Como lo hacían los viejos trovadores, Natalia Lafourcade canta al amor, al deseo y genera con su voz un sentimiento colectivo de vulnerabilidad y de apertura para volver a sentir el dolor, el cariño, la pasión.
Así fue su concierto el miércoles 30 de marzo, en el Teatro Popular Melico Salazar, uno el que este juego entre lo íntimo y lo grupal se extendió por una hora y 45 minutos. Tocó 18 canciones.
La cantante inició su presentación a las 8:15 p. m. con las canciones Vámonos negrito y Hasta la raíz, ambas del disco que se encuentra promocionado, Hasta la raíz (2015).
Aunque admitió estar cansada por estar viajando, la artista fue reanimada por un público emocionado que le gritaba “¡Bienvenida!" y "¡Te amamos!".
Foto: Melissa FernándezLos gritos entre canciones nunca cesaron; así son las pasiones que desata Lafourcade.
Llenazo. Los boletos para este show se agotaron en tres días. El llenazo se escuchó en casi todas las canciones tocadas el miércoles, que fueron acompañadas con sentidos coros.
“Lo que construimos se acabó”, “que nunca se acabe nada de lo nuestro”, “ya no te puedo querer”, fueron algunas de las frases que cientos de voces –en su mayoría femeninas– cantaron junto a la cantante. Con ella, compartieron las penas; pero eso no detuvo a nadie de bailar.
“¿No les da pánico?”, les preguntó la mexicana a quienes se contoneaban en los palcos. “¡Siento que se van a caer y a mí me aterran las alturas!”
En el fondo de la luneta y en el segundo y tercer piso, también había personas de pie bailando. El teatro se volvió un espacio para sacudirse las tristezas.
Después de interpretar Nunca es suficiente, de Hasta la raíz, Lafourcade sacó a pasear los éxitos de sus otras producciones.
Así, sonó Amor de mis amores, del disco Mujer divina, su tributo al compositor mexicano Agustín Lara. De ese disco también interpretó, más adelante, Limosna, Aventurera y La fugitiva.
Foto: Melissa Fernández.Lafourcade se alejó del micrófono para reírse y el público profirió varios gritos de emoción. Disfrutar los errores es parte de lo que predica la cantante.
Durante la canción Un pato (2005), de João Gilberto, la artista aprovechó el espacio del escenario para bailar con una gran sonrisa en su rostro.
Continuó con No viniste (2009), una de las canciones más coreadas de la noche.
Luego la mexicana tomó una guitarra eléctrica para interpretar En el 2000, su primer sencillo exitoso para el público latino, una canción cargada de nostalgia para aquellos que fueron adolescentes en la década pasada.
"Esta canción la hice cuando me estaba enamorando, en esos momentos cuando hasta lo peor, se be bien", dijo Lafourcade para introducir Mi lugar favorito de Hasta la raíz.
Foto: Melissa Fernández.Lafourcade volvió a visitar su homenaje a Agustín Lara con las canciones Limosna y Aventurera y luego, se despidió con la canción Ella es bonita.
La canción fue aprovechada para presentar a su banda, a quienes llamó su "jet", las personas que la hacen viajaer a nuevos lugares musicales y físicos.
"Esta canción es la última. La escribí para una tipa que me robó el novio, pero todo bien. Como decimos en México, que chingue a su madre, pero todo bien, todo peace and love" dijo Lafourcade ante un teatro que estalló en risas.
Por supuesto que un público tan animado no la dejó partir así de fácil.
Después de un corto descanso tras bastidores, la mexicana regresó para tocar La fugitiva (de Agustín Lara) y Para qué sufrir.
Un estruendoso aplauso la despidió a las 10 p.m. De esa noche. La mexicana se fue con la promesa de que volvería pronto al país.
Foto: Melissa Fernández