El 17 de febrero de 1940 nació quien es conocido como el “Frank Sinatra mexicano” o, bien, el sucesor de Pedro Infante.
Ese día llegó al mundo aquel hombre que innovó por completo las rancheras; sí, hace 75 años nació Vicente Fernández, quien ha lanzado más de 40 discos, ha participado en más de 30 películas y ha vendido más de 70 millones de copias de sus producciones en sus cinco décadas de carrera.
Aunque estaban emocionados por la llegada del bebé, sus padres –la ama de casa Paula Gómez y el ranchero Ramón Fernández– no podían dejar de inquietarse por las necesidades económicas por las que pasaría su hijo en el pueblo de Huentitán, en Jalisco, México.
Chente –apodo que lo sigue desde niño– no entendía esas preocupaciones ni le interesaba hacerlo. A sus 6 años solo quería matar la curiosidad que sentía por la música, pero no fue hasta 24 meses después cuando pudo quemar fiebre con una guitarra que le regalaron en el pueblo.
Sus conocimientos para tocar el instrumento eran nulos y la gente se percataba de eso cuando él rasgaba las cuerdas con sus uñas, según le contó hace poco al diario mexicano El Universal .
“Yo, en serio, no sabía tocar nada, pero me gustaba sentir que estaba haciendo buena música. Yo solo me la creía y con eso estaba más que listo para seguir”, recordó Chente.
Unas cuantas semanas después, recibió clases de guitarra con énfasis en la música folclórica. “Era lo que me interesaba en el momento”, justificó.
A partir de entonces, Vicente comenzó a buscar la forma para construir su futuro como músico y en especial después de conocer la trayectoria de uno de sus ídolos, el inmortal Pedro Infante.
“Desde lo que puedo recordar, iba a ver las películas de Pedro y le decía a mi mamá: ‘Cuando yo crezca, voy a ser como él’. Ella nunca me creyó”, le dijo el Charro de Huentitán a ese diario.
Quedar bien ante los demás nunca fue su motor. Desde joven solo le interesaba convencerse a sí mismo de lo bueno que era, por lo cual, en 1954, cuando tenía 14 años, entró en un pequeño concurso de canto que hicieron en Guadalajara. Ganó el primer lugar.
Eso le dio la suficiente gasolina para presentarse durante nueve años en cuanta boda o restaurante lo contrataran. Eran actividades locales y de bajo perfil, “pero por algo se empieza”, aseguró en una entrevista con la revista TV y Novelas .
A principios de 1963, su madre Paula Gómez murió de cáncer, mismo padecimiento que le afectó la próstata a Vicente en el 2002 y que lo convirtió, en el 2014, en la cara de una campaña en México contra esta enfermedad.
En medio de la tristeza por la partida de su mamá, tuvo una alegría: su matrimonio con María del Refugio Cuquita Abarca, a quien conoció en Guadalajara y con quien, posteriormente, tuvo cuatro hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra.
Sin embargo, por encima de ser papá, quiso dedicarse de lleno a su carrera y, para ver si avanzaba, a los 24 años se unió a algunos de los grupos de mariachis más reconocidos de México, como el Mariachi Amanecer de Pepe Mendoza y el de José Luis Aguilar.
“Quería seguir cantando en restaurantes, pero necesitaba más presencia y por eso cuando ellos me aceptaron fue un gran paso en mi carrera. Todos ellos me convencieron de mudarme a la Ciudad de México”, aseveró Fernández a El Informador .
Cuando 1965 estaba por terminar, Chente aceptó los consejos y se fue para el Distrito Federal. Desde su primer día en esa ciudad, comenzó a tocar puertas en diferentes disqueras para pedir una audición; fue rechazado una y otra vez. No fue hasta que, por cuestión de suerte, pudo colarse en la programación de XEX, la estación de radio más importante de México en esa época.
Momento justo. Sonar en esa emisora le comenzó a dar fama local. No obstante, por más extraño que parezca, lo que lo catapultó al éxito fue la muerte en 1966 de Javier Solís, el cantante de bolero ranchero más popular de México.
Como ya las disqueras no tenían representante de este género, buscaron a Vicente y fue así como, en ese mismo año, él firmó su contrato con CBS México (hoy, Sony Music) y grabó sus primeros éxitos: Tu camino y el mío , Perdóname y Cantina del barrio .
Al año siguiente publicó su primer disco, La voz que usted esperaba (1967); seguido por Palabra de rey (1968) y Ni en defensa propia (1969).
Las canciones de esas producciones comenzaron a formar parte del repertorio de todo mariachi que se respetaba.
Para ese tiempo, Fernández ya era conocido en México, pero, como él quería seguir los pasos de su ídolo, Pedro Infante, buscó la forma de aparecer en la pantalla grande. En 1971, debutó en el cine en Uno y medio contra el mundo , una comedia en la que dos jóvenes ladrones se enamoran.
Su primer gran éxito cinematográfico fue La ley del monte (1976), del director Pedro Antonio de Alarcón. Allí, él –en el papel de Maclovio Arrieta– protagonizó una cinta ambientada en la época del porfiriato (periodo histórico durante el cual el ejercicio del poder en México estuvo bajo control de Porfirio Díaz) y la Revolución mexicana.
Paralelo a esto, Vicente estaba intrigado por la potencia de voz de su hijo Alejandro –que tenía 4 años–, por lo cual, en 1975, lo subió a un escenario de México para cantar juntos. “Fue bien emotivo”, recordó.
¿Quién diría que 30 años después ese niño se convertiría en el Potrillo y que haría duetos con su padre alabados por la crítica?
La popularidad de Vicente no era para nada despreciable, pero quería más. En 1976, de la mano del compositor Fernando Maldonado, sacó la canción Volver, volver , que rompió los récords de venta; hoy uno de los tremendos himnos de la música ranchera junto a El rey (1980).
Por esa razón, a principios de los años 80, los medios de la música mexicana lo apodaron el Ídolo de México.
“Siempre he dicho que no hay grandes compositores, sino grandes canciones. Y nunca he dicho que soy compositor. Es un trabajo muy difícil, sin embargo, algunas ideas me han llegado y cuando eso sucede, corro a tomar una pluma y escribir unas cuantas frases”, se lee en la página oficial del cantante.
Es la diferencia (1982), Dos corazones con Vikky Carr (1987) y El cuatrero (1987) fueron discos relevantes para su carrera, mientras que en la década de los años 90 fue homenajeado con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y fue incluido en el Salón de la Fama de la revista Billboard .
¿Adiós? El legado de Vicente Fernández seguía creciendo en los 2000, pero también una avalancha de malas noticias lo arrolló de forma descomunal. En el 2002, le diagnosticaron cáncer de próstata, el cual logró superar. Aun así, en el 2013, lo operaron exitosamente de un “carcinoma hepático”.
Tras una pausa obligatoria, Chente volvió a los escenarios para promocionar uno de sus discos más importantes, Para siempre , el cual tenía el éxito Estos celos . Este fue el álbum latino más vendido en Estados Unidos en el 2008 y la canción que le da nombre a la producción se convirtió en el tema principal de la novela mexicana Fuego en la sangre .
En los últimos años, Vicente se hizo acreedor de muchos reconocimientos, incluyendo el Grammy Latino (2008), Premios Lo Nuestro (2009), Premios Billboard (2009) y Cuatro Premios Oye (2008). Además, fue nominado en Premios Juventud de Univisión del 2009 y, en febrero de este año, alzó la estatuilla del Grammy en la categoría de mejor álbum regional mexicano.
Paralelo a esa entrega de galardones, los medios hacían eco del festejo por los 50 años de casado que cumplió el artista con Cuquita. Años antes se dio a conocer que el mexicano tuvo un hijo fuera de ese matrimonio.
“Decirle a mi esposa que la había engañado fue lo más duro que me pudo pasar. Ella cuando lo supo solo me dijo: ¿Quieres un cigarro? Ahí se terminó la conversación”, recordó el charro en entrevista con el programa Sábado Gigante .
En ese mismo espacio, el intérprete aclaró que nunca le había faltado el respeto a su esposa. ¿Por qué? Durante varias semanas, la prensa rosa de México titulaba una y otra vez: ‘Vicente Fernández agrede a su esposa’.
Superado ese torbellino, el mexicano sintió que llegó el momento para despedirse de los escenarios en el 2012.
Tres años después, Chente no ha concluido ese tour : desde problemas en su salud hasta indecisión para escoger el recinto para su último concierto han marcado este tour del adiós.
75 años han pasado desde que aquel niño –impaciente por tocar la guitarra– nació. Tal como siempre se lo propuso, les dio un giro a las rancheras, mismo género que, según él ha dicho a la prensa, será el que lo despedirá cuando se vaya de este mundo.