Durante los últimos dos años, el músico costarricense Tapón ha labrado canciones, rimas y mezclas en su estudio de grabación, ubicado en la parte trasera de su casa, en Palmares. El resultado de esa labor le llegará ahora al público.
Esta noche, Tapón –cuyo nombre de cuna es Christian Gómez– revelará su sexta producción discográfica desde que se inmiscuyó en los pasillos de la música cristiana, tras grabar 12 discos seculares.
El álbum se llama Happy y contiene 19 canciones en las que el músico comparte el micrófono con artistas como Redimi2, Mr. Jey, Crea2, Kelvin Rodríguez, El Messenger, Sherwin Gardner, Monty G., Ram1, El Soldado, Fresh, Morrish, su hermano Gonín y su hijo Gabrielito.
La presentación del disco será a las 8 p. m., en el Jazz Café de Escazú, donde varios de esos amigos acompañarán a Gómez sobre las tablas. Además, en el recinto se proyectará –en estreno– el video del sencillo El que cree verá. La entrada costará ¢2.000, pero quienes paguen ¢5.000 se llevarán el disco en sus manos.
Con el concierto para hoy y luego de una gira promocional en Estados Unidos, Tapón conversó con La Nación. Este es un recuento de la entrevista con el cantante.
¿Cuál es el concepto de 'Happy'?
Es un conjunto de enseñanzas. Prácticamente son todas experiencias personales, salvo Dichoso, canción bien fuerte sobre un indigente y sobre quien canto como si yo fuera esa persona. Hablo mucho sobre creer, pero también sobre vivir feliz, tranquilo y en paz.
¿Quién lo produjo?
Lo produje yo, en mi estudio. La mezcla, grabación, masterización, letra y arreglos son míos. Hay instrumentos en vivo: percusión, guitarra, bajo y batería, y otras cosas que sí son secuenciadas, pero la mayoría dea música la hice y toqué yo. El disco está pensado en las oportunidades y lugares donde estoy sonando, como Miami y Puerto Rico.
¿Con qué experimentó?
La única canción dancehall es Hijo de Dios; las otras son roots, pop, alabanza rock, bachata, hip-hop y hasta dubstep. Me agrada experimentar, sin perder la esencia, identidad y visión. Happy es uno de los discos más completos que tengo.
Llama la atención el tema 'Dancehall desechable', de hecho.
Me duele mucho lo que está pasando con el reggae y el dancehall, que se han alejado de su propósito espiritual. Algunos están metiendo cosas de ocultismo y satanismo que nada tienen que ver con el reggae. En esa canción, me pronuncio y doy una posición tajante, pero sin juzgar: quiero contarles cuál es mi forma de vida para que la conozcan y ojalá pongan su talento en las manos de Dios, porque eso puede potenciar mucho lo que usted hace, como ha pasado conmigo.
Mezcla asuntos cotidianos con religiosos, y se sale del cliché y repetición de la música de alabanza.
Siempre trato de proponer algo diferente. He sido un incomprendido, y seguro por eso tuve que montar mi estudio y hacer mis videos. En la música cristiana, quiero proponer algo distinto, porque a veces se me tornaba muy repetitiva, trillada y un poco cliché; no está mal, porque hay música que es necesario que sea así, pero yo quiero compartir principios bíblicos de una manera en la que todo el mundo los pueda entender, y creo que en parte eso es lo que ha dado éxito.
¿Cuál es su relación con las canciones que lo hicieron famoso?
Creo que para estar aquí tuve que haber pasado por ahí. Tuve que pasar por ese proceso para ser el ser humano que soy hoy, y si me preguntan que si me arrepiento de esas canciones, pues, tal vez no, porque de ellas aprendí. Como tengo seis discos cristianos, siento que ya no hace falta cantar las canciones viejas; no por un asunto religioso, sino porque ya no son necesarias y porque la visión es muy diferente. El 90% del público que va ahorita a mis actividades es para escuchar las canciones nuevas.
Nota: Este artículo se actualizó a las 10:37 a. m. del 28/05/2014.