Tomó su tiempo pero, este domingo, Ana Gabriel cantó para sus fans ticos en el Anfiteatro Coca-Cola de Parque Viva, en La Guácima de Alajuela.
Durante más de cuarenta años, la artista mexicana le ha escrito y cantado su música a los más tristes, más despechados y más envenenados por el amor.
Su visita a Costa Rica debió ocurrir décadas atrás, cuando su música se oía más en las radios que en los karaokes. Pero ni esa tardanza, ni el atraso de casi una hora para comenzar el show enfriaron las emociones de sus fans más apasionados.
A las 7:45 p. m. Ana Gabriel entró al escenario con una blusa negra empedrada de lentejuelas, micrófono en mano, y mientras un sol estallaba en las pantallas tras su espalda, la cantante entonó Evidencias.
“Es una locura el decir que no te quiero, evitar las apariencias, ocultando evidencias”, cantaban al unísono los casi 8.000 fanáticos que la cantante consiguió reunir en La Guácima.
Las primeras canciones del setlist no fueron sus éxitos “cortavenas” más comunes, sino piezas poderosas que la banda en vivo acompañó con guitarra eléctrica y batería: Soy como quise ser, Amor, Mar y arena.
“Por fin, por fin, ¡por fin! Por fin, Costa Rica. A los pies de ustedes”, fueron las primeras palabras de Ana Gabriel a un público que gritaba con euforia cada vez que la mexicana cerraba una oración. “El compromiso más grande que traigo como cantante, como artista, como amiga, es que este sea el principio de muchas más (...) No quiero que sea la despedida. Me dieron la llave, abrí la puerta, estoy aquí adentro”.
A toda voz
Si alguien le ha escrito al dolor descarnado de los malos amores, es Ana Gabriel. Su gran habilidad es interpretar las canciones hasta que se desborden porque su voz ronca alcanza las notas más altas y dolorosas justo en los versos más dramáticos.
“Las canciones son escritas para ustedes pero ustedes son los que hacen a la artista. Yo agradezco que a pesar de los años, Costa Rica haya tenido la paciencia de esperar y esperar, año tras año”, agradeció Ana Gabriel a los fanáticos “desgalillados”.
La cantante tuvo un gran acompañamiento de sus fans para cantar Destino y una versión en bachata de No sabes. Pero el verdadero repertorio de lágrimas y sangre, el “rompe y rasgue” como lo llama la mexicana, tiene rancheras y baladas infectadas el sonido del estado de Sinaloa (donde nació la artista en 1955).
Con esa influencia, la artista cantó Cómo olvidar, Sin problemas y hasta Siete veces, siete más, piezas en las que fue acompañada por los ticos del Mariachi Juvenil Perla Florense.
Después de rasgar las cuerdas vocales con dolor, Ana Gabriel sacó de una mesa auxiliar la camiseta de la Selección Nacional con el número 10 a la espalda: el mismo número que usa el capitán del equipo, Bryan Ruiz, quien disfrutaba de la presentación desde la zona de asientos de “Alfombra roja”.
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Antes de seguir con las rancheras, Ana Gabriel dirigió la energía de sus fans a cantar un sonoro “Oé, oé, oé, ticos, ticos”.
“Es un orgullo para mí tener esta camiseta”, aseguró sonriente.
Más adelante, casi al final del concierto, la artista también cantó con una bandera de Costa Rica firmada por sus fans.
Las venas abiertas
Como un respiro, la mexicana ofreció Mariachi con tambor. El baile de esa canción duró poco, porque llegaron otras de sus grandes odas al dolor: Tú lo decidiste y El cigarrillo.
Ana Gabriel terminó esa sección del concierto con una colecta en favor de Daniel León, un niño costarricense que necesita un $1 millón para un trasplante de médula en Estados Unidos. El único cambio de vestuario que hizo la artista durante el show, fue para usar la camiseta oficial de la campaña de donaciones.
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“Si todos pusiéramos un granito de arena, hacemos una gran playa. Eso estamos logrando (...) Yo he vivido en sangre propia la angustia de mi madre por ver morir una hermana”, contó la artista entre aplausos antes de entregarla al público de Alfombra roja.
Tras el gesto, la mexicana cantó un popurrí de otras de sus rancheras que los fans cantaron de pie: Mi talismán, No entiendo y Ahora.
La mexicana también dedicó un homenaje al fallecido Juan Gabriel: "Yo era tan feliz, yo vivía muy bien… Hasta que te conocí", cantó.
En seguida, se alinearon las canciones suyas que no faltan en karaokes y borracheras de despecho: "Ay amor, no sé qué tiene tu mirar…"; "Luna, tú que lo ves, dile cuánto le amo..."; "Quién como tú, que solo en tus brazos se duerme...". Para esa última pieza, los gritos del público se convirtieron en un bramido.
"Me faltó hacer una encuesta para saber qué canciones querían. Para la próxima prometo hacer una encuesta, si hay una próxima vez. Yo creo que sí va a haber, hay que convencer a Ernesto Arceyut (el productor del concierto)", prometió pícaramente antes del cierre de su show.
Ana Gabriel dejó su canción más querida para el final de su concierto, Simplemente amigos, la cual terminó de cantar de rodillas y con los brazos abiertos hacia sus fans, quienes le entregaron pancartas con mensajes de cariño y la cantante las autografió.
Después de dejar el escenario cantando Cielito lindo, los gritos de "¡Otra, otra!" devolvieron a la mexicana para un segundo cierre en el que bailó Pecado original e Hice bien quererte.
Costó décadas traerla a Costa Rica, pero la primera noche de Ana Gabriel con los ticos cumplió las promesas que ella ofreció al comienzo del concierto: sacar a sus fans de sus preocupaciones cotidianas, ponerlos a sentir, hacerlos saborear la emoción hasta llegar a sus casas.