A tres años y medio de la salida de su primer disco, Las Robertas regresa a las tiendas con Days Unmade, su segundo álbum, el cual podría tener gran repercusión en el campo internacional, pues esta banda de indie rock es –sin duda– uno de los grupos costarricenses con más repercusión en el extranjero.
El disco fue producido por Jon Greene, estadounidense que ha trabajado con bandas alternativas como Dum Dum Girls y Crocodiles, quien produjo las canciones durante la Semana Santa del 2012, en una sesión intensiva de grabación que se alargó hasta por 12 horas diarias.
Ahora, tras dos años de espera, el trío lanzará el álbum bajo el sello disquero Arts and Crafts México, que lo pondrá a la venta en formato digital el 10 de junio. A la vez, la banda presentará oficialmente el álbum en un concierto en Ciudad de México, el 26 de junio.
Esa es solo una de las presentaciones que tendrá Las Robertas en México, país al que viajará este lunes y en el que se presentará el jueves 12 de junio como grupo telonero de las estadounidenses de Warpaint, en el Salón José Cuervo, en el Distrito Federal. Al día siguiente, formarán parte del Festival All My Friends, en Baja California.
La gira que la agrupación emprenderá a partir de esta semana también incluirá una presentación en Pamona, California, Estados Unidos, además de visitas a medios de comunicación y otras actividades promocionales, con el objetivo de que Days Unmade despegue con toda la fuerza posible.
La gira marca su regreso a México y se suma a un currículum de shows internacionales en países como España, Puerto Rico, Colombia, Portugal, Guatemala, El Salvador, Francia y el Reino Unido. No está de más decirlo: Las Robertas es una de esas bandas locales que tienen mayor público fuera del país.
“Por cuestión de género o estilo musical, hay más gente afuera de Costa Rica a la que le gusta lo que hacemos”, le comentó la cantante y guitarrista Mercedes Oller a Noisey (división musical de la revista internacional Vice).
“Yo creo que Las Robertas abrió el ojo internacional a la música alternativa de Costa Rica”, manifestó Oller a La Nación. “Siento que por eso mucha gente se dio cuenta de que esto estaba pasando en Costa Rica. Ahora, la gente no solo ve a Las Robertas, sino también a otros grupos locales y a artistas diferentes que les pueden interesar”.
Tierra. Days Unmade comienza con un beat de batería que se asemeja a una percusión de comparsa de cualquier pueblo costarricense. Entran en la ecuación rasguños frenéticos de guitarra y bajo, segundos antes de que el timbre de Mercedes Oller se pierda –adrede– entre la gruesa capa de sonido.
Si bien la banda ha sido injustamente criticada por muchos paisanos por su supuesta alienación cultural (dado que cantan rock en inglés), basta con escuchar el disco para saber que la identidad costarricense es parte de su sonido.
“Con solo empezar con que nosotros crecimos y vivimos aquí; es inevitable no tener esto como influencia”, alega Monserrat Vargas, bajista y segunda voz, quien también reveló disfrutar de varias canciones de ritmos latinos, al igual que sus compañeros de banda.
“Uno en las fiestas de toda la vida ha escuchado ese tipo de música. Es imposible evitarlo y, además, no queremos evitarlo”, comenta Fabrizio Durán, actual baterista de la banda, quien entró en reposición de Franco Valenciano, baterista original y quien grabó el instrumento en esta nueva producción.
Vargas agrega, rotunda: “Sin intención de sonar como pandereta musical, uno siempre disfruta la música, sea cual sea el género”.
No solo el contexto geográfico y la música que resuena en estas calles representa una influencia, sino también la ciudad misma; Las Robertas es parte de una escena cultural que se desarrolla en plena capital de Costa Rica, y eso se percibe.
“San José es todo para nosotras, porque aquí fue donde nos conocimos y hacíamos reuniones, siempre como en una suerte de alabanza a Chepe porque todo se revolvía alrededor de San José”, recuerda Vargas, mientras Oller cuenta que muchas canciones las escribieron viendo a la gente en la calle o en alguna de las sodas de la ciudad.
Al hablar de estos temas, la banda se aprestaba a tocar en El Steinvorth, uno de los pocos locales de la ciudad que todavía acogen conciertos de música alternativa y en donde ofrecieron el primer concierto de esta gira, la semana pasada.
Sábana. La fotografía de contraportada de Cry Out Loud (2010), disco debut de Las Robertas, muestra una cama sin tender. En algún momento, esa iba a ser la portada de Days Unmade , pero en cambio terminó siendo fuente de inspiración del título del disco; en inglés, days unmade hace referencia a algo que lleva días sin hacerse.
“Creo que la temática de estas canciones es lineal a cuando uno no quiere tender la cama durante días seguidos”, cuenta la bajista Monserrat Vargas. “Para mí, no tender la cama significa algo porque cuando no lo hago por muchos días es que algo anda mal, y eso termina siendo una analogía de nuestra cabeza”.
Las letras del disco son un recorrido por una serie de miedos e inseguridades que tienen que ver con las relaciones sentimentales, interpersonales y del artista con su audiencia. Hay obsesión, ingenuidad, emotividad, desesperanza, paranoia y separación; elementos impregnados al clásico sonido indie, punk, garage y surf de la banda.
La grabación suena más depurada, pero a la vez más orgánica, y las canciones representan un paso al frente en cuanto a evolución sónica. No obstante, la esencia sigue siendo igual a la de hace cuatro años, cuando la banda se formó: que la música transporte la urgencia de las entrañas y que no exista mayor protocolo en la creación.
A pesar de los cambios de alineación, la naturaleza de Las Robertas sigue intacta, con la diferencia de que lo que un día comenzó como una idea de Oller y Vargas para matar el tiempo, expresarse y compartir influencias musicales, hoy es el medio de transporte idóneo para cumplir los sueños de sus integrantes y realizarse como personas.