"Todo es gigante", repetía Adrián Castro sentado en un palco del Melico Salazar. No puedo dudar de sus palabras; así lo veía yo también: gigante... el escenario, el montaje, el trabajo de producción, la coordinación: todo. Lo que sucedía ahí, a pocos días de estrenar, era extraordinario a mis ojos.
Castro es el director escénico y uno de los productores ejecutivos de West Side Story, el ambicioso musical de Broadway que se instalará en Costa Rica en manos de talento local. Amable y tranquilo, pero un tanto ansioso, el martes explicó que una de sus preocupaciones es el que el público no esté al tanto de las dimensiones de esta apuesta monumental.
A mí –que hasta que entré ese día al teatro me interesó por primera vez el montaje y que poco conozco de la obra original– me pareció una preocupación válida. Sin embargo, con unos minutos de observar al equipo de trabajo y contagiarme de su elevada emoción, la indiferencia se transformó, por lo cual escribí un recordatorio en el celular: "Comprar entradas para West Side Story".
Es –desde antes de su estreno, que será mañana, sábado 2 de mayo– una de las producciones de artes escénicas más ambiciosas que se hayan intentado hacer en el país, con un costo que –según la productora general, Marysela Zamora– ronda el medio millón de dólares (unos ¢269 millones) y respaldado por un año de trabajo.
Con más de 100 pares de manos, este esfuerzo (una coproducción entre la debutante Luciérnaga Producciones, el Centro Nacional de la Música y el Teatro Melico Salazar) ha sido el necesario para traer al país una de las obras de teatro musical más importantes de la historia, cuyo libreto es de Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim.
Inspirado en la historia de Romeo y Julieta, el musical relata la rivalidad de las pandillas de Jets y Sharks en el Nueva York de los años 50, y el romance que, en medio de la riña, nace entre los protagonistas Tony y María, en este caso interpretados por Miguel Mejía y Silvia Baltodano.
"Creo que me estoy preparando para este rol desde que decidí que quería hacer teatro musical", afirmó Baltodano en medio de los preparativos en el recinto, los cuales comenzaron el domingo y que –dadas las dimensiones del escenario y el montaje– todavía el martes no culminaban.
"Es uno de los roles de mis sueños. Los requisitos técnicos de María son bastos y se requiere un entrenamiento de mucho tiempo. Quiero ser una María diferente; la gente dice que es el personaje más aburrido y es cierto: es el estereotipo de la joven que se enamora del muchacho equivocado.
"Pero no es así, todo mundo tiene millones de capas y es el rol del actor reflejar eso; entonces, María no es solo es eso; es muchas cosas más: hay ilusión, sed por aventura, culpa, gran crecimiento, duda, amor de diferentes maneras... Hay tantas cosas tan sutiles, y yo espero poder representarlas todas", comentó la actriz.
En negritas va la palabra "diferente", pues si algo tiene esta iniciativa es eso: el ímpetu por darle al público y a la escena artística algo distinto y de calidad; algo que logre probar que estamos para grandes y buenas cosas.
Escuela. West Side Story supone un aprendizaje desde todos los frentes. No solo el público no está habituado a una oferta de musicales bien logrados, sino que no existen en el país artistas preparados específicamente para la labranza del teatro musical, por lo que una ejecución positiva sentaría un precedente en el gremio.
El teatro musical necesita personas que puedan actuar, bailar y cantar, algo para lo que muy pocos en el elenco estaban preparados; Baltodano, por ejemplo, estudió teatro musical en Londres. En medio de las audiciones para la obra se hicieron talleres en las tres ramas para fortalecer las capacidades de todos.
"En el elenco hay unos que hacen danza y son músicos; se da la combinación en algunos casos de dos disciplinas, mas no de las tres. Sin embargo, el hecho de que sean artistas escénicos les da la sensibilidad como para poder absorber los conocimientos necesarios para sacar la tarea adelante con un trabajo muy intensivo", contó Winston Washington, director de actores y jefe de escena.
Winston dijo que el proceso ha transformado a todos los participantes y considera que esta producción es una plataforma y una catapulta a la vez: "Que haya gente que no sabía que tenía las cualidades para teatro musical y que estén acá les cambia la vida, y creo que, definitivamente, deja la espina para que en el país se invierta en proyectos de esta magnitud y con esta proyección".
A cinco o seis metros se encontraba Ramiro Ramírez, director del Coro Sinfónico Nacional y encargado de replicar –al frente de 35 músicos– la partitura de Bernstein desde el foso del recinto y en total coordinación con el guion y la interpretación actoral.
El director acomodaba milimétricamente los asientos de sus músicos y no dejaba de pensar en posibilidades. "Hay muchos directores que en toda la vida profesional no llegan a tener el chance de agarrar esta partitura y poder dirigirla. Claro, es un reto para el director y un reto más grande para los músicos; es un gran privilegio", me dijo cuando finalmente se sentó en una de las butacas.
"Esta partitura es una magia de lo que Bernstein hace con un muy buen libreto y cómo lo escribe en un lenguaje muy contemporáneo en su momento, con todo el jazz y toda la parte del ensamble de percusión que utiliza, la combinación de timbres, el tipo de orquestación...", agregó.
En el teatro, el martes, estaban todos en la misma frecuencia: conscientes de que el desafío es descomunal, pero también de que la oportunidad de emprenderlo es un parteaguas en sus carreras y quizá incluso hasta en el gremio.
Días antes, la productora Zamora explicó que la producción "implica un cambio de mentalidad y de estándares". Se trata, en sus palabras, de un esfuerzo conjunto desde varios frentes y con soluciones creativas a los problemas "en un país donde no existen las facilidades de países con largas carreras y experiencia en espectáculos de esta altura".
Barra. West Side Story inaugurará mañana su primera temporada de 10 funciones en el Melico Salazar, pero los derechos que compró la productora son por un año; dependerá del éxito de los primeros espectáculos el que la obra pueda alargarse y que este esfuerzo se explote todavía más.
Si al igual que me pasó a mí, usted no tenía idea de la magnitud de este montaje, se sorprenderá de saber que utilizará toda la capacidad del recinto, no de butacas, sino de posibilidades en el escenario. La escenografía fue realizada por estudiantes de la Universidad Véritas con supervisión de profesores de arquitectura y diseño del espacio interno, y no se puede explicar sin utilizar palabras como "enorme".
El libreto fue traducido al español y adaptado a la sociedad actual. "No está traducido a un español neutral, sino a un lenguaje costarricense que, si bien no es coloquial, es un español que todos podemos entender", dijo Baltodano. "Contamos historias que si siguen siendo contadas alrededor del mundo es por algo, y era importante para nosotros que todas las personas que se sienten a verlo sientan esa conexión; que no sea algo lejano sino cercano".
"Nunca se ha hecho algo así de grande en este país y mucha gente no entendía por qué necesitábamos tanto tiempo, porque realmente lo estamos haciendo como una producción de Broadway en Costa Rica", añadió la actriz.
Mientras dice eso y no termino de asombrarme, recuerdo una frase de Washington horas atrás: "En el pasado no sé qué frenó musicales grandes; sin embargo el comentario general ha sido que en el país no existen el talento ni las personas con cualidades para llegar y sacar la tarea, y el hecho de que estemos aquí terminando los últimos detalles de escenografía para montar West Side Story demuestra todo lo contrario".
Como alguien que antes de reportear este artículo no tenía interés alguno en la obra, creo que si hay algo que tiene el potencial de callarnos la boca a nosotros los escépticos es esta producción. ¿Que si cumplirá? Habrá que ver, pero darle una oportunidad a este proyecto parece encomiable.
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¿Qué es teatro musical? El teatro musical es una rama artística que une disciplinas como música, actuación y danza, desarrollado a mediados del siglo XX en Estados Unidos, aunque existieron concepciones en el siglo anterior. Teatros como Broadway y West End han sido históricamente recintos en los que los musicales tienen cabida y éxito. Muchos musicales han sido adaptados para el cine, y West Side Story es uno de los más reconocidos de la historia, como obra y como película.
Entradas y funciones: Del sábado 2 al miércoles 13 de mayo, West Side Story acaparará el Teatro Popular Melico Salazar, en San José, mediante diez funciones. Los precios de las entradas son: ¢13.000 (cuarto piso), ¢15.000 (palco del tercer piso), ¢20.000 (balcón del tercer piso), ¢25.000 (palco del segundo piso), ¢30.000 (palco del primer piso), ¢32.000 (balcón del segundo piso) y ¢37.000 (luneta); estos precios no incluyen cargos de servicio. Los boletos están a la venta en LaBoletería.co.cr y sus puntos de venta; en el sitio también podrá encontrar los horarios de las funciones.
Cifras: $500.000 (costo estimado de la producción) / 30 actores bailando y cantando / 35 músicos en el foso del teatro / 300 personas que audicionaron / 74 vestuarios hechos a la medida / 130 minutos dura el espectáculo.