación y escritura grupales, como ya es norma en la industria.
“Era un bombardeo de información. Uno en esa situación se echa para atrás y observa; aprendí a trabajar en equipo, a respetar los criterios. Es un mundo muy masculino, el de la producción, entonces uno tiene que aprender a comunicarse con ellos en su idioma, sino, lo pueden ver a uno como menos”, comentó Michelle González.
La compositora dice que en una experiencia futura quiere tener más control, una dirección clara y ese es el proceso que vive ahora. No ha presentado su álbum en vivo en Suecia, Los Ángeles –donde está instalada– ni en Costa Rica, pero quiere que, cuando suceda, sea una expresión más significativa que una presentación común con escenarios y músicos.
Después de la grabación del álbum viajó por Europa, hizo producciones fotográficas, compartió con músicos callejeros y con otros colegas. La falta de una visa de artista en Estados Unidos fue razón suficiente para hacer lo mismo en Los Ángeles, la capital de la industria de la música.
“Al final lo que quiero terminar haciendo es mi mundo y que tenga todas esas partes: moda, diseño, video, música. Quiero entender quién soy y una vez que ya cree todo eso, puedo escoger con pinzas la gente con la que quiero trabajar, gente que entienda esa visión”, detalló González.
Durante su paso por Europa grabó videos y compuesto canciones con una guitarra. Ha estado aprendiendo a tocar bajo y batería y un poco de producción de música con Ableton Live, un programa que le permite experimentar con solo una laptop.
En cada lugar que visita, explica, trata de buscar gente para colaborar. Lleva como bandera el amor por crear.
A mediados del 2016 el disco de MishCatt ya tenía unos 10 millones de reproducciones y ella ya vivía en Los ángeles. La agenda estaba afinada a estimular cualquier impulsos creativo.
“Llegué y solo conocía a Luis Diego (manager de Patterns y su abogado) y me quedé un tiempo con él. Salí todas las noches a open mics (noches dde micrófono abierto) para conocer músicos y otra personas, me he enfocado en colaborar con todos los que pueda”, detalló Michelle González.
En junio pasado asistió al festival de música Bonnaroo y colaboró en la presentación del saxofonista Kamasi Washington, conocido por llevar una bocanada de aire fresco al jazz.
La presentación de Washington estuvo llena de invitados y Michelle fue una de ellas. Junto a Michelle Williams (ex-Destiny's Child), cantó Party in the USA. “Ahí fue la primera vez que me presentaron como MishCatt”, comentó.
DEL ARCHIVO Nace MishCatt: el alter ego musical de Michelle González
Un nuevo nombre. El pseudónimo vino de una ocurrencia de un amigo, pero ella le dio su propio significado. MishCatt es la combinación de Michelle, la persona que creció en el mismo mundo que todos nosotros y Catt, el alterego que está creciendo en el mundo de Michelle.
“Catt es mi alter ego, aquí lo traigo”, explicó mientras sacaba de su mochila una colorida máscara de un chimpancé.
“Este mono representa mi intuición, es un ser humano sin filtros. Quería que fuera algo grotezco, para que cuando piensen en mi música, en mi arte, que no se concentren en mi físico. Siento que el mundo del pop tiene mucha inclinación hacia eso y no quiero que se trate de eso”, confesó González.
Para ella, lo que más debería interesar de su proyecto debería ser el estilo de su pop, sus ideas artísticas, “que cada uno se salga de sí mismo cuando oiga las canciones, que conozcan el pop de otra maneras, que me inviten a hacer música, a hacer arte”.
Por eso quiere deconstruir lo aprendido. En Costa Rica está preparando versiones de jazz de las canciones del EP junto a su padre, Chepe González. “Los dos somos muy intensos y el jazz es el terreno en el que calzamos”, confesó risueña.
Casa y calle. Un corazón nómada y amante de la música no se hace solo. Los primeros contactos de Michelle González con la música vinieron de sus padres José González y Rosanna Telford.
Ambos formaron el grupo Angelus hace varios años y ambos han viajadado para nutrir sus carreras. Chepe González estudió jazz en la prestigiosa universidad Berklee College of Music y tiene un estudio de grabación en el que ha hecho cientos de jingles.
Telford, por su lado, se dedica a tiempo completo a cantar profesionalmente en distintos escenarios de Las Vegas, Nevada. Lo que se hereda, no se hurta.
“Mi papá siempre me dijo que la música tenía que aprenderla en la calle y fue en el estudio, junto a él, que empecé a hacer mis primeras canciones. Nunca llevé clases”, explicó la compositora.
Michelle González ha estado los últimos tres meses en Costa Rica, pero su agenda no ha dejado de estar apretada. Ha cantado jazz en bares, ha hecho música en clases de Krama Yoga y ha improvisado en el bar 8vo Rooftop junto a DJ Julie B.
Ella no ha cobrado estas presentaciones “informales”, en las que no suena música de su EP. “Encontré espacios donde me dejan ser, probar y experimentar, eso es más rico (que ganar dinero), uno gana de otras maneras”, señaló.
Encontrar la voz. La visita de González por el país, no ha sido improvisada. Cada semana envía un reporte de lo que ha hecho a Spotify y a su mánager Troy Carter. Él ha trabajado con artista de la talla de Lady Gaga, Notorious BIG, Nelly y Meghan Trainor.
Michelle González ha tenido varia probadas de ese mundo –ya conoció a Gaga y a James Franco, por ejemplo– pero insiste que es en Costa Rica donde tiene más conexiones.
“Acá estoy planteando muchas colaboraciones con artistas no solo de música, sino de fotografía, instalaciones y moda, todo lo que pueda mi show. Quiero ser parte del arte”, señaló González.
González explicó que tiene senestesia, una condición que le permite ver colores o incluso figuras cuando escucha música. Por eso, ella quiere traducir esta experiencia en su show, en el cual está trabajando en Costa Rica.
“Me encontré un San José muy distinto. Es muy loco, pero de pronto siento que aunque allá (Los Ángeles) están todas las oportunidades, aquí tenemos todo, también... Es loco”, comentó González.
Esa expresión –“es muy loco”– se repitió varias veces en la entrevista que concedió Michelle González a Viva. Ella misma a veces no puede creer lo lejos que ha llegado, o que sus canciones suman millones de reproducciones en Spotify.
Pero la expresíón “es muy loco” refleja una necesidad de señalar que todo lo que está sucediendo es una excepción, que todo en este momento es incierto y todo se recibe como una sorpresa. Cada vez que dice “qué loco” es una señal de que está disfrutando las sorpresa y de que aún viene lo mejor.
DEL ARCHIVO Tras Patterns, Michelle González explora con el space pop