Los gritos intensos de sus seguidores de hueso colorado marcaron el comienzo del concierto. A las 9:10 p. m., un video anunció la llegada de Ricky y, sin duda, era el momento de tener una descarga de música del presente y el pasado.
Cantando Será será , recibió la primera ovación del público. Vestido completamente de negro, y dentro de una de las jaulas de lo que es la escenografía de su concierto, saludó diciendo: “¡Hola, San José!”.
Un gran salto al pasado fue lo que dio, cuando entonó Enciende tu motor , un clásico de su discografía, pero con un sonido más electrónico. Ver al artista que se sigue y se ama, hace que pronto se olvide el frío –provocado por el viento y la intensa lluvia–, en especial si el ídolo se desabrocha su camisa, dejando al descubierto parte de su torso.
Esa jaula, muy similar a un grupo de andamios de construcción, pero decorado con luces multicolores, tenía una participación destacada. Él se suspendía, bailaba y cantaba Déjate llevar .
“¡Buenas noches, San José! ¿Cómo estás? Muchas gracias por estar aquí. Mucha gente me preguntó si cancelaba el show por la lluvia, y yo dije: ‘¡¿Estás loco?!’ ¿Estamos listos para cantar mi gente?”, gritó el boricua, exaltando los ánimos.
Huella. Hay temas que marcan la vida de un artista, de esos que se clavan tan profundo en la historia personal de cada fanático, que con los primeros acordes todos saben de cuál se trata. Eso, justamente, es el efecto que se dio en el público, cuando un piano modeló los primeros acordes de Vuelve .
Tal vez no era el estadio Saprissa entero, pero todos los que estaban ahí ofrecieron un hermoso coro para este tema.
Dentro de sus capas, sus abrigos y algunos con un patí en mano, vieron en formato audiovisual parte de la historia de Kupono, un bailarín homosexual que invitaba al respeto. Mientras eso ocurría, en el escenario, el rey de la noche preparaba su primer cambio de vestuario.
Para llevar al público a finales de la década de 1990, Ricky Martin regresó al escenario con Livin’ la vida loca , un éxito que cantó en el tradicional spanglish .
El protagonista de esta fría noche conoce su oficio al pie de la letra, sabe que bailar es importante, y que si lo hace con movimientos sensuales más éxito tendrá del público, como dieron fe los intensos gritos de sus fans , cuando interpretó She bangs y Shake your bon bon .
Un nuevo cambio de vestuario y un viaje aún más atrás en su historia musical. Ahora regresaba con un sonido menos electrónico y más latino, donde la percusión, trombón, trompeta, saxofón y cajón peruano tenían mayor protagonismo en su show .
Desde las graderías, pero en su mayoría bien sentados y con las manos en las bolsas, sus fans cantaban María ; todos recordaban a la perfección el coro.
“Tu recuerdo sigue aquí, como un aguacero” , cantaba el boricua, pero esas palabras eran literales, para una noche en donde la lluvia se negaba a dar tregua.
Tu recuerdo era otro de esos temas en los que jóvenes y algunas no tan jóvenes lo acompañaron. Sobre el escenario, Martin seguía desprendiéndose de su ropa; ahora cantaba con una camiseta sin mangas que dejaban ver claramente sus tatuajes, el ancho de sus brazos y, de seguro, desataba infinidad de pensamientos entre los miles que le aplaudían al terminar.
“Me gustaría visitar el comienzo de mi carrera, quisiera cantar una canciones que significan mucho para mí”, anunció.
A esto, sus acérrimas seguidoras –y seguro algún fanático– le gritaron: “¡Rico, rico, rico!”.
En un formato acústico, guitarra y cajón peruano, modeló sencillos como El amor de mi vida , Fuego contra fuego , Te extraño, te olvido, te amo . Lo que bien se aprende no se olvida, algo que le demostraron las almas que vivían con intensidad este popurrí de canciones “corta venas”.
A las 10 p. m. el espectáculo continuaba, él cantando Frío y muy cerca dos bailarinas que le coqueteaban enfundadas en un corsé y con un látigo en mano.