Passiflora entra sutilmente en el escenario: tela blanca, zapatos blancos, flores en el pelo, una máscara dorada. Los primeros acordes de la guitarra, delicados; corazones rojos proyectados sobre el pecho de los músicos. Con Hall of Fame , la banda de gypsy folk debutó este martes en el Teatro Nacional.
A mediodía, llenaron las butacas. Según datos del teatro, 797 personas compraron su tiquete – hay espacio para 800 –. El espectáculo Quien mira adentro despierta fue uno de sus últimos conciertos grandes antes de lanzarse de lleno a la producción de su nuevo álbum.
El concierto duró cerca de 40 minutos, que bastaron para repasar 10 de sus canciones, como Laugh So Hard y Terremoto .
Movido. Acompañados por las proyecciones del artista visual mexicano Axel Cuevas, los músicos de Passiflora pasearon por jardines, montañas y ríos sugeridas por las letras de las canciones. Este fondo en video apareció de forma intermitente, con imágenes sugerentes de paisajes, detalles de naturaleza y figuras precolombinas.
Cada canción de la banda florece a su ritmo: cada miembro busca su manera de sumarse a un patrón de texturas cálidas y coloridas que fluyen con suavidad.
La voz principal de Mariana Echeverría bailó con claridad las contoneantes melodías, flotando en esa cama dulce y cristalina de las tres coristas, Christine Raine, Tanya Raine y Martha Palacio.
Las tres voces juguetean en el escenario, con danzas a veces tímidas, a veces encendidas de energía, como en Chanson a moi y Living With You .
Junto con ellas, brilló en particular la guitarra de Héctor Morales, acompañado por la percusión precisa de Manuel Mora y el bajo sugerente de Joel Fernández.
Cada martes, al mediodía, el Teatro Nacional hace un corto viaje. El de ayer fue un refrescante paseo musical por la montaña.