Moscú. AFP. El triunfo de Ucrania en el Festival de Eurovisión con una canción que habla de la deportación de los tártaros de Crimea ordenada por Stalin, hizo rechinar dientes en Rusia, donde se alzaron voces denunciando una victoria “política” a expensas del candidato ruso.
“Eurovisión se transformó en batalla política”, dijo Alexei Pushkov, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso.
Con Rusia y Ucrania estaban reunidas las condiciones para que la geopolítica animara el concurso, como suele ocurrir.
No es por tanto sorprendente que los rusos vieran con malos ojos que su representante Serguei Lazarev fuera superado por la candidata ucraniana para quedar finalmente en el tercer lugar.
En su canción 1944 , la ganadora Jamala, de Crimea, menciona la deportación de su pueblo por las autoridades soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial. Rusia, que anexó a Crimea en el 2014, vio ahí un sesgo “político” y protestó contra la elección.
“No fue la cantante ucraniana y su canción 1944 los que ganaron Eurovisión 2016, fue la política la que primó sobre el arte”, afirmó a el senador ruso Franz Klintsevich, quien llamó a que los rusos boicoteen la próxima edición que se celebrará en Ucrania.
Los tártaros de Crimea, comunidad musulmana, se oponen a las autoridades rusas desde la anexión de la península ucraniana. Ucrania acusa a Moscú de apoyar militarmente a los separatistas prorrusos. El conflicto ha dejado al menos 9.300 muertos y más de 1,5 millones de desplazados desde el 2014, y tensó las relaciones entre Rusia y Occidente.
Para el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Konstantin Kosachev, “la geopolítica dominó”. Según él, la victoria en Eurovisión puede dar alas a los dirigentes ucranianos y comprometer de esa manera el difícil proceso de paz.
La portavoz diplomática rusa Maria Zajarova ironizó en Facebook, donde escribió que para ganar en el 2017 es necesario escoger una canción a propósito del “sanguinario” presidente sirio Bashar el Asad, apoyado por Rusia .
La televisión rusa, donde restaron importancia a la canción, protestó contra un resultado “ostensiblemente politizado”.
De manera más directa, el diario de difusión Komsomolskaya Pravda publicó en su página web un artículo titulado: “Cómo el jurado europeo robó la victoria de Lazarev”. “No importa que el triunfo de Ucrania moleste al Kremlin”, dijo Ganna Gopko, presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores del parlamento ucraniano. “No es solo una victoria en Eurovision , es la victoria de los valores”, comentó a la AFP.
Hasta ahora, la geopolítica había irrumpido en el Eurovision antes de la final: en 2009 los organizadores rechazaron la canción georgiana We Don't Wanna Put In , vista como una crítica transparente del presidente ruso.